Ya en la calle el nº 1040

¿Gobernantes sabios para evitar la explotación de la mina de Gilico?

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Antonio Luis Terrones Rodríguez

Investigador de la Universitat de Valencia y del Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

Los últimos informes del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) alertan de la grave y preocupante situación por la que atraviesa la biosfera. Además, numerosos estudios científicos de las principales revistas de investigación especializadas en la materia, destacan la importancia de la gestión local y su influencia en el sistema global. Es decir, existe una evidente conexión entre la administración de las problemáticas locales y su impacto en la situación global. En ese sentido, el reconocimiento de esta conexión representa un acto de responsabilidad y, a su vez, un cultivo y fortalecimiento de la conciencia ciudadana e institucional para promover acciones de cuidado en el entorno más próximo.

En el año 2015 se inició institucionalmente en Cehegín una puesta en valor del cuidado ambiental para declarar al municipio como territorio libre de fracking, con el apoyo de todos los partidos políticos, a excepción del Partido Popular. Esta iniciativa ciudadana culminó en 2018, sumando a esta localidad al conjunto de los territorios libres de fracking y presionando al partido de la derecha para un cambio de posición. Han pasado siete años desde una iniciativa ciudadana que sirvió para combatir la usura de una empresa multinacional canadiense que intentó explotar esta tierra sin importar las consecuencias devastadoras para toda forma de vida.

Una vez más es necesario activar la movilización ciudadana, esta vez para evitar la explotación minera en el paraje de Gilico, situado entre los municipios de Cehegín y Calasparra. El impulso de la actividad minera profundizaría la degradación ambiental en la comarca del noroeste murciano. La organización de la movilización ciudadana es posible tras la articulación de iniciativas de concienciación y apropiación cívica del medio natural. Una apropiación simbólica que constituiría el tejido de un vínculo con la tierra y el agua que nos ha provisto de existencia. Asimismo, significaría un llamado de atención a las instituciones políticas responsables para garantizar la protección y cuidado de toda forma de vida en este territorio, frente al interés económico de una empresa que representa una seria amenaza para nuestro hábitat.

El desafío ambiental en el que nos sitúa el Antropoceno dibuja un llamado que exige respuestas urgentes. En este sentido, es preciso alertar de la inminente catástrofe ambiental que podría suceder tras la explotación minera en Gilico. Igualmente, el cuidado de nuestro hábitat natural constituye una decisión responsable encaminada a la protección de las futuras poblaciones de esta comarca. A modo de enseñanza, el filósofo clásico Aristóteles subrayó en el libro VI de su Ética a Nicómaco que la phronēsis, traducida como sabiduría práctica, debía impregnar el carácter humano como una virtud para llevar a cabo buenas deliberaciones, sabias elecciones y juicios sosegados. Así pues, si los gobernantes del Ayuntamiento de Cehegín y el Gobierno de la Región de Murcia están verdaderamente preocupados por la vida, sería razonable solicitarles que cultivaran esta virtud en un tiempo cada vez más condicionado por la vulnerabilidad ambiental.

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