Ya en la calle el nº 1041

“Gibson”, en bancarrota, podría “desconectarnos” de sus prestigiosas guitarras

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

PEDRO ANTONIO HURTADO GARCÍA

De poco le ha valido manejar casi la mitad del mercado de esas unidades que superan los dos mil dólares en el complejo mundo de las guitarras eléctricas, porque todas las rocambolescas medidas esgrimidas no le han servido a la multinacional empresa de guitarras de prestigio mundial, “Gibson”, para poder eludir su desembarco en esa protección económica legal, existente en EE.UU., que posibilita la reestructuración industrial, lo que, indudablemente, pasa por centrarse, de nuevo, en el diseño y fabricación de guitarras de primer nivel y abandonar el mercado convencional para los jóvenes que comienzan y que, hoy por hoy, generan menos ilusión y ganas de formar grupos, absorbidos por los juegos electrónicos, y a la menor ambición reinante en tal sentido.

Ha servido a “los grandes”.- Por lo ocurrido a la compañía “Gibson Brands”, hasta el mismísimo Eric Clapton temía que pudiera haber llegado el final de la guitarra eléctrica ante el enorme bajón de sus ventas. Y es que estamos hablando de una de las marcas más prestigiosas del mundo, junto a “Fender”, “Rickenbacker” y muy poquito más. No obstante, la propia Gibson, empresa que atendió a clientes de la talla de B.B. King, cuya inseparable “Lucille” es de la marca, Elvis Presley, David Bowie o Lenny Kravitz, entre otros muchos, también comercializaba los pianos “Baldwin”, así como las guitarras “Les Paul”, algo mítico en el escaparate “guitarrero”, pero también las “Flying V”. “SG”, “J45”, “Humminbird” o “Explorer”, porque más de un siglo de existencia da para eso y para no poder asumir, fácilmente, la precaria situación financiera de la compañía, tras tantos años de éxito ininterrumpido. 

Dominó el sector como nadie.- Propietaria, además, era “Gibson Brands”, de marcas tales como los órganos “Wurlitzer”, las guitarras “Epiphone” y “Dobro” o los altavoces “Cerwin Vega” y “KRK”. Ahora, se deshace de su filial “Gibson Innovations”, fabricante de productos electrónicos de gran tirada, como altavoces y auriculares, una variante del negocio que compró a Philips con criterio diversificador, idéntica razón por la que adquirió la mercantil japonesa Onkyo. En todo caso, una empresa que se ha visto afectada por la bajada de precios, un inferior consumo y un azote económico derivado de la menor proliferación de bandas musicales, pese a haber gozado de épocas en las que ha vendido 170.000 guitarras en un ejercicio y generado ingresos por más de mil millones de dólares anuales. Ojalá se pueda reflotar la compañía y que nos mantenga, así, disfrutando de ese instrumental tan selecto que siempre ha brindado a nuestros grandes artistas. Buenos días.

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