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¿Fisioterapia y teleintervención? ¿Son compatibles?

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Concepción Martínez Robles

Mª Concepción Robles Martínez

Fisioterapuetas CDIAT AVANZA (Asociación APCOM)

Durante el periodo de confinamiento en la pandemia nos vimos obligados a trabajar de esta forma sin tener otra alternativa. ¿Cómo nos lo planteamos desde el área de fisioterapia?

El primer paso fue pensar en las familias, cómo poder ayudar a sus hijos sin que les supusiera un sobresfuerzo añadido a la situación que estábamos viviendo. De forma simultánea, nosotras, las profesionales, estuvimos recibiendo formación para llevarlo a cabo con la mayor eficacia posible.

Inicialmente fuimos hablando con las familias, escuchando sus necesidades y preocupaciones, conociendo su entorno, los espacios físicos de la vivienda que nos pudieran ayudar a conseguir los objetivos propuestos, ya que a nivel motor esto podía ser muy útil para planificar las actividades propuestas.  En esta primera toma de contacto, intentamos tranquilizarles y transmitirles que esta modalidad de intervención iba a ser algo nuevo para todos, pero que estaríamos disponibles en cualquier momento que nos necesitasen, adaptando las actividades a sus posibilidades, que eran muchas.

Tras estos primeros pasos en el mundo de la teleintervención, comenzamos a buscar actividades orientadas a mejorar el desarrollo motor de los niños, en colaboración con las familias. Nuestro trabajo partía de los objetivos que nos habíamos propuesto durante el curso, pero estos ahora, adaptados a poder realizarlos en casa durante nuestras sesiones de teleintervención, y en la medida de lo posible, introducirlos en sus rutinas diarias, lo que en ocasiones lo hacía más factible para la familia, a la vez que trabajábamos su funcionalidad para los niños en el día a día.

Lo primero fue preparar una serie de actividades para cada niño, en base a sus necesidades y a las posibilidades de su entorno, tratando que fueran divertidas y atractivas para ellos. En estas orientaciones, que eran preparadas semanalmente, indicábamos tanto en qué consistían las actividades propuestas, como los materiales que utilizaríamos. Una vez preparadas, se enviaban a las familias utilizando los diferentes medios informáticos que estaban disponibles. En aquellas actividades que pensábamos podían ser más complejas o más específicas, adjuntábamos imágenes o vídeos en los que las profesionales realizábamos las actividades, consiguiendo así explicar de forma más clara nuestras propuestas.

Lo segundo era contactar con las familias, utilizando diferentes redes sociales, y en ese momento, nuestras casas y las casas de las familias se convertían en salas de fisioterapia: un sofá o una mesa se transformaban en camilla, una manta en el suelo en colchoneta, los palos de escoba y latas de refrescos en escaleras, pajitas, pinzas, botellas de plástico… en elementos súper versátiles para trabajar la motricidad fina… Y así numerosos recursos que tenemos en casa habitualmente, abrían un mar de posibilidades. Y con todo el material preparado, al contactar con las familias comenzaba la acción: a veces con modelaje, interviniendo ellos en su casa a la vez que nosotras lo hacíamos en la nuestra con un material similar, otras veces realizando actividades de forma simultánea, el adulto con su niño en casa, y nosotras con un muñeco, y también interactuando con los niños (generalmente en el caso de los más mayores) a través de la pantalla, haciendo los dos lo mismo.

Pero la teleintervención llegó más lejos, en aquellos casos en que no se podía tener una conexión en directo, conseguíamos hacerla a través de una comunicación por videos, en los que se realizaba un feedback tanto por parte de las familias como de las profesionales.

Teniendo todo esto en cuenta, como respuesta a la pregunta inicial, decimos SÍ, sí se puede trabajar fisioterapia con teleintervención, a pesar del reto que supone.

Gracias a su implicación, y al trabajo coordinado con nosotras, las familias fueron descubriendo que son capaces de hacer muchas cosas, que creían que no, para ayudar a sus hijos a seguir progresando desde las tareas cotidianas, como se ha visto reflejado en su evolución.

Además, con este tipo de intervención hemos descubierto una forma distinta de trabajo que nos puede ayudar a seguir trabajando con los niños y las familias ante adversidades como la que estamos viviendo en estos momentos. Lo que nos ha servido para enriquecernos como profesionales y conocer el gran potencial estimulador de las familias y de los niños en su entorno.

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