Ya en la calle el nº 1040

Fallece la querida e inolvidable Paloma Gómez Borrero

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

PEDRO ANTONIO HURTADO GARCÍA

Después de haber dedicado nuestros respetuosos obituarios a grandes de la comunicación como Jesús Hermida, Concha García Campoy, Manu Leguineche o Constantino Romero, no sería justo ni honrado no ofrecer nuestro tiempo, nuestro espacio, nuestra atención e, igualmente, nuestro respeto a la inolvidable Paloma Gómez Borrero, esa mujer a la que, de haber estado todavía entre nosotros Rocío Jurado, le habría cantado, en su triste despedida, con sentimiento, cariño, coraje artístico y mucha verdad, aquello de “Paloma Brava”.


Madrileña de nacimiento, de sentimiento, de ejercicio y de adopción que eligió, igualmente, la capital de España para despedirse de este mundo (18-08-1934/24-03-2017) después de tantos y tantos años en Roma, sirviéndonos con puntualidad, rigor, seriedad, documentación y detalle la información del Vaticano, del Papa que en cada momento ha ocupado esa responsabilidad a lo largo de su vida activa y de todos los acontecimientos que ofrecía la Santa Sede, porque así de precisa, de autoexigente, de eficaz, de profesional y de ejemplo de periodismo se mostraba María Paloma Gómez Borrero, que era su verdadero nombre completo, quien se nos ha marchado para siempre a los 82 años de edad y, seguro, para ocupar un lugar privilegiado entre esos Papas con los que tan cercana relación mantuvo y que ahora son Santos, en algún caso, que le esperan en ese paraíso celestial en el que continuará, sin duda alguna, siendo tan agradable, atenta, simpática, cariñosa y dicharachera como siempre lo fue en este mundo material nuestro.
Una fugaz enfermedad acabó con su vida
Hacía solamente dos semanas que había sido diagnosticada de un cáncer de hígado que le mantenía ligada a una cama de hospital desde unos días antes, pero, salvo eso, no ha dejado de ejercer, trabajar, moverse con su inquietud habitual y luchar por lo que tango le gustaba y a lo que siempre se entregó con pasión: el periodismo de información al que dedicó toda su vida. Y, en todo momento, sin perder su inquebrantable sonrisa, su chispa, su buen humor y su frase simpática, cariñosa y siempre bienvenida, la misma que le valió para ganarse la confianza de los Papas, de hasta la más sencilla responsabilidad vaticana y de todo el clero, colectivos con los que mantuvo relación de auténtica y sana amistad, porque sabía hacerse de querer con pasmosa y clara facilidad.
Acertadísima con sus vaticinios sobre futuros Papas
Una mujer que vaticinó nombres de Papas que saldrían del correspondiente cónclave y que acertó en varias ocasiones, porque estaba muy ligada a los entresijos, pensamientos, criterios y valores que se movían en ese ambiente, pues era trabajadora incansable y persona de tanto rigor que le gustaba estudiarlo todo milimétricamente. Son muchos los españoles que, contando con marcado nivel, destacada relevancia y alto rango de autoridad, vieron conveniente contar con el concurso de Paloma Gómez Borrero para poder visitar al Santo Padre, porque ella era una mujer muy especial que sabía ganar espacios complejos al actuar, permanentemente, como una auténtica conquistadora.
Pegadísima a la Santa Sede
Los portavoces del Vaticano, incluído nuestro cartagenero paisano, Joaquín Navarro Valls, siempre mantuvieron una especial relación con esta mujer tan pegada a la Santa Sede, a la fe, al catolicismo y a los mensajes de la iglesia, lo que llevó a gala y de lo que presumió humildemente, a pesar de las penalizaciones que nuestra sociedad, cada vez más despojada de valores, aplicaba sin compasión. Para nosotros, que ya tenemos una edad, nunca fueron iguales las informaciones de los cónclaves, a la espera de la “fumata blanca”, sin el concurso y participación de esta mujer que conocía del Vaticano todos los vericuetos, sus jardines, dependencias, esquinas y toda su gloria arquitectónica, museística, histórica y religiosa en la que creía ciegamente y practicaba con auténtica devoción y fervor sencillo, pero natural e intenso.
Querida, valorada y respetada por todos
Se supo querida, valorada y respetada por todos y, además, siempre lo agradeció con su sempiterna sonrisa. Escribió y publicó varios libros, recibió múltiples premios, sumó casi una treintena de vueltas al mundo al seguir y participar en los viajes de cuatro Papas durante el más de medio siglo que ejerció la profesión, periodo del que tres décadas las vivió en Italia, concretamente en Roma y en la Santa Sede, ejerciendo como primera mujer corresponsal de Televisión Española en el extranjero, así como de la Cadena Cope. Por el tanatorio de Tres Cantos, donde fue velado su cadáver, desfilaron, compungidos, compañeros de profesión, artistas, personas de la política, la Iglesia, la economía, la cultura y la sociedad en general.
Lo esencial, la familia y su profesión
Siempre dijo que lo que más amaba era su familia y su profesión. Estaba casada con Alberto de Marchís y era madre de Ranieri, Carlo y Giorgio. Cuenta con centeneras de curiosas y bonitas anécdotas que por razones de espacio no podemos ofrecerles, salvo, por poner algún ejemplo, cuando el Papa le llamó “Papaloma” o cuando tuvo que presentar a Alfredo Urdaci como “es mi hijo y, además, es muy devoto” para que le permitieran mantenerse a su lado, sin hacerle salir de la estancia selectiva en la que se encontraba.
La caravaqueña Plaza del Arco, abarrotada y con silente respeto, siguió su pregón de fiestas
Fue pregonera en las fiestas de la Santísima y Vera Cruz, en Caravaca, en el año 2010, un pregón magníficamente elaborado en el que tuvo un emotivo recuerdo para Juan Pablo II y los muchos viajes que realizó a su lado, en cumplimiento de su tarea informativa, pregón que finalizó de manera emocionada y ofreciendo un riguroso decálogo sobre la dignidad humana y la libertad individual de la persona. Por supuesto que contó con una Plaza del Arco repleta de público a más no poder, siguiendo su brillante intervención con atención, agrado y silente recogimiento. Destacó la pregonera el momento de felicidad que sentía al pregonar en esta especial tierra que Juan Pablo II otorgó y bendijo como quinta Ciudad Santa del mundo cristiano y con el ciclo jubilar más corto de las cinco. Y “tiró” de memoria para recordar el singular cariño que el entonces actual Papa, hoy emérito, Benedicto XVI, mantiene hacia Caravaca de la Cruz desde el viaje que realizó, en el año 2002, a la capital del Noroeste murciano, momento en el que pudo gozar del privilegio de tener la Sagrada Reliquia entre sus manos.
Su presentación como pregonera la realizó, recordamos, María de la Rosa de la Cierva y Hoces, quien ha ostentando decenas de relevantes cargos en el mundo religioso. Gómez Borrero volvió al Noroeste al final del pasado año 2016 para participar en recitales de poemas, pronunciados por ella misma, con el acompañamiento musical de grandes figuras del arte del pentagrama. Descanse en paz esta mujer tan querida por sobrados méritos y valores. Buenos días.

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