Ya en la calle el nº 1041

Exploradores de Calasparra

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

MANUELA SEVILLA

Es este un tema desconocido para los calasparreños y para la historia del escultismo en la Región de Murcia pues no he encontrado ninguna referencia en los libros escritos sobre esta asociación a nivel regional.

MANUELA SEVILLA

Exploradores de CalasparraEs este un tema desconocido para los calasparreños y para la historia del escultismo en la Región de Murcia pues no he encontrado ninguna referencia en los libros escritos sobre esta asociación a nivel regional.
En Calasparra existió un grupo de exploradores ”scouts” como recogió en 1918el Registro de Asociaciones, que había funcionado unos años antes pero no se inscribió hasta que se consiguió un grupo con bastantes miembros y entidad.
El origen de esta asociación, conocida a nivel mundial, fue promovido por el militar ingles Baden-Powell, quien formuló una serie de principios y métodos de educación en 1897, en el Regimiento de Dragones de la Guardia en la India, donde estaba destinado. Su ideario buscaba contrarrestar los efectos de la civilización industrial, la rigidez de la educación inglesa y el carácter libresco de las escuelas, fomentando los valores del contacto y las actividades en plena naturaleza. En 1907, en un pequeño campamento, aplicó sus doctrinas en un primer grupo de boys-scouts.
En España, el capitán Teodoro Iradier solicitó los reglamentos y junto a una serie de artículos publicados en la prensa española en 1912, se redactaron los estatutos de la Asociación Nacional de Exploradores de España, siendo en Vitoria donde primero se formó un grupo.
En nuestra región se formaron grupos en Cartagena (1913), Águilas y Lorca (1914), Murcia y Cieza(1915), el 28 de mayo de 1918 se constituyeron los consejos de Calasparra y Cehegín, y Bullas en 1920. Estos grupos locales de exploradores tienen un denominador común: la figura de una persona que es el líder y ostenta el cargo de Presidente del Consejo Local, promoviendo la creación de esta asociación: Isidoro de la Cierva (Murcia), José Maestre Pérez (La Unión), Juan Antonio Dimas (Águilas), Raimundo Ruano (Cieza)… y en Calasparra Luis Armand Guillen. Abogado y que en 1916 era jefe de las Juventudes Conservadoras de Calasparra.
Estos niños se reunían una o dos veces por semana, realizando actividades de gimnasia, nudos, señales de semáforo, de banderas, telegrafía, primeros auxilios y también talleres de modelado, carpintería y prácticas de pontoneros y pasarelas en el río Segura, realizando ensayos de salvamento.
Los días domingos y festivos hacían excursiones a la naturaleza, sobre todo al paraje del Santuario de la Esperanza, donde ponían en práctica lo aprendido. Los instructores eran los encargados de enseñarles en un curso gratuito. En el año 1919 la cuota mensual era de un real para los muchachos y la Asociación se mantenía a base de donativos y suscripciones particulares. También el Ayuntamiento de Calasparra, durante los años 1918-20,realizó “una suscripción de 125 pts. para el sostenimiento de la Institución por sus fines educativos, así como un regalo provechoso a la Institución siendo nombrado el Alcalde de este momento D. Joaquín Guillén Guillén miembro honorifico”(Archivo Calasparra).Iban vestidos con pantalón corto y camisa de color kaki, sombrero de ala ancha, pañuelo de color según el grupo al que pertenecían, acompañados de su inseparable pito y palo de explorador. No todos los niños del pueblo pudieron pertenecer a esta tropa pues el traje costaba 11pts., una fortuna en aquella época. Quienes no podían ser miembros de los exploradores cantaban esta copla:
Exploradores niños mocosos
Que con el palo hacéis el oso.
La cantimplora y el correaje,
Parecéis burros que vais de viaje.
Estos grupos de niños y adolescentes tenían como divisa “Siempre listos para servir” que figuraba en la bandera azul del grupo de Calasparra y así lo demostraban,. En Murcia, con motivo de la Guerra de África ,crearon la “Agencia del soldado murciano”, organizando festivales a beneficio de los heridos de guerra, facilitando a las familias de los soldados informes y giros gratuitos. También realizaron apoyo y ayuda de salvamento, pues para eso se habían entrenado. Así los exploradores de Cartagena realizaron el rescate de unos náufragos en una lancha en llamas; el grupo de Águilas ayudó en la catástrofe ferroviaria de Pulpí en 1927 y el grupo de Calasparra realizó un salvamento en la riada de 1918 en el Río Segura. En aquella época todavía se utilizaba el río como medio de transporte de la madera cortada en las sierras aguas arriba, que se transportaba por el río en “almadias”, montones de troncos que eran conducidos por los madereros que iban encima con sus pértigas o “bicheros”. Esta riada sorprendió a los madereros trabajando antes de llegar al “saque” en la zona de Las Minas, que quedó destruido, lo que los obligó a montarse en su madero y bajar aguas abajo. Llamaron a Calasparra para que se prepararan para rescatarlos y allí, encima del puente de hierro, se amontonó gente del pueblo que veía la enorme riada. Se presentó Luis Armand con su tropa, tiraron cuerdas y así consiguieron salvar a cinco madereros. Entre ellos estaba Joaquín Olivencia Ferrer, nacido en Yeste, que trabajaba de maderero con su tío, que fue salvado en el puente, pero él no pudo agarrar ninguna cuerda y fue arrimándose a la orilla hasta que salió por el paraje del Salgar. Tuvieron que estar varios días de reposo en la fonda “La Posada”. Se celebró una fiesta en Calasparra donde acudió el Grupo de Exploradores de Caravaca para la imposición de medallas por el salvamento (19-1-1919 El Liberal). A Joaquín el río lo depositó en Calasparra y aquí permaneció toda su vida, se dejó el oficio de maderero por peligroso y lo cambió por el de chofer del autobús Letur-Calasparra, parada en la que conoció a su mujer, permaneciendo toda su vida en nuestro pueblo.

Un instructor que participó en este grupo de Exploradores fue Antonio Maya, maestro que vino a Calasparra en 1920 para impartir clases en una de las dos escuelas unitarias que existían en la localidad. Gran profesor, amante de la naturaleza y que con las Reales Órdenes que se dictaron en estos años estimulando a los maestros, para que sirvieran como instructores y figurara como mérito especial en su carrera, estuvo en esta asociación, se consiguió que en los grupos de exploradores hubiesen muchos instructores maestros. Antonio Maya fue muy querido en el pueblo y muchos calasparreños pasaron por sus libros. Talvez la siguiente anécdota nos describa su figura. Estaba anocheciendo un 25 de enero de 1938 cuando el cielo se volvió rojo y destellaba por la Serreta del Castillo. Eran tiempos de guerra y los calasparreños asustados salieron a la calle. Algunos llevaban pertenencias que habían cogido apresuradamente, corriendo entre gritos y huyendo no sabían a dónde, hasta que D. Antonio Maya se subió en alto para que todos los escucharan y explicó que esas luces no eran producto de la guerra sino la aurora boreal. Podían no haberlo creído, pero todos confiaban en la persona de D. Antonio, su maestro, y volvieron a sus casas. Este grupo de Exploradores duró hasta 1925 aproximadamente, pues en el recibimiento que se hizo el 4 de Abril de este mismo año a Alfonso XIII en la estación de tren de Cieza, los Exploradores de esta localidad hacen un arco de bienvenida con sus palos y no aparecen los exploradores de Calasparra, al igual que en los registros de los 27 campamentos que se realizaron en Sierra Espuña.
Sí, sí existió el Grupo de Exploradores de Calasparra.

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