Ya en la calle el nº 1040

Explicar las puertas de Plensa

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

NACHO RUIZ/COMISARIO DE ARTE, GALERISTA

Antonio Ponz (1725-1792) fue el más grande viajero ilustrado del siglo XVIII. Inteligente y perspicaz dejó en sus “Viage de España” la concisa imagen. No pudo completar con el Reino de Murcia pero escribió en una carta del 21 de septiembre de 1762 a Eugenio Llaguno sobre la fachada de la Catedral de Murcia “es una máquina tan tremenda, llena de columnas, estatuas, hojarascas, líneas torcidas y disparates, en que pasma el ver tanto trabajo y tan infelizmente empleado”.

Sorprende que una persona inteligente y culta puede estar tan equivocada. Estaba influenciado por sus apriorismos y condicionantes, que en el caso de Ponz eran el academicismo neoclásico. Su opinión sobre la fachada del Santuario no podía ser mejor, máxime cuando es de una originalidad superior a la más clásica catedralicia. La obra de ejecución de nuestra fachada es tan singular que tenemos que viajar a América para encontrar semejante originalidad, por lo que no siempre se entendió correctamente en su día. Hoy sabemos que Ponz, los académicos y determinados sectores de la ciudad estaban equivocados, que la modernidad de la fachada fue el acierto de nuestros antepasados, que otras obras más del gusto popular palidecen al lado de la del templo, a la que nunca se le dio una puerta monumental por las mismas razones que Málaga tiene una catedral manquita: porque no hubo dinero para ello y a las que había se les aplicaron sucesivas capas metálicas pintadas en un gris antiestético: una puerta neutra y descuidada.

Llegamos a 2022. Un templo de la magnitud del de Caravaca requería al más grande de los escultores, porque la ciudad tiene una vocación de universal cuando trasciende a los asuntos de la Vera Cruz. Nos gustará más Plensa, o Serra o Kapoor, pero son los tres grandes escultores mundiales vivos que intervienen hoy el espacio público.

Cuando la Cofradía me pidió un proyecto accedí como técnico, no como galerista. Una vez al habla con Plensa fue muy difícil, era el momento en que estaba terminando “El alma del agua” en Nueva York, la famosísima escultura que pide silencio a Manhattan. Hubo una razón para que accediese: quedó fascinado por el mistérico vuelo de la Vera Cruz y los mísiticos. Y accedió. Después, con una generosidad inaudita, facilitó todo para que la ciudad tuviese una de sus grandes obras maestras, no una escultura cualquiera: una de las grandes obras de arte que se ejecutarán en Europa en los próximos tiempos. Con una humildad carmelita, el escultor renunció al dorado para no competir con la Cruz, razón de este proyecto, y bajó a un tono que se integrase en una fachada tan llamativa.  La opinión de los expertos ha sido unánimemente entusiasma y la puerta, con esa mano que marca la JC de Jesucristo mientras señala humildemente a la Cruz, es ya un hito de la modernidad.

Hay algo que recordar. El Guggenheim tuvo una oposición brutal por su modernidad pero hoy no existiría el actual gran Bilbao sin él. Mucha gente se opuso a una fachada tan moderna en el Castillo en el XVIII y hoy no se entendería Caravaca sin ella. Hoy se nos repite la historia.

Ciñéndose rigurosamente a la categoría BIC del edificio, Plensa, siempre al servicio de la Cruz, ha diseñado una funda para las actuales puertas, que se respetan, no como en Burgos. Si en un futuro lejano cambia el criterio solo habrá que desatornillarlas y llevarlas a un museo donde harán colas los visitantes y los peregrinos.

Traerán miles de turistas, pero lo importante aquí es la Cruz, y no hay forma más poderosa de honrarla que darle estas puertas del mayor escultor vivo, una obra universal que convertirá a Caravaca en un símbolo de la modernidad.

Quisiera aprovechar esta tribuna para proponer tiempos de reflexión, debate y conocimiento. Me prestaré siempre en charlas y artículos para explicar en todos los niveles, didácticamente y para expertos, en qué consiste este proyecto. Quisiera debatir públicamente con  quien tenga dudas, preguntas y objeciones, trabajando en la pedagogía necesaria que requirió en 1992 Sevilla cuando Chillida hizo allí su enorme escultura junto al Guadalquivir, que entonces levantó protestas y hoy es el principal patrimonio en arte contemporáneo de la ciudad y, tal vez, de Andalucía, amén de un orgullo para la ciudad. Los que formamos parte de esto tenemos que explicar esta obra, siempre ocurre con el arte moderno. Necesitamos hacer un esfuerzo para explicar al pueblo qué son las puertas, quién es Plensa y qué representan estas maravillas en la Historia del arte como exaltación de la Vera Cruz de Caravaca, fin último de este gran reto.

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