Ya en la calle el nº 1040

Esperar o no esperar

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

MAGDALENA GARCÍA/@garciafdez
magdalenagarciafdez.blogspot.com

¿Vivimos en una sociedad cada vez más individualista?
Bien, comenzaré mejor por definir individualista. Según la RAE una persona individualista es aquella partidaria del individualismo, o que lo practica. Y ¿Qué es el individualismo? Es la tendencia a pensar y obrar con independencia de los demás, o sin sujetarse a normas generales.

MAGDALENA GARCÍA/@garciafdez
magdalenagarciafdez.blogspot.com

¿Vivimos en una sociedad cada vez más individualista?
Bien, comenzaré mejor por definir individualista. Según la RAE una persona individualista es aquella partidaria del individualismo, o que lo practica. Y Esperar o no esperar¿Qué es el individualismo? Es la tendencia a pensar y obrar con independencia de los demás, o sin sujetarse a normas generales.
Después de definir estos conceptos, indagar y reflexionar sobre ellos y sobre la sociedad actual, podría decir rotundamente (y esto es solo una opinión mía) que SÍ. Y no solo vivimos en una sociedad individualista, sino también materialista. También podría ser que esta tendencia es la que nos lleva al individualismo. Podríamos adentrarnos en un sinfín de términos y no acabar nunca.
Desde hace algún tiempo largo llevo escuchando a cada rato frases como “no esperes nada de nadie” o “no esperes nada de mí”. Y bueno, si bien es cierto que las expectativas no suelen traer, por lo general, nada bueno, deberíamos, de todas formas separar tener expectativas por no esperar nada de nadie. Partiendo y entendiendo (o eso quiero creer) que somos seres con sentimientos, emocionales, racionales, y un largo etc., me resulta algo complicado todavía aceptar esa frase. Quizás yo sea una persona muy emocional, pero no logro entender como cada vez se ve más claramente como hay muchas personas que les da igual el bienestar de los demás mientras uno mismo esté bien.
Me queda claro que como individuos (la propia palabra se define) somos uno y debemos pensar en nuestro bienestar físico y mental, porque con la persona que más tiempo pasamos y con la que vienes y te vas eres tú mismo/a. Pero ¿y ya está? O soy yo el problema, o me parece que interpretamos el término y lo adaptamos como nos interesa sin pensar en más nada.
No soy una máquina, indiferente a lo qué pasa a mí alrededor. También me niego a pensar que el mundo en el que vivimos ya no tiene remedio y como consecuencia solo me queda pensar en mí. Hay miles de experiencias en la vida, malas y buenas. Pero no por eso cargo con la gente de alrededor y digo “a partir de este momento solo voy a pensar en mi” como si estuviera enojada con el mundo… Me niego a pensar que todo es tan malo como para que me dé igual el resto.
También es verdad que luego llega la parte que se derrumba a veces. Pero entonces ¿cómo debo manejar esto? ¿Me adapto a esa forma de entender el individualismo o paso los duelos que tenga que pasar y sigo creyendo en que hay gente que te aporta, que piensa, además de en sí mismo, en los demás?
Pues francamente les diré… Me quedo con la segunda opción. Llegarán las decepciones, quizás cada vez de una forma menor porque vas entendiendo que hay gente de todos los tipos y para todo… Pero seguir creyendo… Somos uno, pero rodeados de muchos. Alejémonos de aquello que nos lastima, de aquellos de los que no puedes esperar nada y quedarnos con los que te hacen los días bonitos. Porque ¡Qué bonito es lo bonito!

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