Ya en la calle el nº 1037

«Es terrible comprobar que muchas ilustres mujeres no tienen ni una calle con su nombre», Antonio Botías, autor de «Murcianas de dinamita»

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JAIME PARRA

Entretener y enseñar es un arte; uno que domina el periodista y cronista Antonio Botías, como bien saben sus lectores de La Verdad, a los que durante años les ha desvelado una Murcia de secretos y leyendas.

Continuando en esa línea, en la víspera del Día Internacional de la Mujer, presentó un libro que marca un antes y después en la historiografía regional, la semblanza de ciento cincuenta murcianas fascinantes que hasta ahora habían sido olvidadas en nuestros libros de historia.

¿Cómo nace la idea de “Murcianas de dinamita”?

Jamila, quien aprendió de su marido los secretos de la medicina. E incluso fue autorizada a ejercerla en Murcia en 1371. Entonces pensé que habría otras demasiadas mujeres olvidadas como ella a través de la historia. Y así comenzó mi andadura. Lo terrible es comprobar que, aún hoy en día, las valiosas aportaciones no se reconozcan ni con una calle.

¿De qué manera ha estructurado el libro?

Está dividido por grupos temáticos, en el intento de que el lector pueda comparar biografías similares. Así, la obra está formada por capítulos dedicados a artistas, profesoras, deportistas, catedráticas…

¿Descúbranos entre estas murcianas cuáles le parecen más fascinantes?

La obra incluye, entre otras, las historias de Carmen Conde, la primera académica de la Lengua; la escritora María Cegarra, primera licenciada en Químicas; Victoria Pérez Rivas, la inventora de los bidones de aluminio; María Jover y Beatriz Blesa, la primera jueza y registradora de la propiedad en España, respectivamente; Josefa del Toro, primera conductora de ambulancias del país; Concepción Sánchez-pedreño, primera decana de Químicas en España; o Francica Moya del Baño, la primera catedrática murciana.

¿Y aquellas que atesoran biografías más curiosas?

La obra reúne una selección personal de mujeres que triunfaron en todo el mundo y fueron precursoras en el arte, las ciencias y la cultura. Es el caso de Irene López Heredia, quien estrenaría obras de Jacinto Benavente y estuvo a las órdenes de Orson Welles; de Charo Baeza, la única española que ha sido convertida en un personaje de la popular serie de Los Simpson; la inventora de la rumba-pop que encandiló a Salvador Dalí, Maruja Garrido; la primera procurada de acequias, Josefa Hernández Marín; o la murciana que compartió el nacimiento de la energía nuclear junto a varios premios Nobel, Piedad de la Cierva.

¿Y de cuál ha resultado más difícil encontrar información?

Cuanto más atrás nos movamos atrás en la historia, más se complica el proceso de recuperación de datos. Eso me ha sucedido, por ejemplo, al reconstruir las historias de las murcianas judías y árabes que desempeñaron la medicina o el magisterio allá por el siglo XIV. Durante muchos siglos, los cronistas apenas prestaron atención a las mujeres, aunque algunas de ellas, como sucedió durante la Reconquista, figuren como grandes terratenientes.

¿Algunas de estas murcianas han caído en el olvido entre el gran público o ni tan siquiera fueron reconocidas en su época?

Es triste comprobar que, en su gran mayoría, muy pocas fueron aclamadas en las sociedades donde les tocó vivir. Imagine en tiempos posteriores. Es más: ni siquiera nadie se planteaba que tuvieran que reconocerles nada. Eran sociedades machistas, donde la mujer quedaba relegada a la cocina y la alcoba. Esa situación cambiaría a partir de bien entrado el siglo XX. Pero de las 150 biografías, apenas una docena disfrutaron de prestigio en su época. O aún lo disfrutan, como es el caso de las políticas Rosa Peñalver y María Antonia Martínez, o de las catedráticas Moya del Baño o Sánchez Pedreño, entre otras.

¿Hasta ahora era una deuda de la historiografía murciana resaltar el papel de sus mujeres?

No conozco ningún estudio en profundidad que haya reunido a tantas murcianas, aunque en los últimos tiempos resulta gratificante la aparición de algunos trabajos y exposiciones. Sin olvidar monografías sobre alguna de ellas.

Entre las mujeres seleccionadas, seguro que en Caravaca, aunque se encuentra Mari Trini, echan en falta La Salerito, ¿les podemos decir que como en “Murcia Secretos y Leyendas habrá continuación?

(Risas). Pues mitad y mitad. Durante el proceso de selección incluí a ambas, aunque finalmente elegí solo a Mari Trini, acaso la más grande cantautora que conociera este país. Sin embargo, la historia de Antonia Martínez, La Salerito, también es tan interesante como desafortunada. Aquella mujer alcanzó la gloria para luego fallecer en la pobreza. Sin duda que la incluiré en futuras ediciones de mi obra.

¿Puede adelantarnos si tiene algún otro proyecto en marcha?

¡Ni loco! (Risas) Piense que he estado tres años cruzando los dedos para que a nadie se le ocurriera publicar una obra similar a ‘Murcianas de dinamita’ y se me adelantara. Así que prefiero no dar pistas del próximo ensayo. Eso sí, espero que mi próximo libro sea una novela. Se trata de un proyecto en el que llevo trabajando mucho tiempo y que me hace una especial ilusión.

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