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“En el Cenajo existió un campo de concentración y de trabajo durante el franquismo”, Víctor Peñalver estudia la represión franquista en la comarca

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JAIME PARRA

Víctor Peñalver ha realizado, en palabras de la catedrática Carmen González, » una investigación novedosa que aborda una problemática hasta ahora no trabajada, suficientemente, por la historiografía, en lo que a la Comarca del Noroeste murciano se refiere, una de las más castigadas por la acción violenta del franquismo al finalizar la Guerra Civil española».Franco inaugura el CenajoLa originalidad de la investigación de Víctor Peñalver remite a la variedad y amplitud de las modalidades de violencia estudiadas como objetivo principal de su estudio: administrativa, física y simbólica, atendiéndose tanto al colectivo de derrotados republicanos como al de sus familiares.
El historiador de Cehegín, que obtuvo un 9,8 sobre 10 en su trabajo para el Máster de Historia Contemporánea Comparada de la UMU, realiza un «análisis muy bien estructurado, realizado en tres niveles de estudio en perspectiva comparada: nacional, regional y comarcal. La riqueza de archivos y fuentes documentales de época consultados se complementa con las memorias y la fuente oral, que permiten avanzar conclusiones de naturaleza cualitativa que las fuentes oficiales eluden»..
Esta investigación,, continúa la catedrática Carmén González «abre nuevas perspectivas de análisis aún no abordadas desde la historiografía regional contemporánea, caso del Destacamento Penal del Cenajo, o cómo se transmite la memoria de la represión en las siguientes generaciones».

-¿Por qué eligió como objeto estudio la violencia política en la comarca del Noroeste durante el primer franquismo?
-El estudio de la represión franquista resulta actualmente un tema tabú e innecesario para ciertos sectores políticos y de poder. Ahondar en las políticas y mecanismos violentos de la Dictadura, analizando las últimas investigaciones realizadas, sigue mostrando aspectos novedosos y desconocidos que chocan con la creencia generalizada que afirma que ya se conoce «todo» sobre lo sucedido bajo el gobierno de Franco. Como historiador novel, este constante descubrimiento de nuevos datos, me llevó a adentrarme en este tema, trasladando su espacio de acción y ejecución a nuestra Comarca del Noroeste. El resultado fue realmente sorprendente, pudiendo afirmar que la represión franquista en la comarca fue entre un veinte y un treinta por ciento mayor que en el resto de la Región de Murcia, un aspecto que ya confirmó el historiador Antonio Martínez Ovejero hace años en este mismo periódico. Por tanto, no es equívoco destacar que esta violencia fue masiva y desproporcionada, sobre todo si comparamos las cifras máximas de población reclusa de la Prisión de Partido de Caravaca- la principal de la comarca- bajo el sistema republicano y bajo poder franquista. Los datos cotejados nos muestran que, en agosto de 1938 esta prisión albergó a 159 presos que contrastan con los 632 de septiembre de 1940, una cantidad aproximadamente cuatro veces superior.
-¿Cómo utilizó Franco a esos presos políticos?
-La respuesta es clara: como mano de obra esclava. La ausencia total de estudios sobre la represión en el Noroeste murciano – casi la única zona de Murcia que ha quedado sin investigar para los historiadores- nos conduce, por primera vez, al embalse de El Cenajo como una infraestructura construida por reos republicanos. En la comarca, por tanto, y al igual que en el resto de España, existió un campo de concentración y de trabajo. Esta investigación ha confirmado lo que era un secreto a voces entre los habitantes del Noroeste. El análisis de fuentes documentales y fuentes orales nos ha permitido darle veracidad y rigurosidad histórica a estas sospechas populares.
-¿A qué empresa se adjudicó la construcción del embalse?
-La construcción de un embalse, en esta zona de la cuenca del río Segura, era una prioridad desde el siglo XIX como consecuencia de las catastróficas frecuentes avenidas fluviales. Tras terminar la Guerra Civil, esta obra se convirtió en un «caramelo», tanto para el Estado franquista como para la empresa que se encargara de ejecutar el proyecto, debido al abaratamiento de los costes por la utilización de presos. Muchas empresas no querían dejar pasar esta gran oportunidad de lucrarse y compitieron para adjudicarse la construcción. Finalmente, en 1942, se le concede a Construcciones Civiles S.A, imponiéndose a otras tan conocidas como Dragados. El costo total de la obra de El Cenajo ascendió a 450 millones de pesetas, realizada entre el año 1942-43 y 1963, siendo inaugurada, en un ambiente festivo y multitudinario, por Franco y su gran comitiva.
-¿Cómo era el día a día de los presos políticos en El Cenajo?
-Presos y obreros cualificados convivían en El Cenajo durante las obras, para lo que se construyó un poblado en las inmediaciones del lugar, próximo al pueblo hellinero de Las Minas, que podía albergar a más de 1000 obreros de manera simultánea. También se edificó un cuartel de la Guardia Civil para controlar a los reclusos y una Iglesia – la presencia del clero es una de las características principales del sistema penitenciario franquista, encargada de la «regeneración social» que tanto gustaba al nacionalcatolicismo-. La Dictadura ofrecía a los presos políticos que trabajaban rebajar la condena mediante el trabajo forzado, provocando, en muchos casos, un sentimiento de gratitud entre ellos que veían en el trabajo el único medio posible para escapar del infierno penitenciario. Además, se les otorgaba un salario irrisorio, entre unas 4 y 6 pesetas por día trabajado, pero al que había que descontarle la alimentación, la asistencia sanitaria e incluso el uniforme de trabajo del propio preso. Mantener a estos reos políticos le resultaba realmente rentable al Estado. Los presos políticos de El Cenajo no llegaban en el mejor estado físico ni psíquico, ya que procedían de innumerables centros penitenciarios en donde las torturas, castigVíctor Peñalveros y vejaciones eran una constante. Soportar las duras condiciones de trabajo físico no era realmente fácil y, éstas acompañadas por las infames medidas de seguridad laboral, provocaron muchos fallecimientos accidentales. En algunos casos estudiados, vemos que se optaba por el suicidio como medio para evitar esta condición de preso y de esclavo. No conocemos la cifra total, ni los nombres, de los «vencidos» o «enemigos de España» que trabajaron en la larga construcción del embalse de El Cenajo. Buscar aquellos documentos y testimonios que nos sigan aportando datos e información será unos de los objetivos que nos propondremos a cumplir en un futuro.
-¿Recuerda algo en El Cenajo a los presos que trabajaron allí?
-A día de hoy, si visitan el lugar, encontrarán una placa conmemorativa y de agradecimiento al dictador por la construcción del embalse. No encontramos ninguna mención a los presos republicanos. Recordarlos, homenajearlos y reconocerles su papel de esclavos por la patria es un acto de justicia histórica que no debe esperar más. ¿A quién le puede molestar?

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