Ya en la calle el nº 1041

Elena de Céspedes: soy lo que soy

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

GLORIA LÓPEZ CORBALÁN

Elena de Céspedes nació alrededor del año 1546 en Alhama de Granada. Su madre era una esclava llamaba Francisca Medina y su padre, el amo de ésta, Benito Medina. Parece ser que Elena era mulata, ya que su madre era de origen moro, y que vivió hasta los 8 años en casa de su padre. Elena tomaría el nombre de la esposa de su padre, Elena de Céspedes, a la que sirvió durante un tiempo y con la que parece ser que mantuvo una estrecha y cordial relación. Tenía 16 años cuando fue casada a un albañil de Jaén, Cristóbal de Lombardo, quien la abandonó a los pocos meses, no sin antes dejarla embarazada de un niño, llamado también Cristóbal, y al que dejaría en manos de un panadero de Sevilla y del que no volvería a saber de él.

Sola, sin marido, sin padres, Elena marchó a vivir a Granada donde se ganó la vida como tejedora. Culo de mal asiento, no podía permanecer más de 6 meses en un mismo lugar. Así, Granada, Sanlúcar o Arcos fueron algunos de sus destinos. Fue en este ir y venir que dejó de trabajar como tejedora para empezar a ejercer de labrador y pastor. Es entonces cuando inicia su vida como hombre, (debió de descubrir que era mucho mas fácil ser hombre) haciéndose llamar solamente Céspedes.  Las revueltas de los moriscos en Granada la llevaron a alistarse en la Compañía de don Luis Ponce de León y marchar a la guerra como soldado. Terminada la guerra se instaló en Madrid. Corría el año 1575 y Céspedes tenía unos 30 años de edad. Conocería en sus correrías por Madrid  a un cirujano con el que entabló amistad y que le enseñó el arte de coser y curar enfermos. Empezó a trabajar en un hospital de la Corte hasta que su fama llegó a oídos del rey Felipe II.  Su buena reputación fue la envidia de otros cirujanos que pronto la acusaron de intrusismo a pesar de haber trabajado durante 8 largos años como tal. Elena no se amedrentó ante la amenaza de ser expulsada de su oficio. Marchó a Cuenca y consiguió la licencia de cirujano del Protomedicato.

A pesar de que en aquel tiempo ejercía como hombre, en las actas del Santo Oficio que posteriormente la acusaría consta como cirujana y no como cirujano. Se convertía así en la primera mujer en conseguir esa licencia oficial en España.  Elena/o de Céspedes, que vivía entonces como hombre, conoció a una mujer, María del Caño, de la que se enamoró y se casó. Lo mejor de todo es que  nadie se escandalizó de que se casara con otra mujer sino que una tercera dama, Isabel Ortiz, impidió el enlace arguyendo que Elena/o ya se había comprometido anteriormente con ella. Finalmente Elena/o se pudo casar con María, con la que vivió unos años de feliz matrimonio.  Lo curioso del caso de Elena/o de Céspedes es que vivió durante prácticamente toda su vida como un ser indeterminado. Parece ser que nació con atributos tanto de hombre como de mujer,  siendo este último el sexo con el que sus padres decidieron criarla. Pasado el tiempo ella decidiría vivir como hombre, algo que algunos médicos dictaminaron que así era. Hasta que se quiso casar por la Iglesia y le llovieron los problemas (si es que… si es que…).

No está claro qué fue en verdad Elena/o, si hermafrodita, homosexual, travestido o simplemente un hombre atrapado en un cuerpo de mujer. Lo que sí que es cierto es que Elena/o de Céspedes fue mujer primero y hombre después y en ambas condiciones vivió una vida inquieta y llena de aventuras.

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