Ya en la calle el nº 1040

El voto a los 16

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

MARAVILLAS FERNÁNDEZ/Concejal socialista en Cehegín
Desde el comienzo de la adolescencia, los chicos y las chicas comienzan a plantearse preguntas que nunca antes habían pensado: “¿qué es la religión?; ¿por qué la ciencia nos plantea la aparición del ser humano de una manera y las diferentes confesiones de otras?; etc.”. Asimismo, aparecen las típicas “contestaciones” a los adultos cuando algo no resulta razonVoto a los 16able: ya no sirve la respuesta “porque sí/no” o “porque lo digo yo” que han recibido de los mayores cuando estos ya no sabían cómo explicar aquello que inquietaba a los más menudos. Comienzan las negociaciones: “-A las doce en casa.” – Indica una madre a su hija de 16 años, a lo que ésta responde: “-A las doce y media, por favor, mamá.”, dando lugar así a sus primeras responsabilidades acordadas.
Este es sólo un ejemplo banal del día a día de un adolescente cualquiera cuando se trata de su tiempo de ocio, pero el fondo del planteamiento se podría extrapolar a otros ámbitos que implican una mayor responsabilidad en sus vidas, como podría ser todo lo relativo a sus estudios o a decisiones médicas de las que dependa en gran parte su vida, o a su implicación en las decisiones políticas de su entorno.
Dos decisiones de gran consideración son las de contraer matrimonio o mantener relaciones sexuales consentidas, en lo que la ley española ha elevado la edad para ello de los 14 a los 16 años, de manera que, un joven no debe esperar a la mayoría de edad para ello porque se considera alcanzada la madurez cognitiva y, por tanto, la capacidad de decidir con quién compartir sus vidas.
Ocurre lo mismo con la edad para decidir si una chica quiere interrumpir o no su embarazo, abortar: la actual ley promovida por el anterior gobierno socialista, establece los 16 años como edad mínima para tomar esta decisión por una misma, sin necesitar la aprobación de su padre, madre o tutor. Y dentro de este mismo campo sanitario, de la misma o mayor importancia en cuanto a la salud propia se refiere, una persona con 16 años tiene el derecho a adoptar la decisión de si se somete al tratamiento de quimioterapia contra el cáncer o no (algo que, a mi juicio, es una de las providencias más importantes que haya de tomar el ser humano a lo largo de su vida).
Por lo tanto y visto todo lo expuesto, ¿no debería también ser legal ejercer el derecho al voto a los 16 años? Cuando he planteado esto, algunas personas indican que los chavales de esa edad lo harían sin responsabilidad, por lo que podría ser contraproducente. Sin embargo, en esto como en la mayor parte de los problemas sociales, la forma de evitarlo es muy simple: EDUCACIÓN. Si educamos a nuestros jóvenes y a nuestra sociedad para que las personas puedan votar a los 16 años, probablemente conseguiríamos una mayor implicación de los jóvenes en la política y por ende, en las decisiones que marcan su presente y su futuro.

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