Ya en la calle el nº 1037

El silbo del Morenico

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MANUELA SEVILLA

A José Moreno Hernández le llaman «El Morenico, diminutivo de su apellido por ser el más pequeño de los hermanos varones de su familia, nació el 1 de Mayo de 1932. Su padre Rafael y su madrea Ana, aunque en el pueblo todo el mundo le llamaba Fausta, le proporcionaron una infancia acomodada para los malos tiempos que corrían, ya que su padre era recoJosé Moreno a los 12 añosvero y eso les facilitaba alimentos que cambiaban por los pueblos de alrededor.
Con sus amigos de la infancia, Francisco Caballero «el Placeta» y Daniel Martínez, recorría las calles del pueblo y esperaban el ansiado domingo para escuchar la Banda de Música en el palco de La Corredera, como otros tantos calasparreños en los que ejercía un poder inspirador (como todavía sucede hoy en día) así como la figura del Maestro Francisco Galindo. Buen estudiante recuerda a sus profesores D. Gabriel, D. Juan, D. Antonio Pino, D. Francisco Mendoza y D. Antonio Maya en las Escuelas Graduadas. Fue su amigo Antonio Soler el que le acompañó (ya que a él le daba vergüenza) a la calle Vázquez donde vivía el Maestro Música para pedirle que le diera clases de solfeo y poder empezar en la banda, estas pruebas las realizó el maestro durante toda su vida y no todos los niños las pasaban. Así, con diez años comenzó su vida musical, acudía dos o tres veces por semana a la Academia de la banda, con la ayuda del libro de solfeo de Hilarión Eslava y el piano Izabal del maestro. A la hora de escoger instrumento el destino quiso que fuera la flauta, primero le dio un clarinete que no le servía al tener los dedos muy cortos a su edad, entonces el Maestro Galindo recurrió a una solución intermedia entre flauta y flautín y le dio una tercerola que todavía conserva en su estantería en un lugar destacado entre sus numerosos premios. Ya con doce años, comenzó en la Banda donde pronto empezó haciendo los solos de flauta. A los 20 años, como otros jóvenes del pueblo, tuvo que emigrar a Premiá de Mar donde vivía su hermana, en busca de trabajo y pronto lo encontró rellenando la playa de arena, pero otra vez el azar le favoreció y al enfermar el encargado de un balneario muy famoso en esta época, Los baños de Crespo, le ofrecieron este cargo dándole una estabilidad económica que le permitiría comprarse su añorada flauta que le costó 3.300 pesetas. Al poco se fue a hacer la mili a Lérida y tuvo la idea de poner que era músico esto le valió para entrar en la banda militar y ahorrarse tiempo de instrucción y guardias. El coronel que dirigía esta banda también formo una orquesta de baile y allí un músico le recomendó estudiar en el Conservatorio Municipal de Música dirigido por Zamacois, matriculándose en 1956, en este mismo tiempo se puso novio con Teresa Canals, también vinculada a la música, pues su madre era profesora de música y ayudó a José estudiando en dos años la Carrera Superior de Música que se hacía en seis, de la mano de su maestro Reixach y ganando el premio Celestino Sadurni para instrumentos de viento.
Es en este momento donde despega su carrera profesional trabajando durante ocho años en la Banda de Música de Barcelona, que le permite presentarse a numerosos concursos y becas: 1960 Beca del Instituto Francés de Barcelona. Se presentan dieciocho aspirantes, pero por unanimidad del jurado se la dan a él, estudiando con Jean Pierre Rampaly pasando un año en Paris con su mujer Teresa. En 1961 participa con notable éxito en los concursos internacionales de Munich y Ginebra. En 1962 se le concede la Beca Fundación Juan March para estudiar perfeccionamiento en Alemania con el profesor Karl Bobzien. En 1963 se creó la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española y entró como fundador, en 1968, el mismo día que aprobó la plaza de primer flauta; a la misma hora nació su segunda hija y otra vez el destino unió su música con su vida en un todo. Con esta orquesta ha recorrido toda España, Europa, Norteamérica , Taiwán y todos aquellos escenarios que han querido oír su solo de flauta preferido que pertenece a la obra: «Dafnis y Cloe» de Ravel, regalándonos unos minutos de amor entre estos dos personajes.
Su otra gran pasión ha sido la pesca que ha practicado en el Pantano del Argos y en Premiá de Mar, siendo un gran experto que le ha proporcionado momentos de recogimiento y silencio en el que su cabeza no ha descansado, sino que ha repasado todas las notas musicales de su vida.
A los 55 años de carrera profesional se retira para volver a la calidez de sus raíces, a su Calasparra natal de donde tuvo que salir entristecido para buscarse el pan y donde ha vuelto a su querida Banda de Música, a la Escuela Municipal de Música que lleva su nombre, igual que una calle que le propuso el Ayuntamiento, a pasear por sus rincones acompañado de Teresa, su gran apoyo en sus estudios y éxitos y en el devenir de la vida.
Es José un hombre humilde y campechano, que se crece cuando tiene entre sus manos su flauta a la que le gusta arrancar los sonidos solos y puros, sin acompañamiento de otros instrumentos donde se puede apreciar la cadencia de la flauta y su riqueza musical, es en estos momentos donde todo el peso y la responsabilidad recae en él cuando más disfruta, donde su silbo y sus dedos se pierden a lo largo de las llaves de su flauta, en la nitidez de su picado. Siempre ha tocado de memoria, tal vez esa ha sido su clave para destacar como solista pudiendo dedicarse solo a acariciar la flauta con sus manos y sus ojos. Esta pasión la resume «me han pagado por disfrutar, no por trabajar».

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