Pablo Lorencio, militante de Juventudes Socialistas de Cehegín.
Ya una vez calmadas -por fin- las aguas, nunca está de más hacer un inventario, por breve que sea, de la vorágine que el río y las elecciones municipales han traído a colación a la vida política de nuestro pueblo, dejando un claro aviso a navegantes de que, tristemente, Dios no tiene la culpa de todo y de que, en su sano juicio, descargó sobre la humanidad la hermosa carga de gobernarnos entre nosotros, para bien y para mal.
Y es que, para desgracia nuestra por el momento, no se tiene aún muy claro si el PP de Cehegín encuentra en el agua un fiel escudero o, por el contrario, un enemigo íntimo, pues sus grandes proyectos, y así lo ha demostrado el tiempo – el físico y el meteorológico– han quedado en agua de borrajas. Lastimosamente, aún el PP de Cehegín no ha abierto las puertas a nuestros vecinos para darse un fresco baño en el colosal Auditorio fantasma, reservándole ese privilegio únicamente a la poblada colonia de ranas y renacuajos que habitan el esqueleto de hormigón que de sobra conocemos todos. Quizá estén programando una piscifactoría.
Aunque volvamos a lo que nos atañe. Ayer, el pueblo contempló atónito cómo el Argos, con escritura en mano, hacía valer su más natural derecho a recolectar la lluvia y reclamaba como propia la vega del río a su paso por Cehegín, acontecimiento que no sucedía desde 1964. La tromba, con furia y firmeza, fue capaz de arrastrar depósitos, piezas de hormigón que pesan toneladas y otros objetos y enseres que muchos de nuestros paisanos utilizan para el cultivo y mantenimiento de nuestras famosas hoyas. Mi solidaridad con ellos.
Pero el agua, que no discrimina a nadie, también consiguió arrastrar los 170.786,01 € en forma de plástico y trabajo del personal de obras y servicios que la Comunidad Autónoma entregó al Ayuntamiento en 2021 con el fin de, en su primera fase solamente, limpiar los márgenes del río. Es obvio que, si permanecen en la terquedad de este proyecto que la realidad ya se ha encargado personalmente de derrumbar, costará mucho más, con la privación implícita de ese hipotético dinero (y digo hipotético porque la CARM tampoco está para fiestas) a otros cometidos más serviles y honestos con nuestro pueblo.
Aunque también, a mi juicio, se ha de resaltar que el Argos arrastró algo más que cosas materiales, pues prácticamente al comienzo de esta nueva legislatura se ha llevado ese agridulce sabor de la tímida victoria del PP en las elecciones, en la que, por cierto, no se tomaron el lujo esta vez de tirar cohetes, quizá porque se haya gastado ya la totalidad de la despensa pirotécnica de la Corporación Municipal esta pasada legislatura. Además, se ha llevado el agua la corta alegría de la proclamación de la señora Del Amor Galo como alcaldesa, pues, como poco a poco irán constatando los apenas 6 concejales del grupo popular, se enfrentarán con el duro freno de intentar gobernar un pueblo de 15.000 habitantes con esta tambaleante minoría.
Pero, ante todo y aunque los consejos ni se den ni se tomen, como militante socialista y vecino de Cehegín me tomaré la licencia de regalarle una pista al equipo de gobierno recién entrado a Cehegín: si ustedes tienen la falaz intención de gobernar esta localidad a golpe de talonario del Ejecutivo regional, inviertan el dinero con, al menos, un mínimo de criterio y alejado de la escasa o nula estrategia con que lo han aplicado estos últimos cuatro años. Les recuerdo que el Casco Histórico del que todos los cehegineros nos enorgullecemos también se está cayendo por los estragos de la lluvia y que está dando alaridos de auxilio.
Porque les advierto de que esta vez, para suerte de Cehegín y gracias al Partido Socialista, ustedes llevan el bastón de mando en solitario y alejados de alianzas cainitas, fratricidas y pirómanos de patrimonio público, y que, así como ayer el pueblo asistió impasible a la barrida de tanto dinero e ilusorio proyecto en el Argos, ese mismo pueblo observará en los cuatro años venideros cómo gestionan el dinero que honradamente han ganado los ciudadanos y ustedes tienen el deber de, fielmente y conforme a ley, custodiar y no malgastar.
