Ya en la calle el nº 1037

El dinero público para la educación pública

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PEPE ABELLÁN CARRASCO

El gobierno del imputado Presidente y la reprobada Consejera, en supuesta minoría (no sabemos qué votaría Ciudadanos, porque no se ha pronunciado al respecto), quiere aprobar con alevosía, por la puerta de atrás, sin debate y sin votación en la Asamblea un cambio legislativo que permita a las empresas privadas dedicadas a la educación, hacer negocio impartiendo las etapas educativas no obligatorias de Bachillerato y F.P., pero eso sí, con dinero público, como buenos liberales.

Es el último paso de la hoja de ruta que trazaron hace unos años para convertir la educación en un negocio económico e ideológico para amigotes, pero sin el riesgo implícito a cualquier negocio privado, ya que el dinero lo ponemos entre todos y todas, como ya pasa con las etapas obligatorias.

Los datos hablan por sí solos: desde el año 2005 el presupuesto regional destinado a la educación concertada ha aumentado en un 97,8% (un 26% desde que se iniciaron los recortes en la pública en 2010); en 2015 solo 3 colegios de la capital, del Opus, se llevaron la friolera de 13 millones de euros. Pensad que hay 360 centros concertados en la Región, y que muchos, además, han sido construidos en solares públicos donados gratuitamente por alcaldes del PP.

Paralelamente, la educación pública, la que es patrimonio de todos, ha sufrido brutales recortes en recursos materiales y en profesorado, dejadez en la conservación, reparación o renovación de las instalaciones, retrasos para cubrir bajas, inicios de curso sin las plantillas completas, etc. Y nada de esto es por casualidad, todo forma parte de su estrategia para degradar y desprestigiar la educación pública y convertirla en un gueto.

Quieren transferir el dinero de la pública, que será para pobres y marginados, hacia una educación con ánimo de lucro, elitista, adoctrinadora, segregadora, con ideologías que chocan directamente contra contenidos de muchas asignaturas e incluso contra leyes y derechos civiles aprobados democráticamente; y con profesorado que no ha tenido que pasar ningún proceso selectivo más que el de ser familiar, amigo o afín a políticos y empresarios, y que deberá recordar siempre a quién le debe el favor.

En definitiva, quieren una educación en la que sus hijos no se mezclen con la plebe y así no tengan que competir en igualdad de condiciones con ella (no vaya a ser que les ganen), y que además, sea para los suyos una salida laboral directa, sin pasar por el duro proceso de las oposiciones ni los duros años de interinidad.

Además, por si os sirve para explicaros ciertas cosas, os recuerdo que según las investigaciones de la trama de corrupción Púnica (en la que también está implicado, presuntamente, nuestro Presidente), el PP madrileño recibía una mordida de entre 900.000 y 1,2 millones de euros por cada centro educativo concertado que se ponía en marcha.

Y Ciudadanos sin mojarse…

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