La tercera de la Feria Taurina del Arroz de Calasparra se saldó sin triunfos de los toreros en buena parte por las pocas opciones que dieron los novillos de Saltillo que se lidiaron. El único que fue ovacionado en sus dos novillos fue Jesús Díez ‘El Chorlo’ con el lote que se dejó algo más, yéndose de vacío la terna.
FICHA:
Se lidiaron novillos de Saltillo, bien presentados y de juego desigual, en su mayoría con complicaciones.
Jesús Díez ‘El Chorlo’, ovación y ovación.
Cristian Pérez, silencio y silencio tras aviso.
José Antonio Valencia, silencio y silencio tras aviso.
Se desmonteraron en banderillas Antonio Cama y Miguel Ángel Ramírez.COMENTARIO:
El Chorlo tuvo un primer novillo que se dejó mucho en la primera fase de la faena, en la que el torero dio muletazos templados por ambos pitones. Después el de Saltillo se orientó y terminó rajado, impidiendo la continuidad de la faena. Ovación con saludos.
Después de la merienda, El Chorlo toreó muy bien a la verónica al cuarto novillo. Buenos lances que llegaron al público como prólogo a una faena en la que sacó muletazos sueltos a un animal que también se orientó pronto y que no le dejó relajarse. Fue ovacionado.
Cristian Pérez no pudo lucirse de capa en el segundo, un novillo que no humilló y que se orientó en el primer tercio. Puso en apuros a los banderilleros y llegó sin un muletazo a la faena. Cristian lo intentó pero el novillo era literalmente imposible. Mató con rapidez y fue silenciado.
En el quinto Cristian Pérez toreó con vibración a la verónica al novillo de más volumen de los de Saltillo. Con la muleta hizo un esfuerzo ante otro novillo con peligro al que solo pudo robar algún muletazo. El público agradeció su entrega, pero se eternizó con los aceros y no pudo triunfar.
El tercero de la tarde no permitió el lucimiento de José Antonio Valencia con el capote y se coló varias veces en la brega. Fue otro novillo con mucha complicación con el que el venezolano lo intentó sin poder componer faena.
En el sexto, Valencia estuvo bullidor de capa y este novillo parecía dejarse más, pero también empezó a complicarse pronto, sin dejar al torero más que intentarlo y esbozar una faena de entrega que luego emborronó con el acero.
