Ya en la calle el nº 1040

El cancel y los bancos de la Real Basílica de la Vera Cruz

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

JOSÉ ANTONIO MELGARES GUERRERO/CRONISTA OFICIAL DE LA REGIÓN DE MURCIA

Quizás alguien pueda aún pensar que las actuales comodidades en el interior de la Real Basílica de la Stma. Cruz (y de los demás templos de la ciudad), con calefacción radial, puertas en los vanos, confortables asientos e iluminación eléctrica, fue siempre así, cuando la realidad es otra y bien diferente.

Bancos y cacela de madera Basílica Castillo
Bancos y cacela de madera Basílica Castillo

La Basílica no contó con un cancel que mitigara los fríos del invierno y los calores del estío, ni los vendavales de viento y lluvia, hasta mediados del pasado siglo XX; ni tampoco tuvo bancos donde sentarse los fieles asistentes a las ceremonias litúrgicas celebradas en su interior. La iluminación eléctrica es del primer cuarto del siglo que se nos fue, y la calefacción radial, como la mayoría de lectores recordará, de 1994, siendo Hermano Mayor Antonio Romera López. Antes de de todo lo dicho se pasaba mucho frío en “el Castillo”, sobre todo hasta el ecuador del S. XX, concretamente hasta 1951, en que se instaló el cancel de la puerta principal, siendo Hermano Mayor el médico oftalmólogo local Miguel Robles Sánchez-Cortés. Del acontecimiento da cuenta sucintamente la Revista de Fiestas de dicho año 1951 y de los detalles, la documentación que obra en el Archivo de la Cofradía, que custodia con celo y profesionalidad Francisco Caro Azorín, a quien debo y agradezco su ayuda.

Hacía tiempo que la Cofradía aspiraba a dotar el templo con un cancel (o cancela) “en armonía con la grandeza y estilo del mismo”. El diseño lo facilitó el arquitecto José Tomás Alarcón, y la madera necesaria la donó el industrial caravaqueño afincado en Madrid Manuel Álvarez Moreno. Se instaló un taller provisional en el “Sanatorio” del Dr. Robles (en el inicio del “Camino del Huerto”), pues la capacidad de las carpinterías  locales en ningún caso era suficiente para la envergadura del trabajo. Y se encargó el grueso del mismo al carpintero local Agustín Soler Rodríguez (“Agustín Llana”) quien, como se sabe, tenía su taller de carpintería en la C. del Colegio.

En los trabajos participaron los carreteros Matías Rocamora, Mariano Martínez, José María Jiménez, Tomas Verdejo (en el transporte de la madera desde el sanatorio a la serradora y desde “Casa Nevado” al Sanatorio); y también el albañil Francisco Puerta y el transportista Andrés Galiano (quien trasladó al Castillo la madera para el necesario andamiaje en la instalación definitiva). Los recibos por los trabajos realizados son irrisorios en la actualidad, pues oscilan entre las 8 y las 145 pts, lo que indica el nivel de vida de los obreros en la época a que nos referimos.

Para financiar la obra (al margen de la madera con que obsequió a la Patrona el industrial Manuel Álvarez Moreno como queda dicho), se realizó una cuestación popular que arrojó la cantidad final de 19.265 pts, aportándose cantidades entre 25 y 1000 pts (Los mayores contribuyentes fueron la sociedad “Círculo Mercantil” con 1000 pts. La familia “Sebastián de Erice” con otras 1000 pts y el Ayuntamiento con 2000 pts, mientras que los donativos particulares eran entre 25 y 100 pts. como queda dicho. La plantilla de empleados de Banesto aportó 73´65 pts y los empleados de “Industrias Supremo” 199 pts.)

El cancel o cancela, cuya madera y fabricación no ha presentado problema alguno durante el más de medio siglo que lleva construido, se colocó provisionalmente a finales de abril de 1951, pero se terminó de ajustar y se colocó definitivamente por el albañil Francisco Puerta, en el mes de junio del año siguiente 1952.

Respecto a los bancos del templo, restaurados como se sabe en 2016, también se fabricaron en 1951, en el mismo taller provisional instalado en “el Sanatorio”. Hasta entonces el templo sólo disponía de sillas “de anea” que los mayores recordarán, y sólo dos bancos de madera, dispuestos en sentido longitudinal. Eran los denominados “Bancos del Concejo”, aún en el templo y naves laterales del mismo (del S. XVIII), que tienen las “armas de la ciudad” grabadas en oro en sus respaldos; los cuales servían para el acomodo de alcaldes y regidores (concejales) en las funciones principales, al igual que hoy se colocan en la Basílica y en El Salvador.

Con la colocación del cancel y los bancos, en el Castillo, se logró una comodidad para los fieles asistentes, nunca hasta entonces ni siquiera intuida

Aquel año de 1951, en que se fabricaron y colocaron el cancel y los bancos, cesó como Hermano Mayor (en junio) el Dr. Miguel Robles Sánchez-Cortés, sustituyéndole en el cargo el abogado Luís Martínez-Carrasco Blanc. Tomó posesión como párroco del Salvador (en noviembre) el sacerdote yeclano D. Ángel Muñoz Castillo. Y contrajeron matrimonio, entre otras muchas parejas locales Pedro Antonio Melgares de Aguilar Moro con Dolores Mata, y Francisco Albarracín Raga con Aurita Marín-Espinosa Guerrero. A todo ello hay que añadir que en la iglesia arciprestal del Salvador se colocó la actual imagen del Titular, recién tallada en Murcia por el escultor José Lozano Roca.

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