Ya en la calle el nº 1037

El arte de convertir temas serios en humorísticos

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Joaquín Martínez Riquelme (Molina de Segura, 1945) acaba de publicar en la Editorial Tirano Banderas  la novela La mochila.com, una historia que no dejará indiferente a ningún lector.

*Joaquín, cuéntales a los lectores que van a encontrar en La mochila.com

El lector tendrá que situarse en la década: (2007-2017) y encontrará: evocaciones; amistad; familiaridad; humor; corrupción; el secesionismo catalán, naturaleza; sueños; erotismo; pasiones; infidelidades; ironía; hastío; ambiciones; generosidad; desengaños y misticismo.

*La mochila.com es tu segundo libro publicado. ¿En qué se distingue de “Merece la pena recordar”, tu primera obra?

Aquél fue un libro de memorias. Este otro es la vida de Patricio Miralles Casanova, un provinciano de Madrid que trabaja como funcionario en la Administración Central del Estado; hombre desinteresado; mujeriego empedernido; naturista; amante de su exnovia y a la vez enamorado de una catalana ambiciosa e independentista. Le gusta practicar sexo en espacios naturales, playas y calas solitarias con encanto, lo mismo que en sitios cerrados.

*Si algo se le puede asegurar a todos aquellos que se acerquen a la novela es que se van a reír, y mucho. ¿Crees necesario el humor para vivir?

Creo que el lector se lo pasará bien, porque convertir los temas serios en humorísticos e irónicos, para mi es algo sustancial.

*El lector de La mochila.com va a encontrar asuntos y personajes ficticios que le van a recordar, y mucho, a otros reales…  ¿Pura coincidencia?

Por supuesto, espero que si eso ocurre es: Pura coincidencia. Lo digo al principio: Lo real puede que sea ficción y la ficción puede que sea real. Quien lo lea que saque sus propias conclusiones.

*Quienes te seguimos en Facebook sabemos de dos de tus pasiones: la fotografía y el mar. Cuéntanos como lo conjugas.

Las temporadas que paso en Garrucha, salgo a pasear todas las mañanas para ver salir el sol y darme un baño relajante. En mi mochila siempre llevo, entre otras cosas, un libro, una pieza de fruta y la máquina de fotos para captar los multicolores y caprichosos amaneceres que la Madre Naturaleza nos regala cada día.

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