Ya en la calle el nº 1040

Dos estilos se dan la mano en la primera gala del Cante de las Minas

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Levantó el telón del primer día Miguel Ortega, sólo, austero sin más acompañamiento que sillas y su guitarrista. El cantaor inició su espectáculo con una minera aquel cante que le dio la fama “he vuelto como fui” dijo el cantaor al auditorio. La Lámpara Minera de las bodas de oro del Festival Internacional del Cante de las Minas pasó de ese recuerdo de su gloria en 2010 a una alegría e hizo un repaso por los palos más puros y emblemáticos del flamenco bulerías, tientos, soleas, tarantos o seguiriyas salieron de la garganta de Miguel Ortega con su estilo propio.

El sevillano lejos de cualquier otro elemento demostró un flamenco profundo, con sentimiento y roto. Una aproximación a la pureza y raza que le ha hecho ser un cantaor diferente, distinto al resto.

Su imagen llenó de respeto y solera flamenca a un auditorio que estuvo entregado en cada uno de los palos que ofreció el sevillano en sus más de sesenta minutos de actuación. Las bulerías finales encandilaron al público que agradeció la entrega de Ortega con una ovación atronadora en el Antiguo Mercado Público.

UNA DIANA NAVARRO FLAMENCA

Diana Navarro trajo a La Unión su trabajo “Resiliencia”, la malacitana, visiblemente emocionada por enfrentarse a la Catedral de Cante volvió a demostrar esas notas dulces y aterciopeladas que acarician su voz en cada nota que exhala. Navarro se ha convertido en una de las voces más importantes y originales de nuestro país. Sin olvidar sus raíces de Copla, Flamenco, Saeta, Zarzuela o Lírica las ha aderezado con un toque de  pop y electrónica y un sin fin de matices.

La malagueña tuvo un guiño para con el Antiguo Mercado Público. En los últimos temas que dedicó al respetable unionense Diana Navarro se despojó de Diana Navarro y se trasformó en aquella cantante que siempre quiso presentarse a una prueba selectiva del festival más grande de flamenco pero que no se atrevió. Acompañada de Antonio Campos al cante y Juan Antonio Suárez a la guitarra demostró fuerza y madurez para arrancarse por taranta. Siguió con mineras de Pencho Cros “en una demostración de respeto a la figura de Pencho Cros un cantaor al que admiro” confesó al patio de la Catedral del Cante. Continuó con bulerías y cerró con un fandango en esta aproximación al flamenco que los espectadores agradecieron con vítores.

Acabó la de Málaga con el repaso a alguno de sus temas de toda la vida. El público unionense que ha visto sobre estas tablas a las figuras más consagradas y los jóvenes valores que ha llegado al estrellato agradeció, con una larga y sonora ovación, el esfuerzo y el gesto de Navarro que tuvo que saludar a los asistentes en varias ocasiones.

 

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