PEDRO ANTONIO MARTÍNEZ ROBLES
Manolo Montiel era músico. Tocaba el trombón de pistones y éramos compañeros de trabajo, aunque nada tenía que ver el oficio que le daba de comer con la música. Sin embargo, era auténtica pasión lo que Manolo sentía por su actividad musical, que desarrollaba en la banda municipal y que con frecuencia me transmitía en las innumerables conversaciones que compartimos a lo largo del cuarto de siglo de nuestro trabajo en común. En 1976 yo era un “pollo” recién estrenado en lo que habría de ser mi profesión de empleado público el resto de mi vida, y él llevaba ya más de veinte años de experiencia laboral. En aquel tiempo solíamos quedar ante la puerta de Correos, cuya oficina estaba entonces en la brevísima calle de Dr. Fleming, para recoger la correspondencia del día e iniciar nuestro trabajo. Una mañana de aquel mes de septiembre, me dijo: <<Mañana te espero más temprano. A las siete nos vemos en la Corredera. Hay diana. No son más de veinte minutos o media hora de pasacalles>>. Y así fue como descubrí que la feria se iniciaba con un paseo más bien expeditivo por las calles del pueblo, con la banda municipal de música interpretando la <<Diana Floreada>> del maestro Germán Galindo. No más de media docena acompañamos a la banda de música en su breve recorrido en aquella mañana de feria en la que yo descubrí ese trámite de apertura de las fiestas del pueblo. Eso ocurrió en aquel mes de septiembre de 1976, y así venía ocurriendo desde hacía decenas de años: el 30 de julio, festividad de nuestros santos patronos, antesala de nuestra feria de septiembre, <<Diana Floreada>> a las siete de la mañana, en un solitario y breve pasacalles de la banda municipal de música, y en el primer día de la feria de septiembre, de nuevo <<Diana Floreada>> a la misma hora y con la misma escasez de acompañantes. Pero el 30 de Julio de 1977 (ya lo he mencionado en más de una ocasión), solo un año después, un grupo de no más de una docena de miembros que habría de autodenominarse “Peña de la Diana”, tuvo la feliz ocurrencia de preparar unos bocadillos envueltos en servilletas de papel (como aquellos que se ofrecían en las bodas de los años sesenta), un saco de “cascaruja”, y un serpentín de cerveza que instalaron en la parte trasera del Mehari de Pepe Perea. Mi hermano Juan Carlos trajo para la ocasión unos botijos muleros que llenó con agua fresca y un chorro de cazalla, la “paloma”, y esa fue la comitiva que aquel año acompañó a la banda de música en una diana que en aquella ocasión duró hasta el mediodía con cientos de vecinos de todas las edades, saltando y bailando detrás de la banda de música, ora a los compases de la <<Diana Floreada>>, ora a los de <<Paquito el Chocolatero>>.
De todo aquello solo queda hoy los pastelillos mañaneros que ofrecen Paquita Navarro y Roque Moya en las puertas de sus casas y el reparto de <<paloma>>, tras la banda de música, en los botijos muleros -ni chuscos de chorizo envueltos en servilletas de papel, ni sacos de cascaruja, ni serpentín de cerveza-, que mis hermanos y José Antonio Moya se empeñan en preparar cada año en un gesto de resistencia y nostalgia de esa época en la que la <<Diana Floreada>> del maestro Germán Galindo cobró, al fin, el protagonismo que merece el día 30 de Julio, preludio de nuestra Feria y Fiestas. Debo decir que desde 1976, jamás he vuelto a oír la diana en el primer día de la feria de septiembre, y este 30 de Julio, después de muchos años, decidí acompañar a mis hermanos y a José Antonio Moya trasegando “paloma”, detrás de la banda de música en ese anuncio floreado de la feria que vendrá y de la que ya se presienten las carreras de los novillos, calle Mayor y Ordóñez arriba, hasta el coso taurino.
Entretanto, los botijos muleros aguardarán todo un año en el silencio de algún sótano o de alguna cámara, para resucitar con su “paloma” el 30 de julio, y anunciar que la feria de septiembre está solo a una hoja del almanaque, con toda su carga de novillos, de atracciones, charangas y chiringuitos, y el infalible sueño de los más pequeños, y también de los más grandes.
21 de agosto de 2023
Pedro Antonio Martínez Robles.