Ya en la calle el nº 1040

Derechos sexuales: “la violencia sí tiene género”

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

FELIPA GEA/Psicóloga, Sexóloga y Neuropsicóloga/

ESPACIO DE ALCOBA

Pues otra vez estoy por aquí. Esta vez con un tema que me parece de gran interés siempre, pero esta semana todavía más debido a un gran cartel con publicidad retrograda que han puesto en la entrada de La Copa (Bullas). No vengo a despellejar a nadie, sino a informar de nuestros derechos como seres humanos aprovechando una de vuestras sugerencias.

Derechos sexuales: "la violencia sí tiene género"Hola Felipa,

me gustaría que escribieras sobre los derechos sexuales. He escuchado hablar de que existen, pero no sé en qué consisten ni qué son. Gracias.

Un saludo.

Este jueves 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos y dado el terrible (y misógino) suceso del cartel, pues he creído conveniente responder esta sugerencia que me llegó a través de Instagram y de paso mato dos pájaros de un tiro: os informo de vuestros derechos y del por qué estos derechos están íntimamente ligados a la necesidad de eliminar opiniones (de mierda) que nos alejan de poder disfrutar dichos derechos.

Vamos a partir de la definición de “derechos humanos” para que podáis tener una imagen global y entendáis lo que nos acontece hoy aquí paso a paso. Los derechos humanos son un conjunto de facultades e instituciones que, en cada momentos histórico, concretan las exigencias de dignidad, de libertad y de igualdad humanas. Creo que ya os podéis imaginar que asumir que la violencia sí tiene género es fundamental para poder concretar dichas exigencias, pero sigamos al siguiente paso.

Partiendo del hecho de que la sexualidad es un aspecto fundamental de todas las personas y que está presente durante toda la vida, surgen los derechos sexuales y reproductivos como parte integrada de los derechos humanos. Estos derechos ponen como base fundamental la posibilidad que tiene cada persona en decidir de manera libre, informada y responsable sobre su propia sexualidad. Y para que esta decisión sea así es necesario eliminar la violencia, la discriminación, los miedos, la vergüenza, la culpa, los prejuicios, las falsas creencias… que acompañan a nuestro concepto de sexualidad. Este concepto raído y mugroso que limita nuestra vida como seres sexuales, y os aviso de que no me voy a cansar de decir lo necesario que es darle un lavado de cara mediante la educación sexual, no sólo nos limita sino que deja a la mujer como mera espectadora del Dios Falo y como objeto para su descarga. ¡Pues sí!, negar el placer a la mujer es violencia de género y considerarla “una cosa” también lo es.

Pero vamos ir un paso más allá, la sexualidad es ese aspecto que abarca todo aquello que nos hace seres sexuales (sexo, identidad, expresión, orientación, placer, erotismo, reproducción, intimidad…), y esto lo sentimos y expresamos a través de nuestros pensamientos, conductas, fantasías, deseos, valores, actitudes, creencias, prácticas, roles, relaciones, etc. De hecho, la sexualidad abarca muchas dimensiones y no tienen por qué expresarse o experimentarse todas ellas. Aunque hay que tener claro que dicha expresión o experiencia está siempre influida por la interacción de unos factores (biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos, espirituales) que engloban nuestro entorno y, salvo uno, todos son aprendidos. ¿Qué quiere decir esto? Que si lo que aprendemos está ligado a un sistema patriarcal que veja a la mujer por el simple hecho de serlo, pues vamos a dar por sentado que esos aprendizajes previamente establecidos son normales y no lucharemos por unos derechos que nos pertenecen.

La violencia tiene género y es que además, no nos confundamos, esta violencia que se ejerce específicamente hacia la mujer también afecta al hombre. Y no porque vaya a perder poder, lo cual es una lectura bastante simplista del asunto y que denota poca inteligencia, sino porque esta desigualdad también provoca poca libertad hacia el hombre mismo. Tanta exigencia “machota” provoca muchas disfuncionalidades, ¡incluidas las del Dios Falo! Sí, esa visión limitada, retrograda y patriarcal limita la vida tanto de los hombres como de las mujeres y también sus derechos.

En definitiva, los derechos sexuales son necesarios para promover una sociedad más sana, libre e igualitaria. Derechos que luchan contra la violencia de género, no la niegan. Derechos que son avalados por la OMS (Organización Mundial de la Salud) y las personas expertas en Sexología, no por opinólog@s que creen que su opinión es valiosa.

No me queda espacio para enumerar los diferentes derechos sexuales que existen, pero prometo exponerlos detalladamente más adelante. Eso sí, ya sabéis que espero vuestras dudas, sugerencias e impresiones a través de estos medios:

– Correo electrónico: [email protected] / [email protected]

Página web: www.espaciodealcoba.com

Redes sociales: Facebook (@espaciodealcoba / @felipagea), Instagram (@espaciodealcoba) y Twitter (@espaciodealcoba)

Carta tradicional: Avenida de Murcia, 87. Bullas (Murcia), 30180.

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