Ya en la calle el nº 1041

¿De quién es el río?

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

JOSÉ MARÍA ORTEGA
Si he aprendido algo de la participación en movilizaciones de carácter ecologista o conservacionista es que la lucha no acaba nunca. Los problemas ambientales provocados por la mano del hombre son recurrentes; se reproducen a medida que la actuación humana vuelve a provocarlos. Existe un conflicto recurrente entre la codicia humana y la preservación de los recursos naturales.
Sólo unas leyes orientadas por principios de sostenibilidad y unos controles eficientes pueden evitar que los recursos naturales sean dilapidados en poco tiempo en beneficio de unos pocos. Es el conflicto entre intereses privados, el afán por acumular y la preservación de los elementos del medio natural. Un marxista hablaría aquí del conflicto entre capital y medio ambiente.
Hasta hace una semana, los vecinos de Bullas hablaban con alegría del acontecimiento natural más importante acaecido en la comarca en muchos años: el renacimiento de la fuente natural de Río Mula, después de décadas de su desecación y tras siete meses de la clausura por sentencia de Tribunal Supremo del pozo conocido como “de corral de comba”.
Ahora, con la perspectiva que da el tiempo, podemos decir sin miedo que la fuente dejó de manar, porque un pozo robaba su agua. El latrocinio está muy mal visto, sobre todo el que afecta a los ricos, no así el robo de recursos naturales y recursos públicos.
Durante décadas, el prestigioso dirigente de regantes Don Francisco Del Amor, permitió, fomentó, apoyó y justificó, un modelo de explotación del agua del Río Mula que implicaba su muerte por desecación. Este “gestor” que tan pronto mandaba pinchar un pozo junto a la fuente de un Río que acudía a encabezar manifestaciones en defensa del Trasvase del Ebro ha recibido múltiples homenajes por su labor como dirigente de regantes.
Sobre su papel en la destrucción de Río Mula ha existido, igualmente, un pacto de silencio vergonzoso, cuando no manifiesta complicidad, como la mostrada por el Consejero de Agricultura y por el mismo Ramonluís I de Murcia, que durante años negaron que existieran casos de desecación de fuentes y ríos naturales en la región o robo de agua, pero lo había, y por doquier.
En los últimos días me han llamado varios vecinos para contarme que el caudal que mana de la Fuente del Mula está bajando de forma muy preocupante. Yo, que no creo que tal descenso pueda deberse a causas naturales, sobre todo porque llevamos un año hidrológico muy bueno, les estoy animando a actuar, como vecinos, frente a lo que podría ser la segunda desecación de un paraje que forma parte del acervo cultural de pueblo de Bullas. No me extrañaría nada que, algún pozo nuevo, o la ampliación de un pozo preexistente estuviera afectando a las fuentes naturales.
Tanto Izquierda Unida, como yo, vamos a comenzar de nuevo una lucha que nunca terminó, interponiendo escritos de denuncia ante la Confederación Hidrográfica del Segura. Sin embargo, es necesario que todos los vecinos de mi pueblo dejen atrás la pasividad que hubo en otras épocas.
Que ningún bullense sea cómplice silencioso de otra humillante agresión a nuestro entorno, ni delegue la defensa del medio en mí, ni en mi partido, como no delegaría en nadie la defensa de su casa o de su tierra. La indiferencia, según el caso, puede ser la menos digna de las actitudes.

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