Saúl Sánchez Fernández, Presbítero.
Me han pedido que escriba unas líneas dando mi experiencia como sacerdote y caravaqueño de este año de gracia que Dios nos ha regalado, durante este tiempo yo he vivido dos momentos muy importantes.
El primero fue el 23 de abril, cuando el pueblo de Cieza fue a Caravaca a ganar el Jubileo, yo me encuentro en este lugar realizando mi ministerio presbiteral y las Parroquias de Cieza junto con la Junta de Hermandades Pasionarias de Cieza organizamos la Peregrinación, la encabezaba la Patrona de Cieza, la Virgen del Buen Suceso acompañada por casi 1000 ciezanos. La estación jubilar se realizó en la Parroquia de la Concepción y desde allí partió el cortejo pasando por la Corredera, Gran Vía, a la Plaza del Arco donde desde el balcón del ayuntamiento recibió una lluvia de pétalos de rosa, proseguimos el recorrido por la cuesta del castillo, hasta llegar a la explanada de la Basílica, todo el trayecto la Virgen fue acompañada por la Banda Municipal de Cieza. Durante la celebración de la Eucaristía se le impuso a la Virgen una réplica de la Cruz de Caravaca y que fue retocada por la Stma. Cruz, para mi ese día fue muy importante, ver a las personas con las que convivo todos los días, con su patrona a la que tengo ya gran cariño, verlas en mi pueblo, ganando las indulgencias del jubileo, sintiendo el amor de Dios en sus vidas, sentirse perdonadas y poder abrazar su cruz, pidiéndole a Dios y a la Virgen ayuda para afrontar el día a día, fue todo un regalo de Dios. Esta peregrinación para mi comenzó el viernes 21 desde el Santuario de la Virgen de la Esperanza en Calasparra, donde un grupo de 100 jóvenes partimos andando hacia Caravaca, pasando por Calasparra, Valentín y Cehegin; el sábado por la noche en la Parroquia de las Maravillas, tuvimos la exposición del Santísimo, donde algunos jóvenes se encontraron verdaderamente con Dios, porque cuando uno busca a Dios él se deja encontrar.
Y el otro hecho que me gustaría destacar fue el pasado 5 de Mayo, durante mi primera Cruz de impedidos, donde el Señor me estaba esperando en la primera casa que visité, esa casa era del enfermo D. Pedro Ballester Lorca, poder llevar la Cruz al “Cura del Castillo”, cuando vi el rostro de D. Pedro, no le salían las palabras, totalmente emocionado, y como yo pude ser testigo de esto, como también he sido testigo tantas veces de su amor y entrega, de su servicio y generosidad, al signo santo de nuestra salvación. También el Señor me regalo poder estar en su entierro el pasado 17 de septiembre, ojalá estés contemplando ya el rostro de Dios, Descanse en Paz, su alma y la de todos los fieles difuntos. Gracias D. Pedro.