Ya en la calle el nº 1040

“Cuando un amigo se va…” nos despide del propio Alberto Cortez

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

PEDRO ANTONIO HURTADO GARCÍA

Aceptar que ha convivido en un mismo cuerpo el artista, el poeta, el compositor, el intérprete, el cantautor, el hombre, el compañero, el productor, el ayudante, el ingenio, el sentimiento, la sensibilidad y el amigo, entre otros muchos valores, es asumir que sabemos quién es y cómo ha sido José Alberto García Gallo (11-03-1940, Rancul-La Pampa-Argentina/04-04-2019, Móstoles-Madrid-España), popular y conocido, artísticamente, como Alberto Cortez, injustamente valorado, inadecuadamente reconocido e imprudentemente tenido en cuenta con arreglo a sus condiciones como compositor, cantautor, poeta y enriquecido bastión de la música melódica, romántica, reivindicativa y de hondo calado con la que siempre hizo notar su sensibilidad interpretativa, su gusto por lo bien hecho (“La vejez” y “A mis amigos”) y su amor por el respeto a los demás, poniendo siempre delante de sí mismo a artistas nacidos, crecidos y exitosos gracias a su propio apoyo, consideración, respaldo e impulso. Hablar, recordar, considerar, medir e identificar a Alberto Cortez era tan sencillo como necesario, un hombre que, acompañado por un simple piano, por una sencilla guitarra o por toda una orquesta sinfónica, sabía conectar con la sensibilidad colectiva a través de sus canciones compuestas con gusto, elaboradas con cariño y rematadas con una profesionalidad tan refinada como sencilla, al mismo tiempo. Amigo íntimo de Facundo Cabral y referente para los mejores artistas Latinoamericanos, tal como demostró con “Qué suerte he tenido de nacer”.

Inicios.-Aprende a leer, a los seis años, en su Argentina natal. Simultáneamente, su madre le ingresa en el conservatorio Alberto Williams, de Rancul, regentado por Elena Zamalloa. Compone canciones desde los 12 años, muchas, buenas, exitosas y bien concebidas. Recorre colegios y conservatorios para ir escalando en su aprendizaje. En 1957, ya se hace notar como “Chiquito García”, incorporándose en orquestas y grupos folclóricos. En 1958, llega a Buenos Aires para ingresar en la facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Le da a la guitarra para costearse los estudios y resulta contratado por la orquesta de jazz “San Francisco”, como vocalista. En el centro nocturno “Casanova”, actúa en intensa alternancia con la orquesta de Armando Pontier, junto a Julio Sosa y Héctor Ferrari, originándose, allí, su artístico nombre, terminado en “zeta”, de Alberto Cortez. Y recorre el país con ese colectivo. Además, complace a la concurrencia, en cada concierto, durante los descansos de la orquesta, acompañándose de su propia guitarra para interpretar canciones, del folclore argentino y de composición propia, ante el favorable asombro de la concurrencia.

Contrato.-Abandona la universidad para dedicarse de lleno a su clara vocación de cantor y músico, al tiempo que se independiza económicamente de la familia. Al finalizar su compromiso con la orquesta “San Francisco”, es Hugo Díaz quien le propone integrarse en su grupo, otear nuevos horizontes, desarrollar una gira europea y firmar un contrato de seis meses de duración a tal efecto.

Europa.-Llega 1960, cuando parte, con destino a Génova, desde el puerto de Buenos Aires, a bordo del “Provence”. Aprovecha el viaje para realizar ensayos de lo que iba a ser el “Argentine International ballet and show”. Las cosas no comenzaron bien y Hugo Díaz se decide a empeñar las joyas de su esposa y las suyas propias, con el fin de poder afrontar las más básicas necesidades alimentarias de sus acompañantes, hasta llegar, incluso, a disolver la formación. Cortez marcha a Bélgica, lugar en el que su canción “Sucu, sucu” ocupa la primera posición. Jules Nijs pasa a ser el primer manager de Alberto. Debuta en la sala denominada “Witte Molen”, de Aarschot, donde conoce a Renée Govaerts, quien, más tarde, se convertiría en su esposa. Al final de 1960, el 31 de diciembre, concretamente, actúa, a medianoche, para un programa de televisión, divulgado para toda Europa, a través de Eurovisión, denominado “Puerta del Sol”, cuando se desvincula de Hugo Díaz. En 1961, primer viaje a Canadá y EE.UU. Comenzaron, ahí, actuaciones por todo el continente americano, de Norte a Sur. En Los Ángeles, le proponen convertirse en un “latin lover” del cine hollywoodiense, pero la “tarifa” exigida va en contra de su moral y rechaza el proyecto. Se instala tres meses en París y aprende francés. Entabla relación con Paul Mauriat y graba, con él, “La escalera”. Surge su primer viaje a Madrid. Comienza a triunfar en España con “Sucu, sucu” y “Las palmeras”. Le ofrecen un contrato con “Hispavox”, destinado a grabar discos para España y Latinoamérica, registrando su primera grabación con Waldo de los Ríos y su orquesta.

Matrimonio.-Pasan los años y va creciendo exponencialmente en lo profesional, en lo artístico y en lo personal, debido, quizás, a sus relaciones cosechadas y a su discografía, con grandes canciones creadas. Contrae matrimonio, el 2 de junio de 1964, con Renée Govaerts, en Aarschot (Bélgica), ciudad natal de la contrayente, instalándose en Madrid, donde han mantenido la residencia desde entonces.

Éxitos.-Festival de Mallorca, Teatro de la Zarzuela de Madrid y muchos marcos escénicos de primera categoría, sirven para mantener asombrada a la crítica por su calidad artística: “Cuando un amigo se va”, “El abuelo”, “Hay un Madrid”, “Mi árbol y yo”, musicaliza “Retrato” y “Las moscas” para Joan Manuel Serrat, triunfa en México y se apodera del mundo con su poesía en forma de canción, incluso es “profeta” en su Buenos Aires querido.

Premonición.-Como una premonición, compuso “A partir de mañana”, nada más alcanzar los 40 años, como si supiera que la otra media vida, que proclama en esa canción, sería, justamente, la que iba a vivir, ya que ha fallecido justo con casi el doble, es decir con 79 años, a causa de una hemorragia gástrica, derivada en insuficiencia cardiaca. Multitud de premios y reconocimientos le convierten en todo lo célebre que merecía. Le conocimos personalmente y podemos constatar que era un hombre colmado de éxito, pero humilde, cadencioso, sencillo, amable y un artista de postín. Se nos ha marchado para siempre y solamente nos cabe decir “Cuando un amigo se va/queda un espacio vacío/que no lo puede llenar/la llegada de otro amigo”. Descanse en paz un músico para la historia, un gigante de la canción y un poeta para la eternidad. Buenos días.

 

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