Convocatoria para el cambio y Valcárcel

José Maria Ortega
Nelson Mandela  ya está enterrado. Se ha muerto muy viejo y escuchando hablar bien de él hasta a sus carceleros y a quienes apoyaron ese modelo fascista que fue  el Apartheid. Sin embargo, pese a sus muchos logros, en Sudáfrica persisten enormes desigualdades. La obra de una persona no puede, por si sola, acabar con los problemas de un país. Cuando se identifica a alguien con el éxito de un estado se está haciendo burda propaganda. No hay gobernantes divinos ni infalibles, ni en Sudáfrica, ni en Murcia, ni en nuestra comarca. Si a Mandela, con sus cualidades excepcionales, le quedó tanto por hacer, ¿Qué le quedará por hacer  a otros gobernantes menos dotados y criados en los cálidos  hogares de la élite económica? Valcárcel no tiene nada que ver con Mandela.  Es cierto que, hasta hace unos años, deambulaba por los pueblos de la región recibiendo alabanzas y besos en la mano, como un gran líder. Pero el espejismo de su éxito se esfumó.
En la Región de Murcia está acabándose un régimen, sin que para ello tenga que morirse nadie. Se acaba el tiempo de Valcárcel y su reinado llegado  través de las urnas y perpetuado con el apoyo de los grupos de poder de la región, torrentes de propaganda y ejércitos de pelotas. Valcárcel se va en la próxima primavera, se va  a un cementerio de elefantes situado en  Europa, a pontificar sobre lo que hay que hacer y seguir llenando su ego. Estos expresidentes no se vuelven  nunca a su huerto a cultivar hortalizas, sino que se elevan a lugares con pocas obligaciones y muy  bien remunerados.
El pasado jueves 4 de diciembre fui invitado a participar en el acto de presentación de Convocatoria por el cambio en la Región de Murcia, que tuvo lugar en Bullas y que no hubiera gustado a Valcárcel. Convocatoria Por el Cambio es una iniciativa que parte de un grupo de organizaciones sociales y que está siendo apoyada por IU-Verdes, Socialistas por Cartagena, otras formaciones políticas de ámbito local o sin representación institucional y personas y colectivos de diversa índole que coinciden -coincidimos- en un diagnóstico sobre la situación excepcional, en lo negativo, en la que se encuentra la región como consecuencia de casi dos décadas de aplicación de un modelo económico y cultural con los pies de barro.  Hasta hace unos la región vivía dentro una burbuja de aparente prosperidad cuyo brillo deslumbraba incluso a mucha gente sensata. Hasta yo me he tragado más de un homenaje a este señor y he escuchado decenas de veces un discurso vacío, como de pregón fiestas de un pueblo al que no se ha ido nunca. Ahora resulta que “San Valcárcel” se va dejando muy tocada la educación pública, una sanidad con graves problemas, unos servicios sociales cuya supervivencia está amenazada. Estamos a la cabeza de las regiones de Europa en pobreza infantil, paro y desigualdad. Hoy, en la Región de Murcia, centenares de miles de personas viven peor que en 1995, año en el que, tras las siglas del PP,  accedió al poder una casta privilegiada, los que casi siempre ha mandado en la región.
En el acto de presentación de convocatoria para el cambio en la comarca al que asistí se cuestionó profundamente el catecismo de Valcárcel y se clamó por una alternativa política real para la región; una alternativa que, en una primera fase, permita, al menos, salvar los bienes comunes hoy en riesgo: la educación pública, la sanidad, los servicios sociales etc.
En su intervención,  el profesor de economía Manuel Tovar, hizo un análisis de la delicada y errática situación de una economía  regional, lastrada por decisiones erróneas y disparatadas, como la construcción de un aeropuerto a menos de una hora de otros dos. Juan Luis Martínez, de Socialistas por Cartagena, reclamó la legitimidad de un socialismo claramente de izquierdas, frente a un PSOE que es corresponsable de la actual situación económica y que ha llegado incluso a pactar una modificación de la constitución con el PP, al servicio de los poderes financieros. Joaquín Sánchez, Joaquín el cura, defendió en su intervención la vigencia de la movilización a favor de las víctimas de la crisis y en contra de un sistema económico injusto, que antepone el beneficio de una minoría al interés general de las personas. Esta buena  iniciativa, que está presentándose en diversos municipios de la región, pretende favorecer la aparición de una alternativa política amplia, inclusiva, plural para  cambiar la política, mandar al PP al banquillo y tratar de salvaguardar los bienes comunes hoy en riesgo.  Es necesario extender y desarrollar una alternativa que permita salvaguardar una calidad de vida aceptable para toda la población antes, de que el PP de siempre y el PSOE de sus temporadas a la derecha terminen de desguazar lo público y ponérselo en bandeja a sus amigos.
En este duro camino, impredecible  y apasionante, habrá miles de obstáculos, todos vencibles siempre que no caigamos en la peor cárcel que se ha inventado para el hombre que sufre la injusticia: la propia resignación.