Ya en la calle el nº 1037

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Escribir es vivir

MERCEDES BAUTISTA MARTÍNEZ/ http://almadesuperheroe.blogspot.com

 Los años nuevos son siempre sinónimo de nuevas oportunidades. Objetivos, retos, sueños por cumplir.

Aunque todos los días se nos abre una puerta llena de opciones para nuestra vida, el año nuevo es siempre la mejor “excusa” para hacernos promesas. Para pedir deseos, elaborar listas de objetivos que cumplir, establecer nuevas metas y proponernos cambios.

Marcar una línea imaginaria, un horizonte en forma de principio, es una forma de creer. De confiar en que la vida, una vez al año, tiene un botón de reinicio. Y así, atrevernos. Atrevernos a dar un paso que hace tiempo queremos dar. A lanzarnos a hacer algo de lo que antes no nos sentíamos capaces. Probar cosas nuevas. Aprender, mejorar, cambiar.

Para eso sirven los años nuevos, los horizontes, las líneas imaginarias de salida, de comienzos. Para reinventarse y tratar de acercarse lo máximo posible a la felicidad, al bienestar. Para tratar de alejarse de lo oscuro, de lo que nos limita o nos ahoga.

Los comienzos son para empezar, pero también para terminar. Para dejar atrás, cerrar ciclos, olvidar. Para marcharte y cerrar la puerta. Porque el final de un camino siempre es el principio de otro. Pero hay que darle la oportunidad.

Y yo te animo a que se la des. Que marques tu línea de salida, tu propio horizonte, tu comienzo único y personal. Aunque sea febrero.

Cómete las doce uvas hoy, o sustitúyelas por cualquier ritual que te apetezca. Pide un deseo, o muchos. Hazte propósitos, comprométete a cumplirlos. Sueña en grande y oblígate a creer en lo que sueñas. Lee ese libro que te ha llamado la atención. Escribe ese mensaje que estás deseando enviar. Lánzate.

Porque, aunque la vida siempre nos trae cosas que no esperábamos, a veces, también nos trae lo que más deseamos. A veces, los objetivos se consiguen, los sueños se alcanzan, la felicidad se roza… y no podemos dejar de creer que es posible. Y yo creo que, por eso, los años acaban y otros comienzan (y no siempre corresponde con el uno de enero). Para dar paso al cambio. Para abrir la puerta a las posibilidades.

Por eso suenan campanas, por eso soplamos velas, por eso celebramos días señalados. Para recordarnos que siempre es buen momento para comenzar, para llegar a convertirnos en nuestra mejor versión. Para que no olvidemos que tenemos por delante todo un año lleno de ilusiones, para enamorarnos, para viajar, para conocer, para aprender. Para bailar, para cantar, para disfrutar.

De vez en cuando, tenemos que volver a gritar a los cuatro vientos que la vida acaba y empieza cuantas veces queramos. Que siempre podemos pasar la página y plantarnos delante del folio en blanco para escribir nuestra historia tal y como queremos que sea.

Y nunca se sabe.

Nunca se sabe cuándo la vida te pondrá delante tu gran oportunidad, cuándo llegará el amor que te cale los huesos, cuándo recibirás aquello que tanto estás esperando.

Cuándo escribirás tu primer artículo en un periódico.

Y un día, llega.

Por eso, no dejes nunca de confiar en los años nuevos y de abrazar los comienzos. Porque todo llega.

 

 

 

 

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