Ya en la calle el nº 1041

Cólera morbo, diarreas y hemorragias (La epidemia de tercianas de 1802, 2ª Parte)

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Francisco Fernández García/Archivo Municipal de Caravaca de la Cruz
Para solucionar el problema ocasionado por el aumento de defunciones y el riesgo que suponían los enterramientos en los lugares y formas aSe prohibieron las sangríascostumbrados, el 13 de agosto se ordenó bajo pena de multa, que no se trajese a la villa ningún fallecido en los partidos rurales, teniendo que ser enterrados “en sus hermitas o en los sitios que se elijan interinamente para cementarios precedida su vendicion y lo demas al caso”. Para los de la población, se señaló obligatoriamente el “Campo Santo del Hospital de la Concepción y San Juan de Letran”, donde no existía “temor de que la corrupción inficione la atmosfera”, prohibiéndose en el resto de iglesias y ermitas. El decreto municipal no se cumplió totalmente, puesto que se continuaron verificando algunos enterramientos en Santa María la Real, El Buen Suceso y La Soledad, motivo por el que el sepulturero Blas Ferrer fue condenado a 2 ducados de multa y 8 días de cárcel, no consiguiendo librarse de la pena a pesar de haberse justificado alegando las ordenes recibidas “vajo pena de excomunion” por el primer cura teniente de la parroquial. El sacerdote fue advertido severamente para que en lo sucesivo cumpliera lo ordenado, no disponiendo inhumaciones en lugares no autorizados, ni consintiera el traslado de cadáveres de las partidas rurales a la villa, como sucedió el 17 de agosto, en que admitió el de un niño, que fue dejado en la puerta de la iglesia de Santa María para su entierro en ella, argumentando que en la casa del finado “estavan todos enfermos y sus padres de sumo peligro”.
A pesar de los esfuerzos y dedicación de los 3 médicos, la situación no experimento mejoría, por lo que las autoridades municipales pensaron en la celebración de una rogativa general a la Vera Cruz, “consiguiendo los enfermos el alivio y consuelo que deseavan y el que cesasen las enfermedades”. Esta decisión originó un nuevo episodio en el conflicto que mantenían desde hacía 2 años el Ayuntamiento y la Vicaría, motivado por el intento de apropiarse esta última de ciertas prerrogativas y privilegios que, aunque pertenecían al ámbito religioso, correspondían por derecho al Ayuntamiento. Una de las disposiciones improcedentes adoptadas por el Vicario fue la de guardar la Vera Cruz en el sagrario de la capilla del Conjuratorio, imposibilitando la realización de ciertas ceremonias al no concurrir a ellas siendo el custodio de una de las 3 llaves necesarias para la apertura del sagrario.
En este estado, conocedor el Ayuntamiento de la actitud intransigente del estamento religioso, que aprovechaba cualquier conflicto para manifestar su posición contraria, obstaculizando y  entorpeciendo cuantas iniciativas podía y publicando críticas no siempre con fundamento, el 17 de agosto acordó la celebración de la rogativa, aunque sin atreverse a señalar fecha: “atendiendo a que en el dia se encuentra dicha sagrada Reliquia encerrada en su sagrario, y que tratar de sacarla seria dar ocasión a nuevos pleitos”. Mientras tanto se solicitó a “los prelados de todos los conventos de este pueblo, que tengan a bien implorar la Divina Misericordia haciendo rogativas por la salud publica, a cuyo beneficio les obliga eficazmente la naturaleza, la humanidad y la Religión”. Ese mismo día y siguiendo los criterios de los médicos, se publicó un bando “para que todos los vecinos procuren tener limpias las calles, repitiendo esta diligencia siempre que vean ser necesario, y que por ahora riegen las mismas calles al dia las vezes que pudieren; y que se le insinue a Antonio Sanz, a cuyo cargo esta el huerto que denominan de la Compañía, que no tenga, ni consienta tener esparto cociendose, ni tendido después de cocido, vajo multa de diez ducados”.
El día 20 se presentaron nuevas quejas contra el primer cura teniente de la parroquial puesto que, a pesar de cobrar los derechos de enterramientos, se negaba a asistir a los que se efectuaban en el camposanto de la Concepción. Para aumentar su capacidad, “atendiendo a la urgencia y necesidad del dia, quando las excesivas calores aceleran la corrupcion”, se ordenó la apertura en él de “un foso, o fosos, que al menos tenga diez varas de profundidad, y que succesivamente se cubran de cal los cadáveres que a el se arrojen”.
El 24 de agosto los doctores Soriano, Fernández Salinas y Molina presentaron un extenso plan para hacer frente a la epidemia e impedir su propagación, basado en la higiene y limpieza de las calles, supresión de lugares generadores de infección, evacuación de las aguas estancadas, quema de anfibios e insectos, prohibición del uso de la medicina a los no titulados, supresión de prácticas nocivas como las sangrías, establecimiento de un médico y botica en los partidos rurales, etc.: “Que se de salida inmediatamente a las aguas estancadas y corrompidas que se encuentran en algunos delos partidos de este campo, como en Archivel, Tarragona, la Almudena, Encarnación y algun otro; Que se hagan grandes ogueras alrededor de estos sitios pantanosos para purificar el aire, Que se amontonen, y quemen los muchos sapos e insectos que hay, o resulten en dichos sitios desaguados, o ya secos; Que se prohiva alos Barveros y sangradores; y generalmente a todos el ejercicio dela medicina y cirugía, de cuyo abuso por la ignorancia delos que se intrometen en propinar medicinas y remedios que no entienden, se experimenta malignarse las enfermedades que de si son benignas; Que se establezca vn Medico enel centro delos partidos mas infestados, y un casco de Botica con vn oficial al menos capaz de desempeñar el Despacho para que de pronto se ocurra alas necesidades de aquellos infelices; Que a todas las valsas de cañamo de esta población y delos partidos delos riegos, se les de salida haciendo vn acueducto por la parte inferior de modo que esté continuamente entrando el agua por ariva, y saliendo por avajo, y se cieguen o priven las que no puedan estar asi, con la prevencion deque en sacando el cañamo cozido no lo mueban de la orilla dela Balsa hasta que no huela; Que se cieguen o priven todas las balsas destinadas a cozer esparto, Que no se extraigan las Basuras delas casas, y Mesones sin haverlas rociado echas monton con agua de cal recien apagada, por varias vezes hasta que no huela; Que se prohiva a los fabricantes de Mistelas el arrojar ala calle agua fuerte, vinagre, ni otro licor alguno empleado enel uso de dichas manufacturas, Que se hechen saumerios enlas casas particularmente donde hay enfermos y que se repita Vando encargando, o mandando se tengan limpias las plazas, calles y callejuelas”. Para las demás actividades recomendaron el seguimiento de las ordenanzas del Real Colegio de Medicina de Madrid, teniendo especialmente cuidado en la limpieza y desinfección del matadero y la carnicería, cuyo traslado a las afueras reconmedaban, así como de los albéitares, lugares donde se curaban y herraban caballerías, cuyos “vancos esten perfectamente limpios del pus y sangre que suele derramarse”. Enterado el Ayuntamiento, se comprometió a llevarlo todo a la práctica siguiendo sus instrucciones conforme lo permitiesen las circunstancias, ordenándose la inmediata publicación y lectura pública de estas disposiciones en los lugares y sitios de costumbre, y su comunicación a los diputados de los partidos rurales.
A principios de septiembre la situación se agravó, alcanzando tintes alarmantes al recibirse informaciones acerca de que la epidemia “se ha hecho general enlos Pueblos dela inmediación, y aunque tiene seguras noticias de que la padecen en muchos de la Mancha”. Mientras tanto, el 3 de septiembre el presbítero D. Antonio Revellar se entrevistó, por encargo del teniente de vicario, con D. Ignacio Mariano de Mendoza, gobernador y alcalde mayor de Caravaca, para exponerle las penurias de los numerosos enfermos pobres, necesitados de alimentos y medicinas, así como el propósito de los eclesiásticos de intentar remediarlo contribuyendo económicamente a ello. Por su parte el alcalde se comprometió a apoyar la iniciativa, planteando la realización de una colecta entre los más pudientes, “pidiendo puerta por puerta”. Asimismo se acordó la formación de una comisión integrada por miembros del ayuntamiento y varios eclesiásticos “para que tenga efecto el socorro que es devido alos enfermos necesitados”.
El escaso avance conseguido en el mes y medio transcurrido quedó constatado en un nuevo informe emitido por los médicos el 3 de septiembre, en el que advertían “que diariamente caen enfermos como enel principio, y que a tres partes delos que actualmente visitan son de recaida, y en algunos, aunque pocos, han observado que las tercianas se ha presentado con vastante malignidad, con colera morbo en vnos, diarreas enormes en otros, hemorragias ya uterinas , ya de narices, en otros”.

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