Ya en la calle el nº 1040

Cien años de soledad (1919-2019)

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Giulio Consoli

En el libro de Gabriel García Márquez se cuenta la historia de la familia Buendía, que durante un siglo sigue repitiéndose siempre, con la presencia fija y costante de la soledad. El filósofo Gian Battista Vico (1688-1744) teorizó por primera vez la idea de los “cursos y recursos históricos”, que consiste en que la historia se repite, ya sea como un círculo vicioso o virtuoso.

Yo creo que esta es una premisa necesaria para entender lo que está pasando en la política hoy en día. En primer lugar tenemos que volver al Milán del 1919, cuando el 23 de marzo Benito Mussolini fundó “i fasci da combattimento”, el partido fascista, en la plaza de “San Sepolcro”. Era un tiempo de crisis en Italia por culpa de la pobreza creada por la guerra y de los dos años de violencia conocidos come “Biennio Rosso”, en el que los obreros luchaban para obtener derechos y se advertían las amenazas de una posible guerra civil. El fascismo se presentó como la única posibilidad de salvación del país, demostrando interés por todos los ciudadanos mientras que la política del rey era elitista, por lo que el pueblo se sentía abandonado por su gobierno. Al final Mussolini consiguió llegar a ser dictador en 1922 después del golpe de estado conocido como “La Marcia su Roma”. La gran habilidad del fascismo fue saber aprovecharse de la gente que tenía miedo de los tiempos de inestabilidad, a través de la propaganda.

Italia era un país joven y la idea de tener un nuevo Imperio Romano y tener más posibilidades de trabajo gustó mucho y los italianos aceptaron pagar a cambio de esta nueva esperanza el costo que el fascismo pedía : la libertad.

Pero volvamos al 2019. Ha pasado un siglo pero ahora, como en el libro de Márquez, se está repitiendo lo que sucedió en el pasado. Mi país, Italia, es el que tiene más jóvenes ultraderechistas de Europa como muestra una investigación de la organización Estadounidense “Pew Research Center”, con solo el 28% de jóvenes con meno de 30 años que se declara de izquierda, un escaso 52% de la población ve positivamente a los inmigrantes y solo el 39% de jóvenes entre 18 y 29 años piensa que la UE es algo que funcione. Mientras, en España la agrupación juvenil del Partido Popular, las Nuevas Generaciones, es la que tienen más afiliados entre 16 y 29 años con 56341, aunque si se rehicieran los datos teniendo en cuenta la irrupción de Vox en el panorama político, esta nueva formación poseería buena parte de los simpatizantes. En segunda posición la JSE (Juventudes Socialistas Españoles) del PSOE que “solo” tiene 20529, como refiere el periodico madrileño ABC.

En España el 72% de los jóvenes se interesa por la política, pero de dicho porcentaje, el 46.1% ya no confía en la política tradicional, y en media 8 de cada 10 personas piensan que los partidos están interesados solo en el voto y no en sus opiniones, como enseña el rotativo “El Mundo”. Ya con el Movimiento 15-M la gente pidió una democracia más participativa. En Italia sucedió lo mismo con el “Movimento 5 Stelle” , que obtuvo el 40% de los votos en las últimas elecciones y que pone de manifiesto la necesidad de un cambio en la política actúal. En Francia está pasando lo mismo con los “Chalecos Amarillos”. Partidos neofascistas como Vox en España y CasaPound y Forza Nuova en Italia están creciendo exponencialmente.

Después de cien años ha vuelto la desconfianza, la gente se siente abandonada otra vez, los jóvenes no se sienten representados por los actuales políticos y vuelven a votar a quien parece más fuerte, a quien parece más seguro, a quien parece que quiere restaurar los valores y los momentos de gloria de la nación. Con la globalización hemos vuelto a ser ciudadanos del mundo pero ahora la gente piensan en aquella máxima de Séneca de “Numquam est qui ubique est”, esto es, “quien está en todas partes no está en ninguna”. Por todo eso se puede decir que la desconfianza de la gente ha sido una costante como la soledad en la novela de Márquez, pero podemos decidir si repetirlo todo otra vez o dejar en el pasado a Macondo y cambiar definitivamente de novela.

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