Pedro Antonio Hurtado García
Una decisión judicial protagonizada por personas con muchos años de formación académica, basada en juicios y careos de innumerables horas, análisis e impresiones, interpretando leyes que serán más o menos justas, pero que son las existentes, no puede justificar el estar, siempre, predispuestos al enfrentamiento, si la sentencia no resulta absolutoria. Un “gano yo, o rompo la baraja”.
Injustificable que alguien a quien se le encargó que fuera representante de la sociedad catalana, cobrando dinero público y, además, en cantidades astronómicas e inmorales, se erija, simultáneamente, como responsable de incitar y frenar los impulsos sociales o defender un referéndum ilegal.
Inconcebible construír barricadas, quemarlas por decenas y hasta centenares, atentar contra fachadas, malograr edificios significativos, mobiliario urbano, calles, vehículos, perjudicar comercios, obstruír el funcionamiento diario, ofrecer una imagen internacional patética, ahuyentar el turismo, alejar empresas y deteriorar, en suma, la convivencia de una sociedad, injustamente amedrentada, que, en su mayoría, quiere ser pacífica, española, constitucionalista y sentirse respetada en la misma dimensión que lo practica.
Que exista “adoctrinamiento”, contra España, en colegios e instalaciones públicas, no se consienta exhibir la bandera nacional, en un territorio que pertenece al país, o se quiera imponer el criterio de quienes han protagonizado acciones, que les han llevado a prisión, por ignorar lo establecido, y no como presos políticos, como ellos se empeñan en denominarse, ¿todo eso, es legal?. ¡¡¡Ya está bien!!!.
Y, para no verse salpicados en unas inminentes elecciones generales, a las que, seguramente, tampoco habría que haber dado lugar, que ninguno de nuestros representantes nacionales mire para otro lado. España, su imagen, su prestigio, su historia, su futuro y el de los españoles pesan mucho más que todo eso. Buenos días.