GLORIA LÓPEZ CORBALÁN
La mujer a la que Francisco Umbral calificó como “musa de la Transición” ,nació en 1942 como Carmen Díez de Rivera, cuarta hija de Sonsoles de Icaza, es
posa de Francisco Díez de Rivera, marqués de Llanzol. Esposo, que no padre, Sonsoles sólo era fiel a Balenciaga, trajes que se ponía para acudir a ver a su amante, que no era otro que el “cuñadisimo” del jefe del Estado español, Ramón Serrano Suñer, por entonces flamante ministro de Asuntos Exteriores, casado y con 5 hijos, uno de los principales impulsores de una ley que penalizaba el adulterio.
La cosa no hubiese pasado a mayores, si la niña bien de 17 años no viene a enamorarse, por esas cosas de la vida y mira que habría hombres entre esos 20 millones de españoles, de Ramón Serrano-Suñer y Polo, su hermanastro. Cuenta en sus memorias que Ramón había sido su amor desde que tenían 4 años y jugaban juntos, mientras unos padres ausentes no vieron venir la tragedia.
No supieron o quisieron verla, esperando que el tiempo arreglase lo que ellos desarreglaron, pero la vida no les perdonó los pecados y vino a cobrarse en Carmen.
Porque no pensaron en decírselo antes, cuando eran pequeños y jugaban en los jardines, ni cuando fueron más adultos y se perdían por las esquinas, no, esperaron a que el cura que los iba a casar les dijese que no era el matrimonio lo que les unía, sino la lujuria de sus padres. Nada significaría para Carmen saber que su padre no era su padre, hasta el final de los días se llevo bien con ambos, lo peor fue tener que renunciar a su amor. Porque ella no quería separarse de él. Igual le daba que fuese su medio hermano que su marido entero, pero no era esa época de ir contra la Iglesia. Cinco años estuvieron viéndose a escondidas, hasta que la situación se volvió insostenible. Entonces escapo. Viajó por Europa, ingresó en un convento carmelita y, durante tres años, trabajó en Costa de Marfil con un programa francés de cooperación. Cuando regresó a Madrid en 1967, era una joven rebelde de 25 años muy alejada de los valores aristocráticos que representaba su madre y con un interés manifiesto por implicarse en los acontecimientos políticos del país. En la década de los setenta, militó con Dionisio Ridruejo y en el Partido Socialista Popular de Tierno Galván. Ante este terrible pecado, la madre, ese dechado de virtudes, la echa de casa, por lo que en 1969 comienza a trabajar en RTVE como jefa de la Secretaría del director general, cargo que ocupaba Adolfo Suárez. Durante nueve meses, el periodo comprendido entre julio de 1976 a mayo de 1977, fue directora de Gabinete en el primer Gobierno de un cargo que, hasta entonces, nunca había ocupado una mujer en la historia política de España.
Además de sus estudios en Ciencias Políticas, Carmen mantenía una fluida relación con la Casa Real y representaba una decidida apuesta por la democratización del sistema político nacional. No obstante, sus declaradas simpatías por las formaciones de izquierda y algunas de sus actuaciones, como el famoso encuentro en el Ritz de Barcelona con Carrillo, líder del todavía ilegal Partido Comunista, enojaron a la vieja guardia franquista, muy presente aún en el entorno de Suárez. Pocos meses después de su nombramiento, se quebró el entendimiento con el presidente y en mayo de 1977 es cesada y trasladada al departamento de Centroeuropa. En las filas del CDS regresó a la arena pública en 1987. Dos años después abandonó la formación centrista e ingresó en el PSOE, fue eurodiputada hasta 1999, pocos meses antes de morir de cáncer. Nunca se casó.
