DAVID PÉREZ
El sector del calzado no lo ha tenido fácil en el Noroeste, pero si algo nos ha enseñado este último cuarto de siglo, es que rendirse nunca fue una opción para ellos.
Conmemorando el veinticinco aniversario de El Noroeste, esta semana nos hemos reunido para charlar con Salva Gómez, secretario general de Calzia (Asociación de Industrias del Calzado y la Alpargata del Noroeste de Murcia).
Unos años antes de que nuestro periódico abriera, al principio de los 90, las empresas de calzado del Noroeste vivieron sus años de oro gracias a la popularización del Yute o Alpargata, como Salva nos cuenta. La devaluación de la peseta abrió a nuestros empresarios la oportunidad de vender a precios muy competitivos, llevando nuestros productos tanto al resto de Europa como al mercado americano.
Mas esto no duró tanto como les hubiera gustado, pues China, el gigante asiático, se metió de lleno en el negocio, devorando durante los siguientes años completamente el mercado, hasta el punto de que, para el comienzo del nuevo milenio, casi un 70% de las empresas locales habían desaparecido.
En el 2003, los empresarios aun a flote decidieron unirse con una sola voz, construyendo la primera versión de Calzia como la conocemos en un intento de recuperar la relevancia en el sector. Pero ese no era todo el objetivo de Calzia, pues desde la asociación ofrecieron ayuda a todas las empresas locales que estaban sufriendo un cambio generacional, algo típico en nuestra área, con la gran mayoría de empresas fundadas en el ámbito familiar o por empleados de otras empresas ya existentes.
Por desgracia, Calzia en sí misma no fue suficiente, no en la primera versión al menos. Muchas de las empresas fundadoras terminaron desapareciendo en los siguientes años, y no fue hasta mitad de la primera década del milenio que las restantes decidieron poner la leña en el fuego, como se suele decir. Con ilusión renovada, Calzia resurge en 2015, decidida a volver a poner al Noroeste como punta de lanza del mercado del calzado artesanal.
Uno de los pilares de esto, del que Salva presume especialmente, son los cursos de formación que han impulsado con ayuda de concursos europeos, los primeros de toda España en el ámbito del calzado. Y los proyectos no solo se detienen aquí, Calzia colabora con el Instituto de Fomento en España para conseguir fondos para la renovación de materiales y promoción internacional, busca recuperar mercados tradicionales o abrirse en nuevos, como el nacional, que se le resiste.
Acercarse a los diseñadores españoles como Agatha Ruiz de la Prada o la asociación de creadores de moda españoles son algunos de los primeros pasos, trayéndoles y mostrándoles el valor y artesanía del sector, y más importantes, poniendo el Noroeste en el mapa para ellos.
Y es que por mucho que Calzia se esfuerce, como Salva apunta, es imposible crecer si nadie sabe dónde estamos. Y para él comarca del Noroeste mentalmente nos lleva a Galicia, no a Caravaca. Años atrás, los empresarios pensaban que la apertura de la autovía de Caravaca sería suficiente para ubicar a todas las empresas del área, abriendo la vía al comercio internacional. Aunque era cierto, está claro que no fue suficiente. Y la pérdida de la estación de tren de Calasparra nos aisló aún más.
Queda mucho por hacer, pero como nos explica Salva Gómez, las alpargatas de Caravaca nos cuentan una historia, son tradición y a la vez innovación. Y la Feria del Youte su mejor embajadora.