ANTONIO F. JIMÉNEZ
«Hey chicos, vamos a tocar alguna de aquellas». Johnny Cifuentes invocando al pasado en honor «a todos los que no están» en una fecha como la del 9 de mayo, en que murieron dos de los Burning: Toño, el cantante principal, en 1991; y Pepe Risi, fundador del grupo y guitarrista, seis años después. Ambo
s estuvieron presentes en el viejo Palacio de los Deportes de Madrid el pasado sábado para celebrar los 40 años de la banda. Las blanquecinas luces azules, como espíritus alegres, eran ellos dos, ardientes todavía de Rock and Roll. La provocativa I’m Burning calentó a un público que reunía esa mezcla de generaciones que solo las bandas míticas saben convocar. Subieron al escenario algunos viejos amigos de viaje: Álvaro Urquijo y Ramón Arroyo de Los Secretos rememorando los años noventa con Como un huracán, que incendió los ojos de los cuarentones. Luz Casal cantó a dúo Corre conmigo dejando caer del todo el tirante, que excitó al Cifuentes de la sonrisa pícara y sempiternas gafas de sol. Qué hace una chica como tú en un sitio como éste levantó las manos del público, como si quisiera rozar con los dedos una reliquia de la banda. «Os voy a comer de amor a todos». Cifuentes hablándole al teclado sin subir el tono, como en un concierto de bar, (o como el que dieron en la Casa de la Cultura de Bullas hace ocho años), arropado al final por Josele Santiago, Bunbury, Carlos Tarque y los demás viejos leños del rock invitados a este cumpleaños de fuego, que cerraron con Johnny B Goode mientras las cámaras de Fernando Colomo sobrevolaban las cabezas grabando un documental sobre los Burning: cuarenta años desde que prendieron una de las primeras llamas de Rock and Roll en España. Y cuyas cenizas todavía ardientes son el rescoldo de todos los que vinieron detrás.
