JOSÉ ANTONIO MELGARES GUERRERO
El caravaqueño se atrevió en la capital de la Región con un programa difícil y complejo que ejecutó brillantemente ante un público entregado desde el primer momento. A nadie se le oculta ya la calidad interpretativa de Arturo Abellán Sánchez, quien con sólo 16 años interpreta muy personalmente, sin partitura y con la habilidad de un maestro, nada menos que la Sonata OP Nº 2 de Beethoven y el Vals Mephisto Nº 1 de Franc Liszt con los que se encaró con mucho oficio, sentimiento y entrega.
Fue todo un espectáculo encontrarse ante un músico de raza, que en todo momento trató de tú a tú un instrumento de la calidad del piano “Steinway and sons gran cola” (posiblemente el mejor de la Región) al que sacó todo su potencial sonoro y lo mejor de sus registros. En todo momento hubo una relación de amor y a la vez de exigencia entre ambos, que no pasó desapercibido a los presentes.
Arturo, con un saber estar formidable y una escenografía perfecta, ha dejado de ser ua joven promesa para convertirse en una hermosa realidad, con mucho porvenir en el difícil mundo de la música. Si a principios del pasado S. XX otro pianista: el malogrado en plena juventud Luís Nogueras, encandiló a España entera con sus conciertos, y sin menospreciar a otros músicos de mucha categoría en la historia contemporánea de Caravaca, nos encontramos frente a un joven con mucho futuro al que deseamos lo mejor en adelante. Su sacrificado esfuerzo es el complemento de su talento natural. Arturo ha entrado en una dimensión artística que trasciende a lo local, pudiéndosele tener como un valor en alza que ya ha conocido escenarios nacionales y europeos cosechando en todos ellos importantes triunfos artísticos.
El concierto en la “Fundación CAM” de la capital, en la tarde del miércoles día 11 pasado, contó con la presencia de otra formidable y joven artista: la portuguesa (de Oporto) Rita Raposso, quien deleitó al público con un repertorio de Juan Sebastián Bach, Tomasso Vitali y Gabriel Fauré de muy difícil interpretación y del que salió muy airosa. La artista acarició más que rozó las cuerdas de su instrumento musical, del que obtuvo un genial resultado. Ambos fueron muy aplaudidos y generosamente obsequiaron al público con sendos bises que el respetable agradeció con largos y calurosos aplausos a la par que gritos de ánimo.
Una tarde para recordar, entre dos figuras que ya de “agarran fuertemente y con descaro al porvenir.