Ya en la calle el nº 1040

Ana Gama: Diego Cava y la Magdalena Templaria. Una joya olvidada

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Ana Gama

Diego Cava ya conocido como restaurador, ebanista y artista de la madera nos muestra su faceta de escritor. El artista ceheginero presenta su libro, Magdalena Templaria junto con la asociación Versos y Alquimia. Este acto cultural tuvo lugar el sábado 6 de mayo en la iglesia parroquial Santa María Magdalena.

Diego junto con D. Xavier Sánchez de Amoraga explicaron la importancia de la talla de María Magdalena y el proceso de limpieza llevado a cabo para su conservación. También se habló de los símbolos que se pueden apreciar en ella a pesar de su deterioro. La publicación recoge el proceso de restauración de la imagen. La talla de madera es de origen medieval y hasta la década de 1970 se encontraba en la hornacina de la puerta principal del templo. Después cayó en el olvido y estuvo a punto de desaparecer entre los escombros pero, afortunadamente, hace unos años se descubrió su incalculable valor histórico y artístico.

¿Desde cuándo sientes interés hacia la escritura?

Cuando yo era joven y empecé de novio ya escribía alguna cosa y alguna poesía. Pero lo cierto es que cuando yo me reencontré con la escritura o empecé a escribir fue a raíz de la pandemia.

¿Qué crees que es lo más destacable de tu estilo de escritura?

Yo escribo cuando hay algo que me conmueve o que me haga sentir algo. Principalmente escribo poesía, también tengo algo de narración, narración poética digamos. Pero siempre lleva como un ritmo o cierta rima. Si te das cuenta en lo que escribo en el libro, aunque sea narrativa y vaya contando cosas, lleva ese pequeño ritmo.

Cuéntanos un poco sobre la Magdalena Templaria.

Es una joya que tenemos en el pueblo. Ignorantemente ha estado guardada mucho tiempo sin darle la importancia ni el valor que merece. Deberíamos empezar a investigar todo lo que podamos sobre ella, una vez que se conozcan todos los datos Cehegín podrá ponerse en la voz del mundo. Porque en el mundo como ella no existe una pieza igual, de esa época en madera. También tiene algo místico, se dice que la figura “algunas veces no se deja fotografiar”. Yo, por ejemplo, cuando la estuve tratando y ya la metimos en la urna me quise hacer una foto con ella como recuerdo. Luego cuando fui a mi casa vi que la foto se encontraba en blanco, lo que nunca me ha pasado con un móvil ni con una cámara. Y cuando la estuve tratando sentí una serie de sensaciones:

“También he de decir que fue una experiencia tremendamente especial. Fueron unas horas junto a ella llenas de emociones y sensaciones muy difíciles de explicar. Parecía como si mis pies no tocaran el suelo. Me sentí como envuelto en un velo suave, transparente, luminoso, lleno de paz, calma, responsabilidad, sensibilidad y aunque solo, me sentí acompañado en todo momento por algo que aunque no podía ver sí percibí que estaba presente. Quizá simplemente fuera ella. Hubo momentos emocionales tales que, aun dudando si pecaría con ello, en medio del silencio y la

majestuosidad de la sacristía tuve que soltar lastre y me arranqué por fandangos, que renovaban hasta el reboso mis saciadas energías con la simple intención como de querer compartir y trasmitir, no sé a quién o a quienes, nuevas y mutuas sensaciones”. [Fragmento escrito por Diego Cava]

Es verdad que hubo momentos especiales ahí en los que me sentía agusto y me sentía bien. Me quedé solo en silencio en la sacristía con ella, pero percibía como que no estaba solo. A lo mejor simplemente como digo era la talla de madera, no lo sé.

¿Cómo fue el proceso de restauración de la Magdalena Templaria?

El proceso fue limpieza y tratamiento. Me llamaron para tratarla, y cuando la vi me pareció importantísimo que se limpiara primero. Así lo hice con unos cepillos suaves, le fui quitando el polvo y me subí un compresor para soplar y un aspirador, de este modo iba soplando en todas las grietas y absorbiéndolo a la vez. Le quité hasta escombro y argamasa con la que estuvo sujeta a la hornacina, sobre todo, en las partes bajas. Como ya expliqué en mi intervención, he hecho trabajos mucho más importantes en cuanto a técnicas utilizadas, pero esta sí que es cierto que fue algo muy especial por las sensaciones que viví.

¿Cuál fue tu motivación principal para publicar este libro?

Yo tenía este escrito en mi carpeta como un escrito más, pero bien es cierto que cuando fue mi exposición en La Galería el alcalde Jerónimo quiso la imagen tallada de la Magdalena para el ayuntamiento. Cuando se la subí le enseñé las fotografías que le hice cuando restauré la verdadera, al verlas dijo, “Diego estás fotos son importantísimas, esto es historia, ¿quieres que hagamos un libro con ellas?”. Yo le dije que en aquellos días por todo lo que viví hice un pequeño escrito. Total que le leí los escritos que tenía y me dijo, “Diego si ya tenemos el libro, no necesitamos nada más, me parece estupendo”. En ese momento ya llamó a la imprenta y se empezó a mover.

¿Cómo fue el acto de presentación del libro y su recibimiento?

Para mí fue un momento de esos que no se te olvidan nunca en la vida, yo estaba orgulloso de mi pequeño libro, me acompañaban amigos y familiares. Me sentí bastante arropado también por mis dos asociaciones tanto Versos y Alquimia como el Colectivo de Artistas Plásticos de Cehegín. Hubo más gente de la que esperaba, la iglesia estaba llena prácticamente, ya que es un tema que le interesa a mucha gente.

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