Ya en la calle el nº 1040

Alex Angulo vuela como los ángeles

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

ANA ANDÚJAR/http://daregirl.wordpress.com

El pasado domingo 20 de julio perdimos a uno de los mejores actores del cine español. Humilde, sereno, discreto, Álex Angulo fue tamAlex Angulobién enorme, genial, explosivo en sus interpretaciones y uno de los rostros más queridos por la pantalla. Perdió la vida en un accidente de tráfico camino a La Rioja, donde se encontraba rodando su última película, que ahora será tristemente recordada por quedarse huérfana.

Empezó su carrera con la compañía de teatro Karraka hasta que Imanol Uribe le dio su primer papel en la gran pantalla con “La fuga de Segovia” (1981). Desde entonces, se le ha puesto la etiqueta de “eterno secundario de lujo”, cuando él mismo podía elevar un film a categoría estelar.
Después de convertiría en actor fetiche del director Álex de la Iglesia, que vio su potencial para los personajes bizarros y brutales, como en el magnífico corto “Mirindas asesinas” (1991) o “Acción mutante” (1993), en el que interpretaba a uno de los hermanos siameses. Pero su papel estrella fue el de el padre Ángel Berriatúa, nuestro padre Karras particular, en “El día de la bestia”(1995). Con esa cara de buena gente, de la Iglesia conseguiría crearle un papel tan malvado como divertido, el de un cura que debe hacer el mal para encontrarse con el mismísimo Diablo.
Fue en esta gamberra película donde encontramos al Álex Angulo más genial, si bien ya nos había sorprendido otras veces escopeta en mano, y se convirtió en icono de una generación más joven, que descubría por primera vez un cine español más allá de los retratos de la guerra civil y la invasión de suecas en Benidorm. Un cine español más pop y underground, cuyo público estaba ávido de devorar, y que transformó en mainstream y película de culto. Todo ello fue gracias a la genial elección de Angulo como protagonista, ese sacerdote angustiado por el fin del mundo y que lleva de escudero a un heavy de buen corazón, el hasta entonces desconocido Santiago Segura. Inolvidable ese primer encuentro entre ambos: “¿Tú eres satánico?”;”¡Y de Carabanchel!”; o su icónica imagen colgados del madrileño cartel de Schweppes del Edifico Capitol de Gran Vía (que fue de los pocos carteles publicitarios que no se eliminó de la ciudad porque precisamente este film lo hizo leyenda) al grito de “Mire, padre, mire como vuelo…¡como los ángeles!”.
Pero Álex Angulo nunca se quedó parado o regocijándose de sus éxitos más sonados. Entre la comedia (“Muertos de risa” -1999- o “Isi-Disi” -2004-) y el drama (“El laberinto del fauno”-2006- u “Otros días vendrán -2005-), el actor supo granjearse el amor del público y la crítica, aunque nunca fuera reconocido por la Academia a pesar de estar nominado varias veces para el Goya. La televisión también le reportó alegrías, como en “Periodistas”, “Gran Reserva” o “Toledo”, su carisma y credibilidad en cualquier rol le hacían un imprescindible y todoterreno actor.
Una cara familiar que se ha ido, y unos merecidos homenajes que vendrán, esperando que no se obvie a este actor que personificó con pasión el oficio de la dramaturgia, de la cámara, del hacer fácil lo difícil, meterse en la piel de cualquiera y que siempre nos creyéramos lo que decía. Álex Angulo nos deja, pero como pasa en estos casos, no nos quedamos totalmente huérfanos: siempre tendremos sus películas.

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