JAIME PARRA
Para ell próximo 1 de marzo Pop Up Culture ha organizado un recital del poeta Alberto Caride, que acaba de publicar en Colección Sudeste de la Editorial Balduque el poemario “El síndrome de Guillain-Barré”, le acompañará el músico y cantautor Ginés Piñero.
Será a las 20:00 horas en la Bodega de Bullas.
¿Qué van a encontrar los lectores en tu nuevo poemario?
Creo que van a encontrar unos versos diferentes a los anteriores, más intimistas, menos artificiosos. También porque la grieta desde la que nacen estos poemas soy yo mismo, no es una herida ajena o una experiencia en la que otra persona sea el centro. ‘El síndrome de Guillain-Barré’ habla de cómo uno mismo es, con frecuencia, su propia enfermedad autoinmune.
¿Recitarás también otros poemas?
La mayoría de los poemas van a ser de mi último libro, pero siempre me gusta recitar otros inéditos o incluso anteriores que conectan de alguna manera con el recital o con las canciones de Ginés. Seguro que leo algún poema de ‘Paz sobrevalorada’ que es una plaquette que regalé a una persona vinculada precisamente con Bullas.
¿Qué le aporta la música de Ginés Piñero a tu recital?
Los recitales que Ginés y yo hacemos están pensados y sentidos como algo unitario. Sus canciones y su forma de interpretarlas se entienden a la perfección con mis poemas y mis manera de leerlos. El resultado es algo mucho más rico que un mero recital o un concierto, porque es la unión de ambas disciplinas artísticas. Además, la cadencia de sus canciones, su ritmo, también me ayuda a leer los poemas de manera diferente a cuando los leo en solitario.
Escucharla en un recital o leerla en silencio, ¿en qué momentos prefieres una u otra forma de sentir la poesía?
¿Por qué quedarse solo con una manera? Creo que son dos actos diferentes y complementarios. El acto de escribir poesía o de leerla es un acto íntimo, que creo que es bueno hacerlo en soledad, mientras el acto de recitar es un acto de comunicación, y como tal, se debe conseguir que llegue al que escucha. A mi me gusta leer al poeta en soledad, pero también poder escucharlo, comprobar su rítmo.
¿Qué te aporta el contacto con las personas que acuden a tus recitales?
Cuando uno recita en público se expone, se desnuda, comparte una parte que, al menos para mi, es fundamental en mi modo de vivir y sentir. Más allá del tipo de poesía o del estilo que cada autor tenga, lo que a mi me da más satisfacción, lo que hace que tenga sentido, es que mis versos puedan tocar dentro de personas que no me conocen y cuyas vivencias son diferentes a las mías.
¿Qué significa para ti publicar en Colección Sudeste, que toma su nombre de aquella donde por ejemplo Miguel Hernández publicó su primer libro?
Ha sido muy bonito entrar en esa maravillosa colección que coordina José Alcaraz. Este poemario solo se lo envié a él, con la esperanza de que le gustara y decidiera incluirlo en Sudeste, porque me gusta mucho el concepto de la editorial, cómo trabaja y el formato físico de los libros. Si a eso le sumamos el homenaje que supone a la extinta Ediciones Sudeste, que publicó a grandes como Carmen Conde, Antonio Oliver Belmás, Andrés Cegarra o el propio Miguel Hernández.
