Ya en la calle el nº 1037

Alba María López Marín

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ANA VACAS

Conforme aumenta el número de artistas a los que entrevisto me doy cuenta de lo importante que es que exista pluralidad en el mundo artístico, esto enriquece la cultura sin ninguna duda; perteneciendo incluso a las mismas disciplinas sus personalidades difieren, pero siempre nos hacen visible lo mejor de sí mismo. Alba consigue que me sorprenda por su madurez y profesionalidad. Cuando comenzamos a hablar, la conversación fluye sin condicionantes, nos sentimos cómodas al instante ya que hace años que nos conocemos, pero observo que cuando le pregunto suele contestarme en plural; esto me desconcierta por un instante, pero enseguida comienzo a entender; generalmente la he visto acompañada de su hermano Francisco Javier, esto te puede hacer intuir que son mellizos aun desconociendo ese dato hasta este instante.  En sus comienzos musicales fueron iniciados por sus padres; su madre es una amante de la música, pero fue su padre, músico “amateur” los enseño en casa a tocar el piano; quería que la música formara parte de sus vidas, sabía que podía aportarles mucho a nivel emocional y educativo.  No hay ninguna historia detrás de la elección del instrumento, sin consultar Alba decidió que quería tocar el violonchelo, a pesar de que sus padres esperaban que los dos hermanos eligieran en piano. Esta decisión tomada con desconocimiento seguramente fue marcada por el destino, porque no me imagino a Alba tocando ningún otro instrumento.

Comienza su andadura con el violonchelo a la edad de 8 años bajo la dirección de Juan Manuel Salinas en el Conservatorio “Leandro Martínez Romero” de su ciudad natal, Caravaca de la Cruz. Para ella su profesor ha sido siempre su base, su núcleo donde encontraba el apoyo que ha necesitado siempre para avanzar en su trayectoria; paralelamente es alumna de la prestigiosa pedagoga y profesora de violonchelo María Casado a la que va a visitar los sábados a Madrid.

Yo personalmente he tenido la suerte, y digo suerte porque así sinceramente lo considero así, de conocer a muchos niños que comenzaron sus estudios en el Conservatorio Leandro Martínez Romero de Caravaca y compartía con ellos efímeros momentos entre clases y descanso de media tarde; allí es donde vas apreciando su evolución tanto emocional como en el ámbito musical. Desde que era pequeña supe que Alba era distinta, era una niña que tenía una mirada demasiado intensa; su manera de mirar a los demás, de observar al mundo era demasiado madura para su edad. Siempre me sorprendió su actitud, antes de entrar a clase de Orquesta (formadas generalmente por números estudiantes) encontrarla sentada en el suelo con un libro entre las manos aprovechando el tiempo al máximo, se concentraba y no le importaba demasiado el alboroto del resto de los niños en el pasillo, ella se aislaba en su coraza para conseguir su propósito. En su caso, esto ha sido una verdadera virtud que en ningún momento la ha aislado del mundo exterior, siempre que no fuera necesario. La confianza con sus compañeros la ha reforzado con el paso de los años, considerando a todos ellos actualmente como la familia que uno escoge, con los que se encuentra feliz.

Alba no cambiaría la voz del violonchelo por nada en del mundo. Considera que el Chelo es el colchón rítmico o armónico de cualquier obra, porque este instrumento tiene un paralelismo y un componente vocal con la voz humana, se asemeja a una mezzosoprano cuando lo estas escuchando. Antes de tocar siente mucha emoción y cuando está interpretando se concentra de tal manera que se sumerge en el estado de ánimo de la obra. El músico tiene siempre mucha capacidad de riesgo en el escenario, tiene que desnudarse musicalmente frente a un público desconocido, mostrándose honestamente para intentar transmitir y comunicar, esa transmisión es el arte de la música que te hace vibrar, llorar, sonreír…tantas emociones hermosas. Admira a Jacqueline du Pré, la cual interpreta y transmite con enorme facilidad y dominio del instrumento. Piensa que la interpretación musical del Chelo, le emociona mucho más cuando es interpretada por una mujer.

En 2013 fue galardonada con Evocacil segundo premio en el “II Concurso Comarca de los Vélez” Vélez-Rubio, Almería. También ha participado en varios encuentros con los Jóvenes Pianistas de Benaguasil, interpretando obras en las salas “Centro musical Allegro” de Valencia, “Sala Clemente” de Valencia, así como en la “Llar de la Música” de Foios. Simultáneamente, en 2015 fue seleccionada en la Youth Philharmonic Orchestra de la universidad CEU de Elche, con la cual ha sido dirigida por el maestro Gerardo Estrada y ha acompañado al gran pianista Alfredo Ovalles. En 2016 obtuvo el 1º Premio Accésit en el concurso “Jaime Dobato Benavente” en Alcañiz (Aragón). Tan solo un año más tarde, en 2017, era seleccionada como finalista en el concurso “Entre cuerdas y metales” de Cartagena. Es colaboradora en la Semana Santa de Caravaca de la Cruz, tocando todos los años en la Procesión Intramuro del Santo Entierro. Durante toda esta trayectoria ha ofrecido conciertos no solo en diversos emplazamientos de Caravaca de la Cruz, sino también en numerosos lugares a nivel nacional, destacando últimamente en el conservatorio “José Iturbi” de Valencia, UAX de Madrid, Sala Cajamurcia de Murcia, sala de la CAM de Murcia, el ayuntamiento de la ciudad de Murcia o el auditorio Centro-Centro localizado en la Plaza de la Cibeles, Madrid. Complementando sus estudios musicales, ha tenido la gran oportunidad de recibir masterclass de profesores tales como Marianne Dumas, Georgina Sánchez Torres, Asier Polo o Timora Rosler. Desde enero de 2017 toca un violonchelo “Bergonzi” de Cremona, Italia.

Dedicarse vocacionalmente a los estudios superiores es lo que ha deseado siempre, por ello nunca se planteó otra alternativa, pero tenía que terminar los estudios reglados, destacando siempre por ser una alumna muy disciplinada. Esto le ha servido para llevar a cabo un Bachillerato de Humanidades de Investigación desarrollando un trabajo final en Ciencias Políticas. Esa capacidad de concluir una investigación y después exponer el trabajo le ha ayudado mucho a superarse e intentar concluir sus estudios con un expediente extraordinario. Este año comienza en sus estudios superiores en Madrid, en la Escuela Superior de Alto Rendimiento, ESMAR, con la prestigiosa profesora María Casado con la que ya había estudiado ocasionalmente.

No he tenido dudas de su talento, exigente consigo misma y con una enorme pasión en la interpretación de una obra musical, emociona por su compromiso para con ello y puedo decir incluso que hipnotiza al público por su versatilidad. Enhorabuena Alba por tu profesionalidad y constancia.

 

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