Ya en la calle el nº 1041

AETERNUM, una experiencia cultural y religiosa impactante

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

ANA FERNÁNDEZ

Los pasados 24, 25 y 26 de marzo tuvo lugar en el salón de actos del colegio Nuestra Señora del Sagrado Corazón la puesta en escena de AETERNUM,  una representación de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo desde un prisma diferente a todo lo visto hasta ahora en la Región de Murcia.

Durante la performance se pudieron ver representaciones que se acercan mucho a la composición de la obra original, como es el caso de “El Descendimiento” de Van Der Weyden.
Durante la performance se pudieron ver representaciones que se acercan mucho a la composición de la obra original, como es el caso de “El Descendimiento” de Van Der Weyden.

La historia fue contada con base en una performance en donde los actores, alumnos de 4º de la ESO del centro, conjugaron mímica, expresión corporal y facial, con transiciones propias de una coreografía adaptada para este fin.

El público asistente quedó impactado desde el primer momento, tanto es así, que numerosos medios de comunicación de ámbito regional mostraron interés por AETERNUM, así como autoridades locales que asistieron al acto, como la alcaldesa de Calasparra Teresa García, el concejal de Cultura Antonio J. Merino y representantes del Cabildo Superior de Cofradías.

Cada momento estuvo inspirado en una obra pictórica diferente de grandes artistas de todos los tiempos entre los que se encuentran El Bosco, Tiziano, El Greco, Murillo y Van Der Weyden, entre otros; siendo quince, los cuadros elegidos para encarnar cada momento del camino de Jesús en la Via Dolorosa en el Siglo I.

Jesús recibe sepultura, inspirado en “Deposicion de Cristo” Caravaggio.
Jesús recibe sepultura, inspirado en “Deposicion de Cristo” Caravaggio.

La selección de obras estuvo basada en que las composiciones fuesen diferentes a la par que bellas. Finalmente, la selección resultó ser una muestra de obras muy conocidas, lo que reforzó el cariz cultural de este proyecto.

Cada una de las “estaciones” de este particular Via Crucis se formaba y se desmontaba a la vista del público en unas transiciones minuciosamente cuidadas en donde se ponía en juego una coreografía estudiada al  detalle para que los elementos como las telas, la Cruz que entra y sale del escenario y ocupa distintos planos, clavos, mazo y otros componentes estuviesen en todo momento coordinados con el alumnado encima de la escena y que cada uno supiera a la perfección qué elemento debía mover, sostener, colocar o retirar, consiguiendo un ambiente de solemnidad, equilibrio, sobriedad y elegancia en el que la transición de un cuadro a otro formaba parte de la misma historia.

Para conseguir esto era imprescindible que la composición y el número de elementos fuesen distintos en cada una de las quince estaciones. Pasar de una composición en la que aparecen los 16 personajes a otra composición en solo cinco, uno y, de repente, volvía a llenarse el escenario.

De esta forma, se consiguió mantener el dinamismo y el interés durante todo el tiempo que duró AETERNUM. Cada imagen que se generaba era totalmente diferente. Este conjunto se completó con las voces narrativas de textos litúrgicos muy breves que acompañaron cada momento del relato, una iluminación estudiada para transmitir las sensaciones propias de lo que allí se vivió y culminado con una  banda sonora elegida con mimo para conseguir conmover y trascender.

Pero sin duda, lo más importante ha sido el buen hacer de los alumnos que recreando momentos inspirados en maravillosas obras de arte, supieron captar la expresión y el sentir de cada personaje que han tenido que interpretar, siendo así como consiguieron conmover y emocionar a todo el que vio AETERNUM, poniendo el acento en su trabajo de expresión corporal y visual, lo que ha entrañado una gran dificultad para ellos pero que han superado con creces, estando a nivel de profesionales del arte dramático.

Manuel Toral interpretando a Jesucristo en el momento de su muerte en la Cruz. Obra pictórica: “Cristo Crucificado” Murillo.
Manuel Toral interpretando a Jesucristo en el momento de su muerte en la Cruz. Obra pictórica: “Cristo Crucificado” Murillo.

Desde el punto de vista pedagógico, se consiguió plasmar en la obra la ayuda mutua, el compromiso, la interdependencia entre compañeros, la responsabilidad y la capacidad de transmitir al público cómo se construyen las escenas con la interrelación de todos y la aportación de toda la clase, lo que implica la inclusión de todo tipo de alumnado con diferentes necesidades y donde cada uno aporta lo mejor de sí mismo.

En definitiva, AETERNUM, consiguió conjugar una serie de ingredientes que lo convirtieron en una experiencia cultural y religiosa brutal en donde el resultado fue impactante, logrando transportar a los asistentes al la primavera del Siglo I en Jerusalén, donde tuvo lugar la mayor historia de amor jamás contada.

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