Ya en la calle el nº 1040

Adiós a la norteamericana Donna Hightower, adoptada en España gracias a Danny Daniel

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

PEDRO ANTONIO HURTADO GARCÍA

El pasado y estival mes de Agosto nos ha dejado huérfanos de periodistas conocidos, deportistas de élite, poetas distinguidos y populares artistas de diversas disciplinas que se han marchado para siempre. Pero, en esta ocasión, nos queremos referir a una mujer de color que ha triunfado incontestablemente nada más y nada menos que durante los últimos cuarenta y tantos años.La cantante Donna HightowerLlegó a España de la mano del inconfundible cantautor asturiano, de Gijón, Danny Daniel, con el que se rumoreó insistentemente que mantuvo un apasionado romance, extremo que, más tarde, el tiempo vino a confirmar, aunque trataron de disimularlo formando un dúo ocasional para popularizar una preciosa canción, a dos voces, titulada “El vals de las mariposas”, un dúo, bajo la denominación artística de “Danny y Donna”, que vendió centenares de miles de copias de ese disco, con lo que ya habrá adivinado el lector que nos estamos refiriendo a la inconfundible e insuperable Donna Hightower, para la que el propio Danny Daniel compuso su canción estrella más emblemática titulada “This World Today is a Mess” (“Este mundo es un conflicto”), tema que se convirtió en un irrepetible éxito en numerosos países al otro lado de los Pirineos, sumando cifras de ventas impropias de la época, cifras que llegaban a producir auténtico vértigo, pues solamente en nuestro país vecino, Francia, se consumieron más de tres millones de copias, mientras que Europa, en su conjuntó, “tiró” de casi diez millones de ejemplares.

Un tema llenapistas
Y lo más importante es que esa canción, con trepidante ritmo discotequero, se introdujo en todas la salas y se convirtió en un tema “llenapistas” que se hizo imprescindible en todas las sesiones de baile desplegando el colorido de destellos de las bolas de espejos, luces multicolor y efectos de flashes que tanto animaban, en los años ’70, esas discotecas de ineludible visita en los fines de semana en los que, incluso, se ofrecían sesiones de tarde y noche. Y es que fueron muy numerosas las destacadas canciones que compuso Danny Daniel, aunque de corte mucho más romántico como, por ejemplo, “Niña, no te pintes tanto” o “Por el amor de una mujer”, que también cantaría Julio Iglesias, logrando que, de sus quince discos de estudio publicados, los trece primeros solamente contuvieran canciones de creación propia, ya que en los dos últimos quiso grabar temas ajenos, de su gusto particular, de origen latino y, especialmente, cubano, compuestos e interpretados por otros artistas.

Danny Daniel, su mentor en España
Pero, él, fue el que dio contenido a la vida artística de la ahora desaparecida Donna Hightower (28-12-1926, Caruthersville-Misuri-Estados Unidos/19-08-2013, Austin-Texas-Estados Unidos), quien, posteriormente, abandonaría la música pop, disco y baladista (no olvidemos títulos como “Soy feliz”, en castellano”, o “I’m in love with love” y “Here I am”) para integrarse, de lleno y muy decididamente, en el mundo del jazz, ya que poseía una portentosa, educada, magnífica e inconfundible voz, estilo musical que complementó con el gospel y el soul y con una referencia artística meridianamente clara, para ella, que no era otra que la “diosa” estadounidense Dinah Washington.
Recorrió numerosos países de los cinco continentes promocionando ritmos jazzísticos que representaban su mayor pasión musical. Y se hizo notar en ese estilo a nivel mundial, una música de minorías que, en su caso, exigía recintos de gran aforo, porque su prestigioso nombre siempre hacía presagiar, como luego se confirmaba, que las localidades a la venta serían habitualmente escasas.

Formó dúos de auténtico lujo para la interpretación ocasional
Ha gozado del lujo de formar dúos ocasionales, además del trampolín que le supuso el protagonizado junto a Danny Daniel, con artistas de gran relieve internacional, como el mismísimo Quincy Jones. Y se ha hecho acompañar por músicos de incuestionable calidad y verdaderos virtuosos de la instrumentación, tales como Tete Montoliú, Ben Webster, Hank Jones, Pedro Iturralde u Horacio Icasto, convirtiendo el jazz, catalogado como género musical “para unos pocos”, en un verdadero atractivo que le hacía vender discos con prácticamente la misma intensidad que cuando se hallaba encuadrada en el pop o la música disco, porque, además, su nombre pisaba fuerte en el arte del pentagrama en todos los países en los que, anteriormente, había dejado una estela de calidad, buen hacer e incuestionable profesionalidad.
Anunciar a Donna Hightower en cualquier lugar del mundo era apostar a caballo ganador. Y, eso, lo sabían los empresarios de las salas y lo explotaban al máximo, porque eran conscientes de la innumerable legión de seguidores con los que contaba esta prodigiosa voz tan bien vestida por una artista considerada, respetada y querida en todo el mundo.

Espectadora de Danny Daniel en La Carroza, en Murcia
Es posible que muchos lo recuerden, pero, en cualquier caso, vamos a “refrescar” memorias para situarnos en el final de la década de los ’70 y comienzo de los ’80, cuando Murcia lucía una gran discoteca-sala de fiestas que se localizaba en la barriada denominada Pueblo Nuevo, detrás del hospital entonces conocido como Arrixaca Vieja, hoy Morales Meseguer, exactamente en el entorno de Santiago y Zaraiche, cuya popular denominación no era otra que la de “La Carroza”. ¿Lo recuerdan?. Por su muy respetado escenario desfilaron infinidad de artistas de primer nivel en el panorama internacional y, allí, pudimos ver, entre otros muchos, a los entonces dominadores del mercado discográfico Demis Roussos, el barbudo de Alejandría que, previamente, fuera el líder del cuarteto griego de rock progresivo “Aphrodite’s Child”, grupo que, inicialmente, se formó en Francia. También pudimos ver a la rubia italiana, tan de moda en aquellos momentos, Raffaella Carrà y, amén de una larga lista, en el año 1979, exactamente, a Danny Daniel que actuaba en solitario, pero que, de forma privada, se hizo acompañar para la ocasión de quien, para él, representó, según se asegura, el romance de su vida, es decir la propia Donna Hightower que quiso pasar desapercibida, como una espectadora más, entre el público que presenció la actuación. Pero solamente pudo ser discreta y “oculta” en la medida que la pigmentación de su piel se lo permitía, sobre todo si tenemos en cuenta que, en aquellos momentos, ver a una persona de color en nuestra querida Murcia era mucho más infrecuente que en la actualidad.

Una verdadera “catedrática de la canción”
A 86 años le ha alcanzado la vida a esta gran dama de la canción, ya que su edad superaba en tres lustros al propio Danny Daniel, que hoy cuenta con 71, pero, como tantas veces se recuerda, se remarca y es cierto, el amor no sabe de edad, horario o fecha en el calendario. Lo que si está claro es que la música ha perdido a una voz portentosa y con identidad propia, a una mujer querida, valorada, considerada y respetada en todos los ambientes de su mundillo que, además, demostró atesorar registros vocales y recursos interpretativos de todo tipo y saber subirse a un escenario, siempre con indiscutible categoría, para entonar canciones pop, disco, soul, baladas, jazz o lo que fuese preciso interpretar en cada momento, porque los “maestros” no hacen distinciones en tal sentido y, ella, no solamente lo era, sino que, además, merece el título de “catedrática de la canción”, pero, como dicen los flamencos, “en todos sus palos”. Que en paz descanse la inigualable e inolvidable Donna Hightower.

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