Ya en la calle el nº 1037

Ada, el número impar de Byron

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GLORIA LÓPEZ CORBALÁN

Cuando Anne Isabella Milbanke, BaAda Byronronesa de Wentworth también conocida como Lady Byron, dió a luz a la pequeña Augusta Ada Byron el 10 de noviembre de 1815 juró que nada en el mundo le haría parecerse a su padre, el poeta inglés Lord Byron, con el que duró casada menos de un año y que se encontraba por aquellos días en Grecia huyendo de los diversos escándalos que marcarían su vida.

Así lo juró y así lo hizo. La baronesa alejó tanto a Ada de los «defectos» del padre que decidió educarla en su parte más racional: las matemáticas y la música, dejando de lado la poesía, para que nada le recordase a ese padre ausente, y , si por alguna casualidad algo tuviese del padre, no sacarlo a la superficie.
Contrató a los mejores especialistas, y entre ellas a Mary Somerville una conocida autora y científica del siglo diecinueve que le presentó a Charles Babbage (profesor Lucasiano de matemáticas en la Universidad de Cambridge y padre de las computadoras) el cinco de junio de 1833 cuando ella sólo tenía diecisiete años. Algo debía tener de lista, además de la educación (a mí ni enseñándomelos Einstein se me quedan), porque el genio quedó impresionado por los números que rondaban su cabeza. También sería Mary quien le presentaría el que sería su 1 + 1 es uno, el conde William King, con el que se casó en 1835. Poco después hereredó el título de Conde Lovelace y ella… condesa. Que digo yo que algo le ayudaría ser rica para sumar y restar, porque no he conocido aún ninguna genia de las matemáticas pobre, cuando seguramente serían estas las que más ecuaciones hiciesen. Mientras hacía y deshacía números sumaba hijos. Tres tuvo con el conde.
Cuando en 1842 el matemático italiano Louis Menebrea, publicó una memoria en francés sobre la Máquina Analítica. Babbage pensó que no habría otra que su amiga Ada como traductora de la memoria en francés para adaptarla al Inglés. Fue la primera persona en el mundo que describió un lenguaje de programación de carácter general al interpretar las ideas de Babbage incluso mejor que él mismo. Esto es, tradujo del chino a un idioma entendible por todos el trabajo del matemático. La historia, como siempre tarde cuando es en femenino, vino a reconocerle el acto un siglo después cuando en 1979 el Departamento de Defensa de los Estados Unidos daba su nombre, Ada, a un nuevo lenguaje de programación.
Pensaría su madre que la había alejado de todo cuanto fuese su padre, pero el destino, o el corazón, que ya sabemos que es un cazador solitario, manda sobre los actos, y el destino sobre aquel y quiso que si la vida no unió a padre e hija, al menos en la muerte estuviesen juntos. 37 años(los mismos que el padre que no conoció) tenía Ada aquel 27 de noviembre de 1852 cuando un cáncer de útero (agravado por las salvajadas de los médicos), vino a llevarsela para descansar en paz en el panteón familiar junto a Lord Byron.
Me los imagino discutiendo en números y rimas el sentido de la vida y de la muerte.

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