Ya en la calle el nº 1040

Abrazos

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

ESCRIBIR ES VIVIR

Mercedes Bautista Martínez (www.almadesuperheroe.blogspot.com)

“Acto de rodear con los brazos a alguien o de hacerlo dos personas entre sí como muestra de afecto, cariño, felicitación, etc.”.

Así puede definirse la palabra abrazo, pero yo creo que se pueden añadir otras muchas palabras para expresar lo que significa un abrazo, sobre todo los de algunas personas.

Un abrazo es sentirte en casa, es refugio, es calor. Es una forma de recomponerse, de reiniciarse, de llenarse de energía, fuerza y poder. Es un lugar donde sentirte a salvo, donde esconderte del mundo cuando duele, donde encontrarte cuando estás perdida.

Si tienes, al menos, un abrazo al que acudir en el mundo, un par de brazos que te curan y te sostienen, tienes una vida extra, un “superpoder”, una verdadera suerte.

Así me siento yo siempre que voy a ese lugar, a ese abrazo que me aprieta y me recoloca.

Quizá todos venimos al mundo con un propósito, un don, un superpoder. Quizá cada persona tenga algo que aportar al resto. Genios de la ciencia que nos curan de enfermedades, artistas que nos transportan a otro estado con su arte…y hay seres mágicos que tienen en sus manos el poder de sanar el corazón de quienes tocan.

Para identificarlas solo tienes que echar un vistazo a tu alrededor, seguro que hay más de una. O, al menos, una. Siempre hay una.

Piensa en alguno de tus momentos complicados, cuando te has sentido dolida, perdida o triste. También en momentos buenos, cuando estabas ilusionada con algo, había algo que celebrar y estabas feliz. Piensa en quién te da ese abrazo que te reconforta y te acompaña. Con quién quieres compartir los momentos más intensos de tu vida.

Seguramente tú también seas ese lugar mágico para alguien. Creo que todos lo somos. A veces somos “abrazador” y, a veces, “abrazado”. A veces salvamos y a veces nos salvan. Y, en ocasiones, ambas se funden. Yo creo que ese es el colmo del abrazo, el verdadero “superabrazo”. El que es mutuo, el que se comparte, el que da y recibe.

Ese momento en el que dos personas se aprietan fuerte y encuentran su paz, que se alarga varios segundos (puede que incluso minutos), se transmite la energía y se alcanza el equilibrio, se respiran los olores y llegan hasta dentro… ese momento es algo extraordinario. Único y maravilloso. Te recuerda que tienes suerte, que no estás sola. Que cuando no te queden fuerzas puedes recargarte, que cuando la vida pesa, ese peso se reparte. Que las alegrías se comparten y se regalan. Que los corazones se acompasan y laten mejor. Que somos la misma esencia.

Por eso sé que, a pesar de todo, e incluso cuando parece que no, soy muy afortunada. Porque sé dónde puedo ir cuando lo necesito, o cuando, sencillamente, me apetece que me aprieten y me salven aunque no haya nada de lo que huir.

Seguro que tú también tienes esa suerte, ese lugar en el que refugiarte, ese rincón en el mundo en el que todo es más bonito, duele menos y llena más.

Ve y disfrútalo.

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