Ya en la calle el nº 1040

A modo de epílogo

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

HABLANDO CON MIS ALUMNAS

José Clemente Rubio García (Maestro rural, jubilado)

Fotografía: Alonso Rubio

Hace unos días, volví a ver la película “La Lengua de las Mariposas” de José Luís Cuerda e interpretada por  Fernando Fernán Gómez, que hace de maestro en un pueblecito gallego, con una escuela unitaria de niños, y nos acerca a la labor de un maestro, un simple “maestro de escuela” en su quehacer diario. Se desarrolla la película en el curso escolar 1935/36 donde se jubilaba el maestro. En la película vemos a un maestro, que, aunque era su último curso, la ilusión no la pierde en ningún momento, llevando la ciencia y el afán de aprender a sus alumnos a través de frecuentes salidas al campo para aprender las cosas del día a día. Estaba integrado en el pueblo y sumamente respetuoso con todo lo que estaba a su alrededor. No se dejaba comprar por nadie, ni ninguno de sus alumnos era tratado de forma especial por tener más o menos relación con la familia. Su discurso como despedida tras su jubilación, no tiene desperdicio, pero hay una frase en el transcurso de la película que me emocionó y me sigue emocionando, que es, cuando le dice a sus alumnos, con toda su ilusión, que por fin viene ese microscopio, por parte del Ministerio, para poder investigar tantas y tantas cosas.

Yo recomendaría al profesorado el ver esa película y, después, comentarla con los compañeros y compañeras y, no solo una única vez, si no volver a verla de vez en cuando. Es una película que da fuerza y energía y nos hace pensar un poco cual es nuestra labor como maestros o maestras.

Hemos terminado una serie de artículos que bajo el título genérico de: “Hablando con mis alumnas”, reflejamos la labor del maestro, de la maestra, partiendo de la creencia y convencimiento de que su labor no es sólo  enseñar, sino transmitir la ilusión por aprender y ayudar a forjar el propio carácter de cada niño y de cada niña y, no porque así lo piense yo, si no porque así lo han dicho las entrevistadas. He escogido a mujeres porque creo que la mujer tiene mucho que decir, y alumnas, que en un breve tiempo de su vida escolar estuvieron conmigo y, de alguna forma, seguimos en contacto, aunque sea en la distancia.

Estuvimos hablado  de educación, de la escuela que vivimos, de la vida…, y recordamos, pero de ninguna manera nos vamos a quedar en eso, el presente será fuente de creación y el futuro estará por venir, pero sin olvidar nunca de dónde venimos, lo que somos y el camino que nos queda por recorrer.

Me quedo con seis pensamientos que a mí, de alguna forma, me han llenado y que se lo debo a estas mujeres:

– Creo que es esencial en el maestro, en la maestra, el cariño, pero sin olvidar en ningún momento el respeto mutuo.

– Nos enseñaban, pero sobre todo nos animaban a ser personas buenas, trabajadoras, honradas…

– Lo importante es lo que queda y son los valores que te han inculcado y te han hecho ser lo que eres.

–  El maestro nos trataba a cada uno como lo que éramos y creo que eso era y, debería seguir siendo, la fórmula mágica de desarrollarnos como personas.

–  Éramos protagonistas de nuestras propias clases, o bien no lo hacíais sentir.

–  Leíamos El Quijote, a Antonio Machado…, por las noches veíamos las estrellas, hacíamos poesías, salíamos al campo…

Cuando va llegando el final del camino, que un día tuvimos la suerte de empezar a andar, como es mi caso, y vemos y pensamos en tiempos pasados, nos puede llevar a cierta nostalgia, pero tenemos que pisar fuerte y seguir con el presente y caminar hacia ese futuro que seguro tenemos.

Personalmente, son muchos los años que he dedicado a la enseñanza y, sobre todo, en escuelas pequeñas…, recuerdo aquella escuela de Bolnuevo en Mazarrón o de Caprés en Fortuna, pero, sobre todo, en mis queridos pueblos de Los Odres, Otos y El Sabinar, lugares donde aprendí a ser maestro, con mejores o peores resultados, con mejores o peores aciertos, con equivocaciones también, pero intentando hacer lo mejor por dejar este mundo que nos ha tocado vivir algo mejor de cómo nos lo hemos encontrado.

Una cosa que quiero públicamente agradecer a estas seis mujeres, es el cariño que me han manifestado a la hora de tener el atrevimiento de pedirle su colaboración para la publicación de esta serie. Gracias.

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