Ya en la calle el nº 1037

A Don Asensio Piqueras Panadero: Él era la Feria y la Feria era él

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JESÚS BOLUDA DEL TORO/DIRECTOR DE LA FERIA DE MURICA

Como comienzan las grandes historias de los mejores libros, conocí a Asensio Piqueras por una bendita casualidad. No fue otra que la reivindicación que un puñado de locos por la literatura realizamos aquel mes de abril de 2016 en los soportales de la catedral de Murcia.

Esa tarde nos juntamos una buena masa de gente que quería que los libros volviesen a la calle en un formato de Feria del Libro. El comentario más utilizado era la incomprensión ante la situación de no tener un evento en torno a los libros en condiciones en la ciudad de Murcia. Los libros a la calle, grandes exposiciones donde ver montones de ejemplares y a sus autores junto a ellos.

De aquella iniciativa surgió la Asociación de Creadores y Artistas PALIN. El día antes de la presentación de la asociación al mundo nos juntamos en una terraza a los pies de la catedral. Mientras esperábamos a que llegara todo el mundo, Asensio y yo establecimos una conversación de no más de un cuarto de hora, pero de tal intensidad que, cuando volví a casa, lo hice con la sensación de conocer a Piqueras de toda la vida.

Así era Asensio Piqueras Panadero, un hombre que iba con el corazón en la mano (quizá por eso no falleció cuando se le paró más de veinte años atrás y estuvo en muerte clínica hasta que, de repente, ese corazón volvió a latir) y con el que enseguida conectabas. Por culpa de la parada cardíaca le llegó una jubilación anticipada, y, por tanto, mucho tiempo para dedicarse a las “cosas” que le gustaban. Y la cultura y ayudar a los demás eran dos de esas “cosas”. Tras unos inicios dubitativos al llegar a primera línea de batalla y ver las enormes dificultades por las que pasa una asociación que intenta hacer algo por la cultura sin recibir nada a cambio, algo, al parecer, impensable, Piqueras se convirtió en presidente de PALIN.

Fue a partir de ahí cuando comenzó su cruzada, su lucha diaria en forma de buenas palabras y mejores gestos para lograr que la ansiada Feria del Libro de Murcia se convirtiese en una realidad. En 2018, menos de dos años después de la creación de PALIN, la Feria salió a la calle. Un puñado de casetas y tres días de evento, pero con el deber cumplido. La aceptación fue espectacular, así que se comenzó a trabajar enseguida para la siguiente edición. En 2019 se pasó a veintitrés casetas y volamos hasta primeros de octubre, en formato de cinco días y buscando una fecha en la que no molestar y no ser molestados.

Nuevo éxito y un aumento considerable en los números.

Pero, de repente, llegó la pandemia. La que nos hizo darnos cuenta de que la cultura era un eje fundamental en la vida de las personas (qué pronto olvida el ser humano). Apenas un mes antes de levantar las persianas de las casetas, Asensio tuvo que comunicar una dolorosa noticia: La Feria presencial se suspendía, pero no la virtual. Una cabeza pensante como la de Asensio y un equipo dispuesto a todo montaron un formato virtual de Feria que creó un precedente y que, más tarde, se importó a otros lugares como Madrid.

Asensio me había pedido en varias ocasiones que diese un paso adelante y tomase un lugar destacado dentro de las competencias de la Feria, pero por motivos laborales, personales o de cualquier otra naturaleza, no pude. En agosto de 2021, en un café de apenas cinco minutos tomamos la decisión: Me nombraba coordinador de la Feria, y me encargaría de organizar, supervisar y controlar todos los eventos de esta, así como al voluntariado. Acepté encantado. Y fue aquí cuando nuestra relación tomó un nuevo cariz. Llamadas diarias, montones de negociaciones y decisiones que tomar. Parecíamos un matrimonio mal avenido, pero siempre con el foco puesto en crear un evento único e irrepetible. Y los resultados nos dieron la razón. La Feria del año 2021 fue un éxito sin precedentes. Las felicitaciones por parte de los libreros, editores y público en general nos daban la razón. De forma interna quedaban muchos pequeños detalles que se podían mejorar, pero el resultado ahí estaba: 41 casetas y 130000 personas nos habían visitado en una semana de fiesta en torno a los libros.

Asensio estaba cansado. Muy cansado. La batalla diaria con todos mella el ánimo y el cuerpo. Estaba hablado que, tras la Feria de este año, se retiraría o al menos se haría a un lado, para que yo me hiciese cargo. Sinceramente, creo que no lo hubiera hecho, por mucho que lo pensara. Él era la Feria y la Feria era él.

La de 2022 estaba en marcha cuando sucedió la fatal noticia. Asensio se nos iba para siempre y nos dejaba huérfanos. Además, se llevaba consigo muchos secretos, muchas reuniones y negociaciones, pues él siempre nos informaba de las cosas cuando ya estaban solucionadas. Ante tal eventualidad, hubo una persona muy cercana a él que se dirigió a mí y me pidió que no dejase caer todo por lo que Asensio había peleado. Y, en aquel preciso instante, tuve claro que mi homenaje no iba a consistir en dedicarle unas palabras o en llevar el dolor a decisiones o declaraciones irresponsables. Mi homenaje debía ser intentar sacar la Feria adelante y, para rizar el rizo, que fuese el mejor evento en torno a los libros que jamás se haya visto nunca.

Y en ello estamos. Si algo tiene la Feria del Libro de Murcia 2022 es mucho, mucho, mucho trabajo. Las figuras de los socios y de los miembros de la comisión de la Feria cobran especial relevancia, pues han realizado una labor abnegada para poder llevar a cabo el cometido. Sin ellos, no habría salido adelante. La lucha contra las adversidades, tragar bilis, respirar hondo y seguir trabajando para que salga adelante. Seguimos con el formato de una semana, pero aumentamos lo que ya nos parecía una brutalidad: las casetas. Pasamos a sesenta y cruzamos la Calle Jaime I en dirección a la Plaza Circular. Contaremos con más de un millar de eventos entre firmas, presentaciones, ponencias, coloquios y charlas. Viene lo más granado de la literatura nacional y también tiene un protagonismo nuestros escritores murcianos. Todo está preparado para que el próximo 6 de octubre las casetas levanten la persiana y, durante una semana, sea mi (nuestro, de todo PALIN) particular homenaje a la figura de una persona inolvidable: Don Asensio Piqueras Panadero.

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