Ya en la calle el nº 1041

Me encanta, pero no me empalmo

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

FELIPA GEA/Psicóloga, Sexóloga y Neuropsicóloga/ ESPACIO DE ALCOBA

¡Hola! Estoy muy preocupado. Estoy conociendo a un chico y hace mucho que no me gustaba tanto alguien, pero las relaciones sexuales no funcionan. Él me encanta, pero no me empalmo. No lo entiendo, ya que gusta mucho. ¿Qué me pasa? Estoy desesperado porque quiero que funcione.

A veces, nuestras propias expectativas y exigencias lastran nuestra ejecución, especialmente cuando éstas son altas. El ponerse expectativas y exigencias altas se podría traducir como un autoboicot, aunque en el fondo lo que queremos es todo lo contrario, que todo salga “perfecto”.

Lo cierto es que el estrés y ansiedad que provocan las altas expectativas, unidas a unas altas exigencias, lo que hace es que queramos demostrar tanto que nos perdemos en eso mismo: en demostrar. Pero las relaciones personales y, en especial, las relaciones sexuales no funcionan a través de expectativas y/o exigencias, ya que dejan de “ser” para pasar a “parecer”. Y la apariencia es eso mismo, una cosa que parece y no es.

En las relaciones personales es fundamental la honestidad, la cual debe pasar antes por uno mismo para poder reflejársela a los demás y debe ir acompañada de aceptación. La aceptación es muy importante en estos casos de “apariencia”, ya que dejas de querer aparentar para ser tú mismo y expresarte como tú mismo, sin focalizar en “tener que gustarle a toda costa” porque él te gusta y tú quieres gustarle, claro está.

El dejar de focalizar en “convertirte en esa persona que tú piensas que a él le gustaría” te quitará una gran presión. Además, ten en cuenta que él ya está quedando contigo, independientemente de que se te empalme o no, y eso quiere decir que le gustas. Es cierto, que la relación puede fraguar o no, pero lo que está claro es que poner expectativas altas y aparentar ser otra persona, no va a ayudar a que fragüe. Al contrario, lo que va a provocar es un hundimiento estrepitoso que, obviamente, abarcará también el terreno sexual. Es más, deja de decidir por él y que sea él quien decida.

Empezar una nueva relación conlleva estrés de por sí, ya que no os conocéis y hay que descubrir mucho del uno y del otro, incluso cosas que puede que no nos gusten (y eso también añade estrés). Por lo tanto, el tener relaciones sexuales con alguien nuevo conlleva cierto estrés, que no ocurre cuando la pareja ya es estable. ¿Qué quiero decir con esto? Que, si juntamos el estrés de lo nuevo y desconocido con el estrés de “tener que gustarle”, pues es la ecuación perfecta para un fallo de erección.

Seguramente que te pasas todo el día soñando con volver a verlo, con unas ganas tremendas de demostrarle tu pasión y deseo por él. En definitiva, con ser el amante perfecto al que no puede dejar escapar. Algo que provoca mucho miedo a fracasar y, específicamente, a no dar la talla. Todo esto se convierte en el peor enemigo de tu erección, lo que posiblemente desemboque en una obsesión por hacer que él disfrute mucho más que tú y que no se note que no te funciona, que puedes llegar a ser un amante estupendo igualmente. Aunque en realidad tú no piensas que puedas llegar a ser ese amante perfecto, porque estás observando sin parar si tu pene hace amago de endurecerse o no.

Vamos, todo un despropósito que te lleva al precipicio de no entiender por qué te pasa esto, ya que te gusta mucho y lo deseas, y eso hace que todavía te rayes más. De esta manera, lo que está más que claro es que no puedes disfrutar. El encuentro con esta persona se vuelve angustioso en vez de gozoso y placentero, y lo lógico con este panorama es que pierdas la erección, o incluso que no aparezca. Así que deja de actuar, muéstrale a esa persona quién eres. Tú no eres “perfecto”, pero él tampoco: ¡no lo idealices! Quítate el estés de “tener que gustarle” y, sobre todo, olvídate de si te funciona o no el pene.

Si finalmente no encajáis es por eso mismo, no es por ser quién eres o por no haber tenido 100 polvos seguidos. Eso sí, siéntate a hablarlo con él y hazle saber lo mucho que te está preocupando el tema, ya que te ayudará a quitarte también presión de encima. ¡Suerte, amigo! Te mando mucho ánimo y muchas gracias por contactar conmigo.

Yo, como siempre, te espero en “Espacio de Alcoba” con los ojos y los oídos bien abiertos para poder leer y escuchar tus experiencias, dudas y sugerencias para poder ayudarte.

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