Francisco Fernández García
(Archivo Municipal de Caravaca de la Cruz)
Aunque ya habían transcurrido mas de dos años desde el comienzo de la Guerra de Independencia, la primera visita que las tropas francesasrealizaron a la entonces villa de Caravaca tuvo lugar el 9 de noviembre de 1810. Ese día se presentó un destacamento al mando del Conde de Epard requiriendo el pago de 200.000 reales como contribución al mantenimiento del cuerpo del ejército francés que, bajo el mando del General Sebastiani, estaba establecido en Granada.
La cantidad exigida les pareció a los caravaqueños excesiva por lo que solicitaron una rebaja de la misma, finalmente y tras diversas negociaciones quedó fijada en 160.000 reales; los franceses se marcharon de Caravaca el 12 de noviembre tras haber dado muerte a varias personas y saqueado algunas de las casas más ricas de la población. Durante este saqueo un oficial francés robó la Custodia de la Vera Cruz.
Así permanecieron las cosas durante seis meses hasta que a finales de mayo de 1811 D. Juan Gregorio Arvizú Navarro, capellán mayor de la Cruz, recibió una carta del comerciante de Baza D. Felipe Argente del Castillo informándole que tenía en su poder la referida Custodia pues se la había comprado a un oficial francés por 2.800 reales y que estaba dispuesto a devolverla siempre que se le abonara lo que él había pagado mas los gastos correspondientes.
Como la fábrica de la Cruz no disponía de esa cantidad de dinero, el 29 de mayo el capellán mayor escribió una carta al ayuntamiento exponiendo la situación y solicitando el dinero necesario para recuperar la Custodia. Ese mismo día el Ayuntamiento convocó una reunión de urgencia en la que se adoptó el acuerdo de acceder a la petición hecha por el capellán considerando que se trataba de una «preciosa alhaja destinada para el adorno de la Ssma. Cruz, objeto de la devoción de este pueblo y comarca» adelantando de los fondos de la fábrica de la Parroquial la cantidad de 3.000 reales para el pago del rescate de la Custodia y los gastos derivados del transporte de la misma desde Baza a Caravaca. Asimismo se formó una comisión integrada por D. Antonio José Carreño, D. José Salazar y Maldonado, caballero de la Real Maestranza de Granada, y D. Francisco de Paula Sierra y Zaragoza para que en unión del citado capellán realizasen una colecta voluntaria entre todo el vecindario “para que todos contribuyan a tan piadoso fin con la limosna que puedan” con el fin de recaudar la mayor cantidad posible para reintegrar a los fondos de la parroquial el dinero extraído para esta operación, quedando a cargo de la fábrica de la Cruz el que faltase hasta completar los 3.000 reales.
El dinero se libró el 31 de mayo, siendo el propioD. Juan Gregorio Arvizú Navarro el encargado de trasladarse a Baza para inspeccionar la pieza y cerrar la operación si todo estaba conforme. Tan solo quedaba procurar la seguridad del viaje ya que los caminos se hallaban repletos de desertores y bandoleros que se dedicaban a robar a los que transitaban por ellos. El 4 de junio el Gobernador Militar del castillo de Caravaca facilitó una escolta de dos soldados para que acompañasen en el viaje al capellán mayor y protegiesen el dinero en el viaje de ida y la Custodia en el de vuelta.
El recate se realizó sin incidentes y desde entonces la Custodia ha permanecido en Caravaca, siendo la misma que se utiliza en la actualidad en las ceremonias importantes y cuyo aspecto era el que aparece en la fotografía que acompaña este artículo, ya que el cerco de rayos dorados se añadió en el año 1901 sustituyendo a otros de flores que se ponían periódicamente.
