Ya en la calle el nº 1040

25 de noviembre de 1915: Crónica de la visita a Caravaca de los actores María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza y su adoración a la Cruz

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Francisco Fernández García/Archivo Municipal de Caravaca de la Cruz

María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza fueron en su época dos de los más acreditados y célebres actores de la escena española. Su fama y prestigio llega hasta nuestros días, aunque en la actualidad sea más recordada la actriz, debido a que en 1931 el célebre teatro madrileño de la Princesa, sede actualmente del Centro Dramático Nacional, cambió su denominación para perpetuar su memoria, pasando a llamarse Teatro María Guerrero. Este teatro fue propiedad durante muchos años del matrimonio formado por estos dos actores, cuya boda tuvo lugar en 1896, hasta que en 1928, tras la muerte de la actriz, fue adquirido por el estado español. Sin embargo, en la historia que hoy evocamos, aunque la protagonizaron los dos, tuvo mayor relevancia la figura de Fernando Díaz de Mendoza, ya que fue su vinculación a nuestra ciudad lo que posibilitó la visita de la referida pareja y su actuación en nuestro teatro.

Fernando Díaz de Mendoza y Aguado nació en Murcia en 1862, no obstante algunos señalan equivocadamente Caravaca como su lugar de nacimiento dada la unión de su familia a nuestra ciudad. Tenía orígenes aristocráticos, era dos veces Grande de España, ostentando los títulos de Conde de Lalaing y de Balazote y Marqués de Fontanar y de San Mamés, de aquí su relación. Aunque esta familia dejó de residir de manera permanente en Caravaca en el siglo XVIII, continuó manteniendo una estrecha relación efectuando visitas periódicas e interviniendo en la vida social y política; algunos de sus miembros disfrutaron de cargos y honores en nuestra ciudad, como D. Diego Uribe y Caro, que fue Hermano Mayor de la Cofradía de la Cruz, o D. Fernando Díaz de Mendoza, tío del que nos ocupa, Hermano Mayor de la Cofradía de San Juan, etc. Pero nuestro protagonista, que durante su infancia y juventud visitó en diversas ocasiones Caravaca, residiendo en el hoy desaparecido palacio familiar que se ubicaba en la Plaza del Arco, era de naturaleza inquieta y pronto se trasladó a Madrid iniciando una prestigiosa carrera como actor, que le llevó con el tiempo a formar compañía propia juntamente con su segunda esposa, renovando el panorama teatral español, lo que la convirtió en poco tiempo en la más importante de la nación.

Se casó en dos ocasiones, en primeras nupcias con Ventura Jacinta Serrano y Domínguez, Marquesa de Castellón e hija del General Serrano y, tras enviudar de esta, con María Guerrero, con la que tuvo dos hijos, los también actores Luís Fernando y Carlos. Precisamente el primero de estos, fue padre del insigne Fernando Fernán Gómez, fruto no reconocido de su relación con la actriz Carola Fernán Gómez. La trayectoria profesional de la Compañía Guerrero-Díaz de Mendoza fue brillantísima, con espectaculares éxitos en todas las ciudades donde se presentaba, incluyendo giras por diversos países de Europa y América. En 1908 compraron el Teatro de la Princesa, estableciéndose en él y en donde desarrollaron amplías temporadas que tan solo dejaban libres algunas fechas para girar por provincias, donde su presencia era requerida constantemente.

En 1915 el matrimonio de actores estaba en la cumbre de su carrera y tras una brillante temporada, a mediados de octubre pusieron fin a la misma, iniciando a continuación una gira de dos meses en la que visitaron, entre otras, Jaén, Málaga, Albacete, Murcia, Alicante y Valencia. Su vacante en el Teatro de la Princesa fue aprovechada para estrenar la película “Un solo corazón (Los muertos viven)”, basada en una obra de Eduardo Marquina, que María Guerrero y Díaz de Mendoza habían rodado durante el verano para la productora catalana Segre Films. La película tuvo tal éxito que se prorrogó la exhibición manteniéndose en cartel hasta mediados de noviembre: “la empresa ha conseguido del propietario de la misma ampliar su contrato por cuatro únicos días más, en consecuencia se proyectará hasta el domingo inclusive. Con el objeto de que todas las clases sociales puedan admirar este gran éxito cinematográfico, las secciones de las diez de la noche del jueves, viernes, sábado y domingo, serán populares, con notable rebaja de precios”.

Conocida en Caravaca la noticia de su próxima presencia en Murcia, la Cofradía de la Ssma. y Vera Cruz, con su Hermano Mayor, Pedro José Caba, al frente se pusieron en contacto con el eminente actor, sugiriéndole la posibilidad de realizar una función a beneficio de la referida cofradía, proposición que fue aceptada de inmediato con su habitual generosidad, más aún en este particular caso dada su personal vinculación a nuestra ciudad y su patrona, fijándose la misma al finalizar sus actuaciones en Murcia.

Tras su triunfal paso por Albacete, la compañía anunció su presentación en el Teatro Romea de Murcia el lunes 15 de noviembre, programándose tan solo 7 funciones, “así se ve obligada a hacerlo la compañía por tener que cumplir sus compromisos con las empresas de Alicante, Alcoy y Valencia, antes de actuar en Madrid en donde inauguraran la temporada en día 11 de diciembre”. En su debut pusieron en escena la comedia de Serafín y Joaquín Quintero “El Duque de El”, obteniendo un triunfo clamoroso.

Cumplido su compromiso en la capital murciana, María Guerrero y Díaz de Mendoza viajaron a Caravaca, a donde llegaron a las 12 de la mañana del día 25. Los populares actores fueron recibidos “por comisiones de la Real Cofradía de la Cruz, Casino, Círculo Artístico, autoridades y banda de música, hospedándose en el hotel del teniente coronel don Francisco Pérez Miravete, que agasajo cumplidamente en unión de su distinguida familia, a los ilustres visitantes”. Concluida la comida se desplazaron al Santuario, para adorar la Vera Cruz, “examinando las pinturas antiguas y recorriendo las galerías del castillo”. Ultimada la visita marcharon al Teatro Thuillier, donde iba a tener lugar la función benéfica proyectada, poniéndose en escena el drama de Echegaray “Mancha que limpia”, que había despertado un enorme interés: “el entusiasmo que existía por acudir a la función era tan grande, que hubo quien pagó ocho duros por una butaca”. El público, que llenaba el teatro, disfrutó del espectáculo elogiando las excelentes interpretaciones de sus protagonistas: “Díaz de Mendoza hizo un Fernando apasionado y noble, encarnando de modo admirable el personaje y luciendo sus excepcionales facultades de modo magistral, oyendo frenéticos aplausos. En cuanto a la genial María Guerrero, en su papel de Matilda, supo con su arte inimitable, con su prodigioso talento escénico, mantener en el público un interés creciente electrizando con sus maravillosas facultades, y haciendo que el público, aún a trueque de cortar algunas escenas, la ovacionara de un modo clamoroso, estallando en bravos y levantándose el telón varias veces al final de cada acto”. Para la escenografía de la obra se utilizó “un lujoso mobiliario que cedieron los señores de Jiménez Girón”.

Después de la función, el matrimonio de actores fue agasajado con un té en los elegantes salones del Casino, al que asistieron asimismo “distinguidas familias de la sociedad”, respondiendo estos con su proverbial generosidad: “El señor Díaz de Mendoza ha donado varios centenares de pesetas al Santuario de la Cruz, a la Comisión de la Cruz, a la banda de música y a otras entidades”.

A las 9 de la noche, terminado el agasajo, emprendieron regreso a Murcia manifestándose satisfechos de su breve estancia en nuestra ciudad. Por su parte, el numeroso público congregado para despedir a los artistas les mostró su afecto y agradecimiento con gritos de admiración, vivas y sonoros aplausos. La compañía Guerrero-Díaz de Mendoza continuó su gira por Alicante y Valencia, regresando a Madrid, en donde el 20 de diciembre inauguraron una nueva temporada en el Teatro de la Princesa, con la representación de la mencionada obra de los hermanos Álvarez Quintero “El Duque de El”.

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