Ya en la calle el nº 1041

20 de mayo de 1877: Ha salido El Argos

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Francisco Fernández García/Archivo Municipal de Caravaca de la Cruz

El 20 de mayo de 1877 salió a la calle el número uno del primer periódico editado en Caravaca. Se llamó “El Argos” y fue subtitulado por sus creadores como Semanario de literatura, ciencias, artes, noticias y anuncios. Tuvo una vida breve, ya que solamente se editaron 11 números, conservándose 8 de ellos en el Archivo Municipal de nuestra ciudad; en el correspondiente de Murcia podemos encontrar la colección completa.Ejemplar número 6 de El Argos

La primera noticia acerca de esta publicación la encontramos el 25 de marzo de 1877, fecha en la que el periódico regional “La Correspondencia de Murcia” informaba a sus lectores de la próxima aparición de un periódico en nuestra ciudad: “Dentro de pocos días empezará a publicarse en Caravaca, un periódico literario, que lo darán a luz una sociedad que cuenta algunos años de vida”. La sociedad a que se refiere tuvo por nombre Sociedad Literaria de Caravaca, siendo fruto de la reunión de varios caravaqueños aficionados a la literatura y de ideas liberales, algunos de los cuales llegaron a tener una destacada actividad política, ocupando puestos de responsabilidad. El grupo mantenía reuniones periódicas, plasmando el contenido de las mismas en un manuscrito, en la actualidad conservado en una colección particular, que lleva por título “Álbum Poético de la Sociedad Literaria de Caravaca”, y que fue dado a conocer por Gregorio Sánchez Romero en el artículo publicado en la revista Murgetana “La Sociedad Literaria de Caravaca en el contexto histórico de la segunda mitad del siglo XIX español (1862-1876)”. Según este estudio, la existencia de esta sociedad se desarrolló en 2 etapas, la primera desde su fundación en diciembre de 1862 hasta marzo de 1866 y la segunda desde mayo de 1873 hasta mayo de 1876, aunque realmente su existencia se mantuvo al menos durante el año siguiente, editando el periódico que nos ocupa.

Tras su anuncio en la prensa regional, sacaron un prospecto informando a los futuros lectores de sus objetivos y aspiraciones. Al frente de la publicación, a la que se impuso el nombre de “El Argos”: “cuyo nombre hemos querido que sea caravaqueño, tomándolo del río que fertiliza nuestro dilatado valle”, figuró como director Ginés T. Ruiz, contando asimismo con un amplio de elenco de redactores y colaboradores, siendo de destacar entre los primeros a Antonio Blanc, Andrés Martínez Tornel, Fernando, Manuel y Ricardo Torrecilla del Puerto y Francisco Sánchez Olmo y, entre los segundos, personalidades tan relevantes como Antonio García Alix, Antonio López Melgares o Ramón Giménez de la Fuente. En el anuncio se señalaban también las condiciones de la publicación, fijándose su salida “todos los domingos, empezando su publicación el 20 de mayo próximo, en cuatro hojas iguales en tamaño, tipos y calidad del papel a este prospecto”. El formato era relativamente pequeño, siendo sus dimensiones de 30 x 21 ctms, constando cada ejemplar de 8 páginas. En cuanto a su precio, este variaba según el punto de venta, fijándose la suscripción “en Caravaca y Murcia, un mes 3 reales; un trimestre 8 reales. En el resto de la península 9 reales el trimestre”. Los puntos de suscripción se localizaban en Caravaca, en la Plaza de la Constitución nº 20, donde supongo estaría también la redacción, y en Murcia, en la calle de los Apóstoles nº 12 y en la imprenta donde se componía el periódico, que no era otra que la Tipografía El Álbum, ubicada en la Plaza de Santo Domingo de Murcia, a cargo en esa época de José Sellés.

La aparición de un periódico suponía un avance considerable en la modernización de la sociedad caravaqueña y constituía un medio fundamental para la defensa de los intereses del municipio, como se reconocía en uno de sus editoriales: “uno de los principales objetos que nos propusimos desde la creación de este periódico fue abogar por los intereses materiales de la localidad”, por lo que la noticia de su próxima salida fue muy bien acogida entre los caravaqueños.

Cumpliendo lo anunciado, el domingo 20 de mayo de 1877 se puso a la venta el primer número, reproduciéndose en él la declaración de intenciones aparecida en el prospecto publicitario. La idea fundamental que animó el proyecto fue facilitar a los caravaqueños un “periódico semanal que al mismo tiempo que recree la fantasía instruya la inteligencia”, dedicando gran parte de su contenido a artículos sobre ciencias y artes, incluyendo igualmente creaciones literarias tanto en prosa como en verso, ya que consideraban que la cultura y la educación constituían la base del progreso: “las sociedades cambian, los pueblos progresan y las necesidades crecen. No es ya el brazo asolador de las batallas el que conquista, son las nobles armas de la ciencia las que hoy pelean; no viven ya las naciones al estampido del cañón, sino a la luz clara de la verdad que es el alimento de nuestro espíritu y el ideal de nuestra inteligencia”, reservando un pequeño espacio a las pocas noticias locales que se sucedían y a la publicidad: “No es Caravaca una de esas ciudades donde a toda hora circulan noticias de interés, como sucede en las grandes poblaciones, ni su movimiento y actividad se circunscriben a un pequeño círculo donde todo se sabe y se comenta como en los pueblos poco numerosos. Aquí se habla y se discute en política, pero sin odio y sin rencor, defendiendo cada bando sus ideas con la fe de sus convicciones, pero sin olvidarse nunca que todos son caravaqueños y que, como hijos de una misma madre común, deben amarse como hermanos”. Este texto no procede de “El Argos”, sino de la crónica enviada por el corresponsal de “La Paz de Murcia” en Caravaca el 15 de enero de 1877, pero nos sirve para constatar, aunque tal vez de modo un tanto optimista, la apacible vida en nuestra ciudad en esos años.

Precisamente este corresponsal pasó a ser redactor de “El Argos”, regresando de nuevo a la corresponsalía tras el cierre del semanario caravaqueño a finales de julio de ese mismo año, habiendo sacado tan solo 11 números. Las circunstancias en que se produjo las refiere en la primera de sus crónicas después de su regreso al periódico murciano, aparecida el 17 de agosto de ese año: “<<El Argos>> debía morir y murió. Nació en doctrina muy atrasado a la época en que ha vivido, y es que parece vino a llenar un vacío de alguna publicación que dejaran en nuestro pueblo las generaciones pasadas; por eso, luchando con su fatal destino y con las ideas de sus redactores, ha dado lugar a que unos lo tilden de republicano, mientras otros le han llamado ultramontano y sacristanesco. <<El Argos>> murió, pero no así sin que podamos decir que no ha dejado la más leve huella de su existencia. <<El Argos>>, calificado de poco instructivo, y de poco ameno, era esperado con impaciencia por los suscriptores, y corría de mano en mano infundiendo a todos el amor a la lectura y al estudio. Para <<El Argos>> han brotado muchísimos escritores de donde se creyera que tan escasísimo número había”.

Según este testimonio, parece ser que el periódico no logró sintonizar con la mayoría del público y aunque recibió numerosos elogios y contaba con un número fiel de lectores, este no fue suficiente para mantener el proyecto y hacerlo perdurar en el tiempo: “Aquí no hay un solo ciudadano que vista la bondad de un asunto en proyecto, no le aplauda y quiera coadyuvar a su realización, pero no hay tampoco uno solo que a sus palabras de alabanza deje de añadir: <<Eso aquí no puede dar resultado>>”.

Lejos de desanimarse, el grupo creador del semanario, intentó nuevos proyectos de carácter humanista y educativo, aunque desconozco si llegaron a materializarse; en caso de ser así tendríamos que prolongar la existencia de este círculo cultural caravaqueño creado, como ya se ha dicho, en 1862: “De esta idea de progreso que <<El Argos>> ha iniciado, ha nacido la idea de crear un Ateneo científico-literario. Una comisión numerosa y activa tiene a su cargo los primeros trabajos, y todos esperamos con ciega confianza que el Ateneo se formará, y Caravaca tendrá un centro mas de instrucción donde iremos a escuchar las verdades de la ciencia”. No dispongo de mas noticias sobre su existencia y continuidad, salvo la muerte del que fuera su director publicada el 14 de febrero de 1889: “Ha fallecido en caravaca el Sr. D. Ginés Trinidad Ruiz, director que fue de nuestro colega <<El Argos>> y escribano de aquel Juzgado”.

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