Ya en la calle el nº 1040

14 de enero de 1800: Comienzo de las obras del Paseo del Canapé

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Francisco Fernández García
Archivo Municipal de Caravaca de la Cruz

En la anterior entrega reseñaba la demolición de la Puerta de Santa Ana, una de las reformas urbanísticas llevadas a cabo por el alcalde mayor D. Ignacio Mariano de Mendoza. En esta ocasión voy a referirme a otra de estas intervenciones, que tuvo lugar un año antes y que consistió en la construcción del Paseo del Canapé, que como es sabido es el que rodea el castillo desde el mirador donde está ubicado el monumento a los Caballos del Vino hasta su confluencia con la calle Ceyt Abuceyt. Aunque pueda parecer extraño hasta finales del siglo XVIII no existía este circuito, constituyendo todo una ladera que comenzaba en la cimentación del castillo y sus murallas extendiéndose hasta las casas de la calle del carril.


Aunque la obra no se ejecutó hasta el periodo en que fue alcalde mayor el referido D. Ignacio Mariano de Mendoza, la idea de realizarla es anterior, concretamente del año 1785 que fue cuando se ensanchó el último tramo de la actual subida al castillo, donde precisamente se celebra la carrera de los Caballos del Vino, proporcionándole prácticamente el aspecto que actualmente tiene. Hasta entonces este camino no era mas que una senda irregular y estrecha que sufría grandes destrozos cada vez que llovía, por lo que en 1777 el ayuntamiento acordó que «se componga dicho Camino, reedificando las quiebras y robadizos que ha recibido conlas aguas y ynjuria delos tiempos, para que con seguridad y sin peligro se pueda transitar quando la necesidad lo pida». Cuando a comienzos de julio de 1785 se notificó la próxima conclusión de este tramo de la cuesta, el ayuntamiento se planteó la posibilidad de ampliarlo realizando un paseo alrededor del castillo: «se ha fazilitado una comoda suvida ael Castillo que sirve amas delo referido, deun paseo que para hazer mas deleitoso puede seguir dando buelta atodo el zerro del Castillo, fazilitandose Ramales para el mejor vso y comodidad delos vezinos, que estos podran adornarse con alamedas que sirvan de hermosura y de utilidad». Parece ser que en este momento se abrió un pequeño carril que circunvalaba el castillo, ya que existe un documento de esta época que prohíbe la construcción de casas «en los dos ramos que se han hecho nuevos en dicha falda del castillo que forman vn angulo agudo», pero debía de ser muy estrecho y de escasa utilidad, por lo que habrá que esperar hasta el año 1800 para que se realicen las obras necesarias para dejar el paseo en la forma y aspecto en que hoy lo conocemos, a excepción del pavimento colocado recientemente.
Las obras comenzaron el martes 14 de enero de 1800: «en este dia se dio principio a trabajar, y abrir el camino que se ha construido alrededor del Castillo, y se suspendio porque la lluvia no dejo continuar» y consistieron en el ensanche del mencionado circuito, construcción de terraplenes y hormas de piedra en todo su recorrido, formación de un nuevo suelo rellenando con tierra los socavones y apisonándola después y sujeción de las rocas sueltas. Se intentó conseguir la mayor anchura posible para que el paseo resultase agradable y cómodo, por lo que se «cortaron los riscos del camino» con pólvora, destinando la piedra obtenida a la construcción de hormas y se niveló el ensanche existente al inicio del mismo: «llevando tierra para igualar la Placeta que mira a las olivericas». Se aprovechó que se tenía que utilizar pólvora para quitar también algunas de las piedras que quedaban en la cuesta abierta en 1785, encargándose de ello Francisco Rodríguez Alejo al que se pagaron 560 reales «por el corte del risco para ensanchar el camino en los dos ramales, que desde la capilla nueva suve el uno al castillo, y el otro sigue al saliente». En la zona norte del camino y Torre Chacona se utilizó tierra extraída del interior del castillo para conseguir aumentar la superficie. Sin embargo, el mayor problema consistió en afianzar «el risco que hay a la parte del saliente de la Capilla de la Santa Cruz», que finalmente se consiguió con la construcción de un «canapé de Piedra que se ha colocado al Pie de la Fabrica de la capilla de la Santa Cruz», los canteros encargados de esta labor fueron Juan y Francisco Moreno y su sobrino Ignacio Litrán, siendo este el motivo del nombre que se dio al paseo.
La piedra se obtuvo barrenando las rocas existentes en «todo el camino y sitio dela Soledad» y el yeso fue suministrado por Sebastián López y Jerónimo Guerrero, que fue también el fabricante de la cal en una calera emplazada en Santa Inés. Las obras fueron realizadas por una brigada formada por varios peones y oficiales y también algunos trabajadores especializados (canteros, dinamiteros, amasadores, etc.), a los que ocasionalmente se unían otros enviados por el alcalde o algún regidor «de su cuenta». Además, la mayoría de los domingos no de detuvo el trabajo, haciéndose por concejadas, llegando en estos casos a intervenir hasta 80 personas, que recibían una pequeña cantidad de vino para «su refresco». Asimismo, el domingo 16 de febrero, la cuadrilla habitual integrada por «quatro peones, dos oficiales de arbañil, dos amadores, y dos vestias para el agua no cobraron salario» dejándolo «en beneficio de la obra».
El 21 de marzo, estando casi conclusas las obras, el Gobernador presentó una ampliación de las mismas proponiendo la retirada del «paredon que sostiene el terraplen que esta frente a la puerta del Castillo» para el ensanche de la explanada existente frente a la única puerta de la muralla y la construcción de una capilla «en la placeta que esta en medio de la cuesta», en sustitución de la que se improvisaba todos los años «para poner altar enque se descanse conla Santisima Cruz al vajar del castillo». La propuesta la justificaba por «haver notado la estrechura que hay enla puerta del Castillo, la qual es causa de exponer a muchas gentes a peligro de ahogarse en las funciones dela Santisima Cruz por el gran concurso que se experimenta y tropelia con que se azoran a entrar y salir enlos tiempos que entra y sale la procesion de dicha Santisima Reliquia y con el conato de evitar en quanto le ha sido posible este peligro ha ensanchado, como es notorio el camino, y circuito del Castillo». Ambas proposiciones fueron aceptadas, comenzando las obras al día siguiente. Para el muro construido frente a la puerta de la muralla del castillo y para las hormas se utilizo piedra del “risco de la Soledad”, que se extrajo utilizando barrenos de pólvora, en tanto que para terraplenar, rellenar e igualar la placeta formada en ese lugar se empleó tierra del «ramal del camino avierto al Mediodia del castillo» (Paseo del Canapé) y también del interior y patio de la fortaleza. Esto último resultó del agrado del administrador de la Encomienda, quien lo agradeció públicamente «por el desmonte de tierra que se ha hecho de los Patios del Castillo en beneficio de su fabrica por haverse aliviado de peso sus murallas». La capilla se construyó en el sitio indicado, rematándose con una veleta fabricada por el herrero Antonio Puerta fundiendo una vieja reja de hierro.
Durante el transcurso de estas obras se derribaron dos edificaciones cercanas a la Torre del Reloj (la primera entrando a la izquierda): una casa propiedad de Dª. Juana Sanz Calvete que se compró por 660 reales «que hacia esquina alos Ramales del Camino, como se vaja por la torre del Relox, y se viene de la llamada Chacona» y otra «devajo de dicha torre del Relox para seguir a linea el camino con la referida orma y muralla grande que se ha construido frente la Puerta del Castillo» perteneciente a Francisco Rodríguez Alejo, que costó 450 reales.
El responsable de la obras fue Ángel Moreno, «maestro arquitecto de esta villa de Carabaca», aunque en muchos momentos contó con la colaboración del también maestro Fernando de Sola. Los trabajos se dieron oficialmente por finalizados el jueves 1 de mayo con lo cual se pudieron realizar las fiestas sin inconvenientes, sin embargo todavía tuvieron que emplearse dos días mas, el 15 y 16 de mayo, para «componer y reparar los texados delas casas vecinas al risco de la Soledad, por el daño que se les causo por los varrenos que se han hechado para sacar la Piedra para la Muralla», reparación en la que se emplearon 433 tejas nuevas. La cuantía total de las obras ascendió a 13.264 reales y 22 maravedíes (8.416 reales y 14 maravedíes correspondientes al «camino y ramal que se ha construido alrededor del castillo» y 4.848 reales y 2 maravedíes a la «muralla construida frente la puerta del castillo»), una parte de los cuales procedía de las aportaciones voluntarias de los vecinos, que contribuyeron también con diversas cantidades de pólvora y barrenos y prestando sus herramientas, carros y caballerías y el resto de los fondos municipales.

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